Jorge Enrique Robledo y Sergio Fajardo fueron dos de los mayores perdedores de las presidenciales del 2022 cuando el centro explotó en mil pedazos. Y de esas ruinas, emerge ahora su nuevo partido Dignidad y Compromiso, como un acto de equilibrismo ideológico impulsado por la convicción de ambos líderes de que Colombia merece una política más ética.
“Tenemos el reto de ser la tercera fuerza política en nuestro país y ser una alternativa ante la polarización. Demostrar que se puede hacer el cambio que puede transformar la política para tener una sociedad diferente”, dijo el exalcalde de Medellín y exgobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, ante una audiencia de unos 500 delegados de su movimiento Compromiso y del de Dignidad de Robledo congregados el sábado en la Casa España, en Bogotá.
El nuevo partido surge como la tercera iteración de una alianza entre los dos líderes después de las derrotas sufridas por la Coalición Colombia en 2018 y la Coalición de la Esperanza en 2022. Pero este intento es diferente en que no es una coalición electoral sino un nuevo partido que amalgama ambas fuerzas, con unos órganos de dirección compartidos entre ambos movimientos y una plataforma única que extrae de ambos idearios lo que les es común.
Para Fajardo, significa cumplir un anhelo de más de 20 años de por fin tener un partido propio, con el que avalar a los políticos más jóvenes que han creído en él durante décadas y que en cada elección tienen que arrejuntarse a algún partido para conseguir el aval. Y para Robledo, significa consolidar su proyecto de expandirse por fuera de su nicho del Moir y de moverse un poco más hacia el centro.
La palabra que no se dice
Curiosamente, el centro es la palabra que nadie pronunció en la inauguración del partido. Y no lo hicieron de manera deliberada.
“Eso del centro es un concepto prestado de la geometría y la geometría y la política no se acompasan”, dijo Robledo a La Silla. “Como el país está tan polarizado, preferimos hablar de una tercera fuerza”.
Pero aún sin mencionar el centro, la idea es la misma con la que fueron derrotados en el 2022; el nuevo partido se define principalmente por lo que no es: no es el petrismo —del que Robledo y Fajardo han sido muy críticos estos seis meses— y no es el uribismo con el que nunca han comulgado.
Robledo cree que en 2022 el ambiente político les fue adverso. ”Es como si alguien nos hubiera rezado”, dice. Pero cree que muchos de los que votaron por Rodolfo Hernández y Gustavo Petro ya están arrepentidos y que el péndulo de la historia los favorecerá.
Por el lado positivo, los une su apuesta por una política decente, sin clientelismo y sin el todo vale, y con una lucha frontal contra la corrupción. Una lucha que guió la carrera política de Gustavo Petro pero que desapareció de su discurso y de su gobierno una vez se alió con la política tradicional para ganar y gobernar.
“Coincidimos en que necesitamos una nueva forma de hacer política”, dice Sara Moreno, la copresidente del nuevo partido. La economista caleña que viene de ser la coordinadora nacional de Compromiso explica que ese objetivo pasa por apoyar candidatos que asuman en serio la lucha contra la corrupción, que construyan propuestas serias y no populistas, que se relacionen con sus rivales de manera decente y que no construyan sus candidaturas a punta de clientelismo.
Esa forma de concebir la política en términos éticos es el pegamento del nuevo partido, y su fuerza la coherencia de las trayectorias políticas tanto de Fajardo como de Robledo.
Las divergencias
Pero si bien los une una necesidad electoral y una convicción en su lucha anticorrupción, ideológicamente el partido está lejos de estar cohesionado.
No fue como cuando el Moir de Robledo se unió al Polo y todos compartían una ideología de izquierda; o cuando, a partir de sus contradicciones con Petro, nació la disidencia de Dignidad, también de izquierda.
En el nuevo partido, por ejemplo, respecto de Gustavo Petro hay profundas divergencias. Mientras que la única congresista, Jeniffer Pedraza, defendió con vehemencia al gobierno en la reciente convención de trabajo de la CUT, en el robledismo hay quienes critican a Petro por ser “pro-gringo” y en el fajardismo quienes lo ven a él y a su aliado Daniel Quintero como una amenaza a la democracia.
“Hay coincidencias en rechazar las formas de administración del gobierno Petro pero no necesariamente sobre las políticas de Petro”, dice uno de los militantes más del ala robledista. “Hay un juego de equilibristas que se refleja en el programa“.
En efecto, la plataforma programática de Dignidad y Compromiso es tan general que podría abacar también al petrismo, salvo por el apartado sobre la lucha contra el clientelismo.
Tampoco hay una mirada regional, aunque la copresidente Moreno dice que en las próximas semanas comenzarán a plantear una plataforma más concreta para cada una de las ciudades y municipios donde aspiran a competir y ganar en octubre.
No la tendrán fácil. Arrancan con un case pequeño: 3 diputados de los 418 que hay en el país y 36 concejales de 12.166. Una representante a la Cámara. Y sus dos líderes en un momento de sus carreras muy lejano de su pico glorioso en la política.
“El valor de lo que vamos a darle a la política en Colombia no es solo para las próximas elecciones sino hacia adelante —dice, optimista, Sara Moreno— seguimos insistiendo en que el verdadero cambio solo se dará cuando cambie la política. Este gobierno prometió cambio y resultaron los mismos con las mismas”.