El triunfo en Bogotá del voto de opinión sobre las maquinarias en las elecciones legislativas catapultó a seis políticos jóvenes del Centro Democrático, la Alianza Verde y la Lista de la Decencia como los mayores electores de la ciudad. Y aunque cada lista estuvo impulsada por las principales figuras de esos partidos (Álvaro Uribe, Antanas Mockus y Gustavo Petro) los candidatos desplegaron estrategias propias que demuestran la importancia que han adquirido a la hora de hacer política las redes sociales y la explotación de las emociones.
Juntos sumaron cerca de 470 mil votos (casi lo que sacó la lista uribista, la más votada en Bogotá) y tres superaron los 80 mil, una barrera inédita para la Cámara en la ciudad, que les alcanzaba para ser senadores.
Hablamos con cinco de ellos para entender cómo estructuraron sus estrategias (Katherine Miranda, la fórmula de Mockus, no pudo atendernos por cuestiones de agenda).
(Haga clic en cada pestaña para desplegar la estrategia de cada político)
Votos: 104 mil.
Edward Rodríguez, del Centro Democrático, volverá a la Cámara como el representante más votado por Bogotá luego de encabezar la lista.
Su principal mensaje fue #SantrichAsesino. Trató de posicionarlo luego del enfrentamiento verbal que sostuvo en el Congreso el año pasado con Jesús Santrich, líder de la Farc, durante una sesión en la que Rodríguez se salió reclamándole airado por el asesinato de su hermano a manos de esa guerrilla.
Esto, según él, le apuntó directamente a captar votos de las víctimas de esa guerrilla que sienten el mismo odio. Además, logró un gran apoyo de exmilitares y expolicías que se opusieron al proceso de paz y se han declarado uribistas.
A esa bandera agregó la defensa de la seguridad, de penas más fuertes para los delincuentes, en contra del microtráfico y la corrupción y en defensa de los empresarios.
Y ligó su primer lugar en la lista a la Cámara al de Álvaro Uribe en el Senado, para lo cual invirtió en propaganda sobre todo en Youtube y radio.
Su jingle lo distribuyó masivamente por celular, a partir de una base de datos que armó con los datos de los asistentes a sus campañas. Y, nos dijo, le dio su número a esas personas para que se sintieran cercanas a él.
Con el mensaje claro y las redes y whatsapp como canales privilegiados para distribuirlo, quedaba el trabajo en la calle: con su gerente de campaña, José Luis Aponte, definió que aunque el discurso que él movía podía calar en toda la ciudad, era necesario tener un puesto de campaña permanente en Unicentro. Y contó con el respaldo de la concejal Ángela Garzón (hija de Angelino Garzón, con quien Rodríguez trabajó cuando era vicepresidente de Uribe) y el edil de Tunjuelito Alejandro Jaramillo, que lo acercaron a votantes nuevos.
Votos 99 mil.
Inti Asprilla definió al Alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, como el principal eje de su campaña porque, para él, representa la antítesis de sus principales causas: oponerse al abuso policial, defender a los vendedores informales y acabar con el relleno sanitario Doña Juana.
Eso le planteó un reto inicial: que los votantes de izquierda y críticos del Alcalde a los que les apuntaba votaran por él a pesar de que milita en la Alianza Verde, que mayoritariamente respalda a Peñalosa en el Concejo, y que, precisamente por eso, Gustavo Petro, pidió no votar por ese partido.
“Yo soy progresista, pero no petrista”, dice Asprilla para explicar cómo intentó desligarse de la figura de Petro, con el que es comúnmente relacionado porque su papá, Guillermo, fue un amigo de toda la vida de Petro y trabajó con él en la Alcaldía. “En esta campaña ya no estuvo mucho petrista que sí me acompañó en la primera porque se fueron a respaldar la Lista de la Decencia”.
Asprilla arrancó la campaña con varios activos. Tras demandar el Código de Policía, el año pasado logró que la Corte Constitucional aclarara que a los vendedores informales en condición vulnerable no les pueden imponer multas ni destruirles su material por ocupar el espacio público. Además, había forjado una imagen de antipeñalosista duro dentro de los verdes, incluso apoyando la revocatoria, que lo diferenciaba de sus demás compañeros de lista.
