“Presidente, la Alcaldía de Bogotá no está vacante”: Claudia López

“Presidente, la Alcaldía de Bogotá no está vacante”: Claudia López
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Claudia López recibió a La Silla Vacía en su despacho un día antes del pico en el enfrentamiento con el gobierno de Gustavo Petro. Horas después de la entrevista, el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, amenazó a la alcaldesa de Bogotá. Según dijo Reyes, su instrucción era “parar” los proyectos que cofinancia el gobierno nacional si López no accedía a cambiar el trazado de la primera línea de metro, para volverla subterránea.

Hasta ahora López, de 52 años, no ha respondido. Lo último que le dijo a La Silla, sobre la posibilidad de que Petro la presionara con la financiación de proyectos que constituyen su legado, fue que no lo veía haciéndole “un chantaje a la ciudad que lo eligió”.

A 11 meses de terminar su mandato, la alcaldesa de Bogotá se juega su legado, como la segunda línea del metro, en un enfrentamiento con el político que apoyó durante la campaña presidencial. 

es La Silla Vacía

es Claudia López

El presidente Petro dijo: “Si yo hago el esperpento de meter un metro elevado por la Caracas, las tres próximas generaciones enteras nos van a maldecir”. ¿Eso es lo mismo que le ha dicho a usted en sus reuniones?

No estamos hablando de un proyecto que se esté pagando con la tarjeta de crédito del señor presidente. Ni lo que yo hago en la Alcaldía se hace con mis ahorros. Estamos hablando de los impuestos de los colombianos y los bogotanos. Esta es la obra de infraestructura más grande del Estado colombiano, que está contratada, que está en ejecución. Por primera vez en nuestra historia el metro no es un proyecto, no es un estudio, es un contrato con 4.200 trabajadores, con 18 por ciento de ejecución.

El presidente tiene un mandato de cambio. Tiene que hacer muchas reformas. Pero claramente su mandato no es cambiar el contrato del metro. Yo lo llamaría a él y a todos los opinadores a que no se lo tomen personal y a que el metro lo veamos como un proyecto de país.

El presidente se lo toma bastante personal.

Tal vez es parte del desafío.

¿Esta discusión del metro subterráneo es un capricho presidencial?

No creo que sea un capricho. Creo que para el presidente es un dolor personal. Y lo entiendo. El entonces alcalde Petro tenía proyectos muy valiosos: la primera línea de metro subterráneo, el programa basura cero, hacer la recuperación del Hospital San Juan de Dios. Pero como la mitad de su mandato le tocó gastarla defendiéndose de una cosa absurda, injusta, abusiva, pues no las pudo concretar. Pero entendiendo humanamente su dolor, creo que lo que nos corresponde como servidores públicos estar por encima de esos dolores.

¿A usted le preocupa que otros proyectos que dependen de la Nación, como la segunda línea de Metro, puedan ser usados por el presidente para presionarla para que acceda a modificar la primera línea?

Francamente no me imagino al presidente haciendo un chantaje a Bogotá, ¿a la ciudad que lo eligió? ¿Le va a decir a Suba y a Engativá que les va a quitar la plata para la segunda línea del metro, que es subterránea, si no cambiamos la primera? No creo.

Pero ya el presidente abrió el debate, en pleno año electoral, además.

 Ese debate ya lo dimos en el 2019. Nos fuimos a campaña y él puso su candidato (Hollman Morris), que de lo único que habló fue de hacer el metro subterráneo. El resultado fue contundente. Ganó que se hiciera el metro.

¿Cómo está asegurada entonces la segunda línea?

Hay un convenio de cofinanciación que firmamos la Alcaldía de Bogotá y el Ministerio de Hacienda. El ministro Ocampo me ha dicho “Ese es un convenio de Estado, yo no lo voy a cambiar”. Estamos adelantando los trámites conjuntos Transporte, Hacienda y el DNP (Departamento de Planeación Nacional) y Bogotá para hacer la licitación de la segunda línea del metro.

¿No le da la impresión de que al presidente le quedaron ganas de ser alcalde de Bogotá?

No, yo realmente creo que el presidente sí tiene un dolor de no haber podido ser alcalde de Bogotá como él hubiera querido, de no haber podido hacer todo. Pero la Alcaldía de Bogotá no está vacante. Al presidente lo eligieron presidente, no alcalde de Bogotá. Y suficiente tiene como presidente. Ahora, que la Nación cofinancie no quiere decir que puede manipular a su antojo los proyectos.

¿Qué riesgos políticos puede tener lo que está haciendo el presidente? 

