Por querer imponer su visión, Quintero tiene frenado el billonario Tren del Río

Por querer imponer su visión, Quintero tiene frenado el billonario Tren del Río
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A las 5:06 de la tarde del pasado martes la cuenta del Metro de Medellín tuiteó que el servicio solo funcionaba entre las estaciones Niquía y Poblado. Es decir, el sur del Valle de Aburrá estaba sin acceso al medio de transporte que es pilar de la movilidad pública en la región. Una hora después, el servicio seguía sin restaurarse y en redes había videos de personas que preferían bajar a los rieles y caminar por ellos antes que seguir esperando, en estaciones cada vez más colapsadas, la llegada del transporte.

No es la primera vez que se presenta una situación similar. Por eso, desde 2006 el Metro ha trabajado en el plan maestro para encontrar alternativas que ayuden a mejorar el servicio en una ciudad región (compuesta por varios municipios como Medellín, Itagüí, Bello, etc.) que cada vez está más poblada. Y una de esas soluciones es la construcción del Tren del Río, un proyecto pensado para ir paralelo al río Medellín y que pase por los 10 municipios del Valle de Aburrá.

Por la magnitud del proyecto, de 63 kilómetros y 17 estaciones, el Tren costará 4,88 billones de pesos. El 70 por ciento (3,41 billones de pesos) de ese dinero lo pondrá Nación y el otro 30 por ciento (1,46 billones de pesos) lo pondrán entre la Gobernación de Antioquia, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y la Alcaldía de Medellín.

A pesar de que, desde 2020, ya todos los involucrados estaban montados en el tren, desde septiembre ha estado parado por decisión de Daniel Quintero. El alcalde de Medellín ha buscado imponer su postura para que el Tren del Río se haga según sus condiciones, lo que le ha puesto un freno al desarrollo del proyecto pensado para descongestionar la Línea A del Metro de Medellín.

Un tren para el Metro

En Antioquia todos dicen en público que el Tren del Río es un proyecto necesario.

Gustavo Ruiz, gerente de Ferrocarril de Antioquia, explica que son cuatro las razones que convierten al tren en un proyecto prioritario para la ciudad y para el departamento:

Primero, que el 91 por ciento de emisiones de CO2 en el Valle de Aburrá provienen de fuentes móviles, es decir, de vehículos. La construcción del río ayudaría a disminuirlas. Segundo, que se convertiría en una línea de apoyo para el Metro de Medellín y en caso de contingencias, como la que ocurrió esta semana, se evitaría el colapso de la ciudad. Tercero, que impulsaría la planificación de los diez municipios del Valle alrededor del río. Y, por último, que se convertiría en el impulso para el desarrollo de otros proyectos ferroviarios en Antioquia.

En esa línea, Tomás Elejalde, gerente del Metro, resalta que “el Tren del Río se convertirá en un soporte de la Línea A del Metro para crecer la capacidad de desplazamiento norte – sur en el Valle de Aburrá”. Además, indica que se utilizaría para el transporte de carga pesada y de residuos sólidos.

“Realmente no es una opción no hacerlo. Es un proyecto fundamental para la productividad futura y para acompañar el crecimiento de la región”, sentencia Elejalde.

Incluso esta semana, el alcalde Quintero dijo en su Consejo de Gobierno que “es un proyecto muy relevante para la ciudad”.

Pero una cosa es lo que dice el mandatario y otra las condiciones que ha puesto que comprometen el futuro del proyecto.

Las condiciones de Quintero

En septiembre, la Alcaldía de Medellín envió la carta de compromiso de que pondría los 800 mil millones de pesos que le corresponden para el Tren del Río. Pero la carta iba con tres condiciones. La primera, que los sobrecostos del proyecto, por motivos como la inflación, sean asumidos en su totalidad por la Gobernación de Antioquia, argumentando que fue la entidad que formuló el proyecto.

La segunda es que el Metro de Medellín se encargue de la ejecución de la obra. Sin embargo, es difícil que pase. En aras de desarrollar proyectos como este, en Antioquia se conformó la Sociedad Promotora Ferrocarril de Antioquia, que tiene como socios a la Gobernación, la Asamblea Departamental, el Área Metropolitana, la Alcaldía de Medellín y el Metro. La Sociedad se creó en 2016, cuando Federico Gutiérrez era alcalde de Medellín y Luis Pérez, gobernador de Antioquia.

El argumento de Quintero es que “el Metro de Medellín hoy está construyendo el Metro de la 80, ha construido kilómetros ya de vías férreas, y es la única entidad en la ciudad y en el país con experiencia en construcción de metros”.

Pero Gustavo Ruiz, gerente de Ferrocarril de Antioquia, dice que “no hemos podido entender el por qué de la solicitud. Si se hubiera querido gestar el proyecto desde el Metro, este hubiera tenido la capacidad para hacerlo. Pero se constituyó una empresa con distintas entidades públicas. Mal haríamos nosotros en gestionar proyectos para que los ejecuten otros”.