Y por último, en el último año su página de Facebook había crecido de manera exponencial hasta lograr 125 mil seguidores, algo que ninguno de sus competidores tenía. “Yo casi no le pongo cuidado a Twitter. Yo soy un hombre de Facebook”.
Por Facebook comenzó a convocar voluntarios. “Les pedí que dejaran sus teléfonos en los comentarios y nos mandaron cerca de 1.200. Las primeras dos semanas yo los llamé. Ahí también me dí cuenta de que tenía que empezar a defender a los moteros, que también padecen el abuso policial y están en contra del Soat”.
Por WhatsApp creó una red de 3 mil contactos a los que les envió propaganda constantemente y un kit electoral que incluyó las indicaciones de cómo votar.
Asesorado por el estratega Augusto Reyes y por María Fernanda Carrascal, en el trabajo en calle incluyó propaganda exclusiva para los vendedores informales, que incluso pusieron en sus puestos afiches de Asprilla. Los de Transmilenio le decían qué estaciones eran más estratégicas para repartir publicidad y le ayudaban a hacerlo.
Al final, dobló los 50 mil votos que esperaba obtener. Es probable que haber sido cabeza lo haya beneficiado, pero él cree que eso se debió sobre todo a que el reconocimiento de su trabajo con los vendedores “se multiplicó de manera insospechada”.
Votos: 83.200.
Una vez aceptó la propuesta de Angélica Lozano de ser su fórmula en Bogotá, Juanita Goebertus y su gerente de campaña, el excandidato al Concejo Diego Laserna (uno de los líderes del Combo 2.600) definieron hacer “hitos creativos” que la posicionaran a ella en la mente de los bogotanos, para lo cual fue fundamental ligar su imagen a la de Lozano y Claudia López.
De las primeras acciones de ese tipo fue participar en la toma al Consejo Nacional Electoral para exigir que destrabara la consulta anticorrupción que promovieron las dos congresistas verdes. Y decidieron publicar cada semana videos de dos tipos: acompañada de figuras que validaran su nombre (Claudia, Angélica, Antanas Mockus, Sergio Fajardo) y otros en los que, sola, mostrara su posición sobre temas de la ciudad y de coyuntura (seguridad, ciudad-región, el manejo de las basuras.
Con Angélica y Claudia posicionaron el eslogan de “mujeres berracas”, como una característica que las une a pesar de tener procedencias tan diferentes. Y Juanita, para mostrar lo que ella aportaba, trató de hacer calar el mensaje de “tender puentes”, dada su experiencia en el proceso de negociación.
Por fuera de las redes, se propusieron al menos dos apariciones en radio y televisión por semana, algo que, dice ella, fue fácil porque luego de su participación en el proceso de La Habana los medios, al menos los más grandes, la conocían y la llamaban.
Laserna cruzó las votaciones de Claudia y Angélica para establecer cuáles localidades eran su fuerte y las cruzó con las zonas donde ganó el Sí al plebiscito. Así enfocaron la campaña en Usaquén, Suba, Teusaquillo, Engativá y Kennedy, donde finalmente se concentraron sus votos.
Y para posicionarse en la calle, cuando salía con Claudia, por ejemplo, Juanita se ponía un letrero en la espalda con una flecha que la señalaba y decía: “la candidata soy yo”.
Cada noche, por otra parte, se reunió con al menos 15 amigos, a quienes les pedía que invitaran o la referenciaran con otras 10 personas.
Y se la jugó por hablar de paz y defender el proceso con las Farc. “Algunas asesorías decían que no era conveniente, pero es de lo que yo sé”. Así lo hizo en foros (“fui a todos los que pude”) y en clases universitarias que transmitió por Facebook.
“Yo creo que al final lo que caló fue una combinación entre una esperanza de renovación política con el mensaje de que soy una nerda, juiciosa, que hace la tarea”.
Votos: 78 mil.