Yo le dije "como su electora, como su amiga, como su aliada, presidente, valore una cosa: tenga en cuenta que estamos en año electoral, en el 2023. El debate de si se hace el metro o se para el metro, ya lo hicimos. Si usted se mete en esta disputa, la coalición que tenemos progresista puede perder la Alcaldía de Bogotá. No tengo la menor duda".

Usted lo conoce y sabe que es terco.

 ¿Dije que soy su amiga? No, no soy su amiga, tengo que ser franca. Pero sí su aliada y lo conozco. Yo realmente creo que en esto toma una decisión que ya sabemos que es jurídicamente inviable, y que es políticamente muy riesgosa para él, para nuestro proyecto de ciudad, para su proyecto de país. Nadie cree que el cambio por el que votamos, por el que hemos puesto sangre, sudor y lágrimas, es para parar y destruir. Es para mejorar, avanzar, hacer más y mejor.

¿Por qué el presidente toma decisiones unilaterales y se la salta?

Esa es una pregunta para el presidente, ¿por qué buscó él directamente al consorcio? es una pregunta para el presidente. Yo lo he dicho públicamente. Yo le dije a él y lo he dicho públicamente: “Presidente, no me salte. Yo vuelvo e insisto: la Alcaldía de Bogotá no está vacante”.

Salgamos un poco del tema Metro. ¿Cómo van a cerrar este año que le queda de gobierno?

Yo quería avanzar en cinco cosas. Hacer la primera línea del metro. Lo estoy haciendo. Conseguir la plata y contratar la segunda. Creo que lo voy a lograr. Quería hacer un Plan de Ordenamiento Territorial, que llevaba 17 años por hacerse, lo logré sacar. Quería hacer la Región Metropolitana para organizarnos como región, y poder decidir juntos el medio ambiente, el agua, los servicios públicos, la movilidad, lo logré. Quería crear el sistema para darles oportunidades a 1,2 millones de mujeres cuidadoras y hoy tenemos 15 manzanas del cuidado. Lo otro que quería era hacer una revolución educativa para los jóvenes. Y lo logramos también.

Después de enumerar esa lista, hay gente que todavía no entiende de qué se trató su alcaldía. ¿Cuál es su narrativa? ¿Cómo la define? Siendo usted tan buena comunicadora.

Yo no estoy para hacer un eslogan, yo no soy publicista. Yo soy alcaldesa. Además de mi plan de gobierno, la vida me puso a cuidar a Bogotá cuando tuvo las siete plagas al mismo tiempo. Me tocó sacar a Bogotá del riesgo de muerte masiva y lo logramos. En esta ciudad se quebraron 40 mil empresarios, la pobreza llegó al 40 por ciento y el desempleo al 30. Un millón de personas pusieron un trapo rojo en sus casas porque estaban pasando hambre. Hubo un estallido social brutal. Pero hoy Bogotá no tiene 30 por ciento de desempleo, no tiene 1.200.000 personas sin trabajo. Un millón de familias reciben una renta básica mensual para que no pasen hambre. Bogotá salió de un estallido social muy difícil.

Me recuerda un poco el relato del presidente Duque. Uno le preguntaba cómo definía su presidencia y él decía “A mí me tocó solucionar una pandemia y todos mis planes se dañaron ” y hacía una larga enumeración de logros.

No, yo aquí no tengo peros ni excusas. A mí me tocó la pandemia, pero yo hice lo que quería hacer. Lo hicimos juntos, con los impuestos de los bogotanos.

También hizo obras que había prometido no hacer.

Las hice porque ya estaban contratadas. Y yo en eso tal vez soy muy institucional. Así como le pido al Estado que proteja mis derechos, ahora que yo estoy en el Estado, no puedo decirle a alguien que hizo una licitación transparente con el Estado “de malas, ahora llegué yo”.

Los bogotanos somos accionistas de la Empresa de Energía de Bogotá y ahora podría ser intervenida por el presidente.

Todavía no sabemos muy bien qué va a hacer el presidente. Entonces esperemos a ver qué va a hacer el presidente porque yo no soy opinadora.

La visión de Casa de Nariño es que el espacio de los privados se debe reducir al máximo para la prestación de esos servicios porque el Estado es capaz de hacerlo mejor. ¿Está de acuerdo en que le quiten las EPS en Bogotá?