Y la tercera condición de Quintero es la más llamativa. Asegurando que la ciudad no tiene plata para el Tren del Río, recordó el que fue su caballito de batalla en el Concejo durante el último año: la venta de las acciones que tiene EPM en UNE.

El argumento de Quintero es que, en los dos últimos años, por cuenta de los costos que ha asumido Empresas Públicas de Medellín en UNE, sus transferencias anuales al distrito se han disminuido. En ese sentido, aseguró que, sin la plata de la venta de esas acciones, un negocio tasado en unos 2,8 billones de pesos, Medellín no tendría cómo responder a sus obligaciones en el Tren del Río.

“Los cambios de tarifa y/o por los ajustes patrimoniales asociados a activos como la participación de EPM en UNE pondría en riesgo el flujo de recursos y la posible cofinanciación del proyecto mencionado”, dice la carta sobre por qué se debe dar esa enajenación.

Sin embargo, en ninguna de las cinco veces que se discutió en el Concejo la propuesta de que EPM saliera de sus acciones en la tercera empresa de telecomunicaciones más grandes del país, no se dijo que la plata que resultara del negocio se utilizaría para el Tren del Río.

Además de esas tres condiciones, en una reunión con el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, Quintero aseguró que la financiación al Tren del Río también estaría dependiendo del futuro de Hidroituango. Y, por último, Quintero ha dicho que la ciudad planea construir cinco líneas más de Metrocable y que, en todo caso, la plata que iría para el Tren del Río tendría que invertirse en esas cinco líneas. Para esto, la Alcaldía ya contrató estudios técnicos para definir su viabilidad, como dijo Quintero en agosto. También en esa ocasión aseguró que la Nación aportaría entre 3,5 billones y 4 billones de pesos para dichas líneas.

Quintero pone palos en los rieles

A pesar de que Quintero ha apoyado públicamente el Tren del Río, el ministro Reyes aseguró a comienzos de noviembre, después de una visita a Medellín, que “si no tenemos los recursos de Medellín, estaríamos en un problema serio: ¿cómo vamos a financiar esa parte que le toca al Distrito?”.

La polémica por la plata de la Alcaldía para el Tren del Río hizo que el gobernador Aníbal Gaviria, que, en el último mes, se ha convertido en el blanco de Independientes de cara a las elecciones de 2023, criticara al alcalde.

“El Tren del Río ya tiene aprobados los aportes, los diseños y cuenta con los respaldos técnicos de los ministerios de Transporte y Hacienda. Aunque estoy de acuerdo con los cables, los estudios y diseños pueden tomar años, por lo que no hay que crear esa dicotomía: ¿tren o cables? No, prioricemos el tren y, en paralelo, estructuramos los cables. No hay que enredar el proyecto con disculpas por fuera de contexto”, dijo.

Pero las condiciones no son la única traba al Tren del Río. Gustavo Ruiz cuenta que, a mediados de 2021, se le envió al Gobierno Nacional el proyecto. En septiembre de ese año, el Gobierno lo devolvió para ajustes. En ese momento, dice, la Alcaldía se comprometió a dar los recursos.

“Ajustamos los temas técnicos (que pidió el Ministerio de Transporte) entre septiembre y diciembre de 2021, pero nos quedamos esperando el cierre financiero de la Alcaldía, que nunca llegó. Tuvimos reuniones, hicimos solicitudes y nos decían que sí, pero no enviaban la carta (de compromiso). Hasta que hizo llegar una condicionada”, señala Ruiz.

“Cada vez que nos demoremos más”, continúa, “más costoso será, lo que, incluso, podría hacer inviable su realización. Y el hecho de que Medellín siga poniendo trabas para aplazar el Tren del Río se sintetiza en una ciudad cada vez más congestionada”.

Luz María Múnera, representante del Pacto Histórico, pero que le hace oposición a Quintero y le ha hecho seguimiento a lo que pasa al Tren del Río, asegura que “pareciera que el alcalde no entiende la situación. Esta es una obra necesaria para Medellín y para el Área Metropolitana. Necesitamos al Tren del Río para alivianar al Metro”.

Sin embargo, con las demoras presentadas por esas condiciones, que se tienen que negociar para destrabar el proyecto, Ruiz cree que la ejecución del Tren del Río comenzaría cuando ya esté avanzado en 2023. Lo que él califica como uno de sus temores, pues “los años electorales o catapultan o entierran este tipo de proyectos”.

En todo caso, la preocupación no es si se hará o no, sino cuánto se demorará en funcionar un tren que tendrá que alivianar las cargas de un sistema de transporte público cada vez más colapsado. “En el peor de los casos, tocaría aplazarlo hasta que llegue un mandatario que piense en la ciudad, pero eso sería lo peor, porque nos atrasaría una obra que debería estar lista en cuatro o cinco años”, concluye Múnera.

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