Después de unos 15 años combinando el arte, la defensa de la memoria de su padre y de las víctimas del conflicto, María José Pizarro escogió esas como unas de las banderas de su primera campaña política, a las que les sumó la defensa de los corredores ambientales de Bogotá y la defensa de los derechos de la mujer.
Ella contó con dos apellidos claves para su victoria: Pizarro y Petro. El primero porque es su marca y con el que la identifican las personas mayores. “Un día llegué a un lugar y, al verme, una mujer se atacó a llorar por mi padre”, nos dijo.
Y para conectar a los jóvenes, que constató que no tienen claro quién fue Pizarro, usó el documental que ella realizó sobre su papá como una forma de explicarles las causas de él y las que ahora ella defiende.
El apellido de Petro también fue fundamental para captar votantes, porque es el principal líder de la lista que ella encabezó, y el que generó la opinión que arrastró a ese partido a tener 238 mil votos a la Cámara en Bogotá en su primera elección.
Con Petro también se ligó al antipeñalosismo, que explotó al máximo en debates y en redes sociales y que para la la Lista de la Decencia era una bandera ineludible, teniendo en cuenta que la defensa de la obra de Petro pasa por cuestionar lo que ha hecho el actual Alcalde.
En el Congreso pretende retomar, entre otras, su agenda alrededor de Peñalosa, para lo que propone hacerle control político porque considera que el Concejo, donde él tiene mayorías, no lo hace.
Votos: 40 mil.
El Representante por el Centro Democrático Samuel Hoyos, que fue reelegido, llegó por primera vez al Congreso en 2014 como parte de una lista cerrada que abogó para que el partido mantuviera en estas elecciones, pero no lo logró porque al final Álvaro Uribe decidió abrirla para que cada quien buscara sus propios votos.
“Llevo cuatro años haciendo un nombre como para que vinieran a asignarme un número”, le dijo Hoyos a La Silla Cachaca. Ante ese panorama, pidió ser cabeza de lista, pero tampoco lo logró.
Para comenzar, entonces, armó un grupo de voluntarios y estructuró una campaña que no dependiera únicamente de Álvaro Uribe, más allá de que él siempre ha defendido el sello del partido del expresidente. “De candidatos estaban, por ejemplo, Juan Manuel Daza, que fue su secretario privado; Enrique Cabrales, que es su pariente. ¿Qué cercanía iba a tener yo? Él me hizo video igual que a todos, pero en toda la campaña nos vimos en un evento y no hablamos por teléfono”.
Tampoco fue de los candidatos respaldados por concejales.
Hoyos nombró como estratega y gerente de campaña a Enrique Gómez Martínez, hermano del conservador Miguel Gómez, que encabezaba la lista al Senado de los godos y se quemó. Enrique, su amigo de hace rato, le ayudó a atraer votos conservadores que no necesariamente son uribistas, como Juan Carlos Pastrana, hermano del expresidente Andrés Pastrana, que anunció su voto por él.
“Muchos conservadores votaron por mí y por Miguel Gómez al Senado”, nos dijo Hoyos.
Al apostarle a esa votación goda de línea dura él considera claves las invitaciones que le hizo el exministro Fernando Londoño a hablar en su programa radial La hora de la verdad.
Además hizo fórmula a Senado con el coronel retirado Alfonso Plazas Vega (que se quemó), y también hizo campaña junto a José Miguel Santamaría y Paloma Valencia.
Su trabajo en la calle lo enfocó en el norte (él es de clase alta) y se concentró en acercarse al comercio con volanteo y a empresarios que le permitieran hablarles a sus trabajadores, ya que cogió de bandera de campaña defender a las empresas pequeñas, medianas y grandes de altas cargas de impuestos y de la que considera excesiva regulación estatal.
Su entrada a los votos del sur estuvo dada por un joven líder uribista que tiene una panadería y le abrió espacios en Usme. Hoyos, además, organizó eventos con entre 15 y 20 personas para darse a conocer mejor. “Comprábamos los refrigerios en D1”, agregó.
De aquí a las presidenciales piensa trabajar igual para ponerle votos a Iván Duque.