Le he dicho a la ministra de Salud: Capital Salud, que es nuestra EPS pública, apreciada ministra, tiene una infraestructura bastante buena. Estamos construyendo siete hospitales más, 20 centros de salud más, hemos formalizado tantos empleados del sector salud como podemos financieramente. Pero nosotros con toda esa infraestructura, ministra, atendemos el 10 por ciento de la demanda. El otro 90 por ciento lo atiende las demás EPS. Si ustedes acaban las demás EPS, por más que nosotros queramos, con la misma infraestructura con la que tenemos al 10 por ciento, no podemos atender el 100. 

 ¿Qué temas hay pendientes?

La seguridad sin duda.

Hablemos de eso. Una faceta que sorprendió de una mujer del partido Verde, que es de centro izquierda, es que en seguridad ha mostrado un talante autoritario, de mano dura. Puso a un policía como su secretario de Seguridad.

Yo no soy autoritaria, esa es tu opinión. Nada de eso es mano dura.

Tiene un debate con el gobierno, con el ministro de Justicia, Néstor Osuna, por su idea de excarcelar a algunos presos que ya hayan cumplido parte de su pena.

Yo lo que tengo, y lo he tenido toda la vida es carácter, franqueza. Yo hablo directo y hablo franco, yo no me voy con rodeos. No le temo a los poderosos. Nunca.

Rodrigo Uprimny dijo que usted enturbia el debate sobre política criminal en una columna.

Yo no creo que lo enturbie. Tengo el mayor aprecio por Rodrigo. Es mi amigo. No leí su columna. Pero para Rodrigo y para todos: Este es un tema fáctico, no de opiniones. 

Él dice que usted no leyó el proyecto del ministro de Justicia.

Claro que lo leí. Rodrigo sabe perfectamente que yo leo y que no opino por opinar. Yo conozco el proyecto del ministro y por eso es que me preocupa. Y conozco la realidad de las calles de Bogotá y por eso me preocupo. Se los voy a poner de esta manera.

Hay dos tipos de delincuentes en las calles: los de bandas estructurales de crimen organizado y los ladrones que no son las tetrabandas. Con los primeros somos súper eficaces. Nueve de cada diez que investigamos, los judicializamos y van a la cárcel.

Pero hay otros delincuentes, que son atracadores y ladrones fundamentalmente. Cuando los cogemos en flagrancia, ocho de cada diez vuelven y los dejan en la calle en menos de 24 horas. ¡Ocho de cada diez!

Eso no significa que estén desvinculados del proceso penal.

Solo a dos de cada diez los judicializan efectivamente, eso se llama impunidad de frente. Y ahora el proyecto del señor Ministro dice que va a humanizar las cárceles y que a los poquitos que cogemos en flagrancia les va a dar toda suerte de gabelas y excarcelación. ¡Me opongo rotundamente a eso! Y voy a ir hasta las últimas consecuencias en esa oposición a ese proyecto.

Si algo define a un Estado de derecho, y eso no es autoritarismo, es la democracia, es prestar seguridad y justicia. En estricto sentido un Estado podría no prestar educación, ni recreación, ni cultura, pero no puede dejar de prestar seguridad y justicia. Esa es la esencia de ser un Estado de derecho.

Pero ya nos hemos dado cuenta de que las cárceles no funcionan para combatir el crimen.

¿Por qué Bogotá tiene la mejor cárcel de Colombia? La única certificada, la que no está hacinada, la que sí resocializa. 96 de cada 100 personas que pasan, o por nuestro sistema penal de justicia restaurativa juvenil o por nuestra cárcel distrital, sí encuentran una segunda oportunidad en la vida.

Pero para algunos hacer cárceles es autoritario. Hacer inversión en seguridad y justicia es autoritario. En cambio lo que sí es democrático es soltar a los poquitos delincuentes que capturamos.

Está haciendo una caricatura.

Sí, estoy haciendo una súper simplificación. Pero lo que ha pasado en el Gobierno Nacional, e insisto no solo en este, es que la solución ha sido soltar delincuentes. El presidente Duque también sacó a los delincuentes de las cárceles para cumplir la norma de hacinamiento de la Corte Constitucional para poder decir a la corte “¿Ve que ya no tengo hacinada la cárcel La Picota?”. Pero no están haciendo nada. Se están lavando las manos.

Entonces ¿usted estaría de acuerdo con un sistema de justicia restaurativa, como propone el ministro Osuna, si le metiera plata a las cárceles?

Correcto. A mí me parece bien. Yo me reuní con él y le dije: “No vayan a desprestigiar el término justicia restaurativa”. Justicia restaurativa quiere decir que, a diferencia de la punitiva, desde la pena hay una obligación de reconciliación con la víctima, de reconocimiento del daño. Hay además un programa de segundas oportunidades para que haya resocialización efectiva. Eso no quiere decir que no haya pena privativa de la libertad.

Pero construir cárceles toma tiempo. ¿Mientras tanto, que los presos sigan hacinados?

Yo hice una en 20 meses. El centro de detención transitorio que hicimos en Puente Aranda. No me demoré 20 años.

Pero un centro de detención transitorio no puede tener personas condenadas.

No debería, pero como no las reciben para lavarse las manos y poder decirle a la Corte Constitucional “sí ve que estamos cumpliendo”. No están cumpliendo con reducir el hacinamiento. Lo están trasladando a las URI y Estaciones de Policía.

¿Entonces toca hacer cárceles y llenarlas?

Hacer las cárceles bien hechas. Hacer casas de justicias, URI, invertir en programas de segundas oportunidades.

 Usted también critica y critica a los jueces. 

Porque no aplican la Ley. Hace dos años me dijeron “Cambie la ley para que tener un arma o hacer una amenaza en un delito de hurto simple sea un agravante que produce carcelación”. Miré la ley y dije “Listo, vamos a hacerlo”. Me demoré un año cambiando la ley para que fuera un agravante tener armas en un robo. ¿Qué cambio ha habido? Ninguno. Entonces el problema no solamente era la ley. Es también cómo la aplican y cómo la interpretan los jueces. 

¿El trabajo conjunto con el gobernador de Cundinamarca, que viene de un grupo político que usted había denunciado, ha cambiado su modo de ver la política? ¿Se volvió más pragmática?

Yo nunca denuncié a Nicolás García, denuncié a Jorge Rey.

Que puso a Nicolás García…

 A Jorge Rey la justicia nunca lo ha condenado por nada. Pero yo soy alcaldesa y Nicolás es gobernador. ¿Tú crees que hay una posibilidad de que tengamos agua en 2040 si Bogotá región no invierte en mejorar su sistema de abastecimiento? ¿Has visto Cajicá? No tiene agua.

¿Es pragmatismo?

No, no es pragmatismo. Resulta que mi función hoy es asegurarme de que la gente tenga agua, tenga comida y tenga servicios. ¿De dónde viene la mitad de la comida de los bogotanos? De Cundinamarca. Con Cundinamarca somos una región de facto. Esto no es un tema político, no es un problema de amistad.

También podrían decirme que por qué trabajó con el presidente Duque. ¿Denunciar más al uribismo? Imposible. No he dejado de denunciar al uribismo. Pero Duque era el presidente y yo soy alcaldesa. Y si no nos poníamos de acuerdo, no vacunamos a tres millones de bogotanos. No había plata para la segunda línea del metro.

¿Usted quiere dejar un sucesor?

En Bogotá eso no funciona así. Bogotá es libre afortunadamente y vota como se le da la gana. Si no, yo no estaría aquí sentada. A mí lo que me importa es dejar contratada la segunda línea del metro. Entregar los 35 colegios. Las 56 mil becas, las 20 manzanas del cuidado para las mujeres. Esa es mi tarea. A eso es a lo que vine aquí. Que de las mil obras que están andando tengo paradas 25 por un lío brutal, me toca resolver eso.

Pero ahora que viene el debate electoral, ¿cuáles deberían ser los temas?

Claramente no debería ser si la primera línea del metro es elevada o subterránea. O sea, de verdad, ¿cuántos años más? El metro es como las Farc para Colombia. Llevamos no sé cuántas elecciones decidiendo qué hacer con las Farc. Llevamos no sé cuántas elecciones decidiendo qué hacer con el metro. ¡Por Dios! El metro ya se está construyendo.

Aquí deberíamos estar decidiendo cómo vamos a construir la renta básica. Bogotá necesita generar un millón de viviendas nuevas. ¿Cómo lo vamos a hacer? Bogotá necesita proteger el páramo de Chingaza y Sumapaz para tener agua, para poder hacer el abastecimiento porque vamos a ser 12 millones de personas. Bogotá debería poder hacer dos sedes más de la Universidad Distrital. Vamos a dejar dos lotes en Suba y en Kennedy. Ese es el debate.

 ¿Usted se va a lanzar en 2026?

Yo soy alcaldesa. Este es el honor más grande de mi vida. Me quedan 11 meses para terminar de hacer muchas cosas. Mi única prioridad es terminar bien la alcaldía. Por andar pensando en lo que vamos a hacer en cuatro años, no hacemos lo que nos toca hacer hoy. Así que cada día con su afán.

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