Este domingo el ministro de Ambiente Juan Gabriel Uribe reconoció en una entrevista con María Isabel Rueda que le preocupan mucho los recortes que se le han hecho al área propuesta para el parque natural regional de Santurbán en Santander, y también la protección de todos los páramos en Colombia. Lo que Uribe no mencionó es que el Ministerio que dirige tiene dos herramientas poderosas para asegurar la protección de éste y otros páramos del país

  Foto: Jorge William Sánchez

Este domingo el ministro de Ambiente Juan Gabriel Uribe reconoció en una entrevista con María Isabel Rueda que le preocupan mucho los recortes que se le han hecho al área propuesta para el parque natural regional de Santurbán en Santander, y también la protección de todos los páramos en Colombia.

Lo que Uribe no mencionó es que el Ministerio que dirige tiene dos herramientas poderosas para asegurar la protección de éste y otros páramos del país. En primer lugar, el Ministro puede utilizar su asiento en el consejo directivo de la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB) para proponer que esa CAR apruebe una zona protegida amplia en Santurbán.

Y segundo, el Ministerio aún no ha adoptado la cartografía del nuevo Atlas de Páramos de Colombia a una escala mayor que la que se encuentra vigente, lo que de no hacerse dejaría un millón de hectáreas de páramo desprotegidas, según cálculos del Humboldt.

 

La larga marcha hacia un parque

El ministro de Ambiente Juan Gabriel Uribe (arriba) Brigitte Baptiste (abajo), directora del Instituto Alexander von Humboldt

Desde que el proyecto minero a cielo abierto de la empresa Greystar -hoy Eco Oro- en Santurbán generó una fuerte movilización social que se oponía a la explotación de oro en el páramo, las organizaciones medioambientales de Santander han buscado convertir la zona en un parque natural de carácter regional que obligaría a la suspensión de los 30 títulos mineros en el área.

El objetivo de declarar a Santurbán como área protegida regional es asegurar la cantidad y calidad del agua que nace allí y abastece al área metropolitana de Bucaramanga, garantizar la preservación de las zonas acuíferas y preservar los ecosistemas de páramo, subpáramo y bosque andino. En otras palabras, hacer lo que ya hizo hace cuatro años Corponor en Norte de Santander con el Parque Natural Regional de Sisavita, que protege 12.000 hectáreas del páramo de Santurbán ubicadas en el departamento vecino.

Para ello la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB) -que tiene jurisdicción en el área- le pidió al Instituto Humboldt y al Ministerio de Minas y Energía su concepto previo no vinculante, dos requisitos obligatorios para declarar el páramo como zona protegida.

El Instituto Humboldt emitió su visto bueno el 12 de octubre de 2010 para un área propuesta de 12.267 hectáreas. Curiosamente, desde esa fecha la CDMB le ha solicitado tres modificaciones al proyecto original. En diciembre de 2010 pidió excluir 1.178 hectáreas en los municipios de Suratá y California. Luego en septiembre de este año pidió eliminar otras 177 hectáreas en California y, finalmente, en octubre volvió a reducir el área en otras 23 hectáreas en Vetas.

El Instituto emitió un tercer concepto favorable este 27 de noviembre, dando vía libre a la creación del parque pero llamándole la atención a la CAR por no presentar justificaciones técnicas ni científicas para ninguna de las modificaciones. “Hubiese sido deseable contar con un área que incluyera los ecosistemas de páramos presentes en la zona de manera más integral y coherente con los objetivos de conservación”, le advirtió su directora Brigitte Baptiste a la corporación.

A través de esas tres nuevas solicitudes el área propuesta para el parque natural de Santurbán ha perdido 1.377 hectáreas, que equivalen al 11 por ciento de su extensión original. El ecosistema más afectado por las reducciones es el bosque andino, que perdió el 76 por ciento de su extensión original y tendrá solo 149 hectáreas protegidas.

Muchas de estas zonas excluidas coinciden con áreas donde Ingeominas había expedido títulos mineros. Las 177 hectáreas excluidas en septiembre pasado corresponden a predios que ya tienen títulos, mientras las últimas 23 hectáreas están ubicadas en el sector de Angostura, donde Eco Oro mantiene campamentos y maquinaria.

¿Entonces cuál parque declarar?

Ludwing Arley Anaya (arriba), director de la CDMB.       Richard Aguilar (abajo), gobernador de Santander.

Todos los actores involucrados -a excepción del sector minero- coinciden en la urgencia de declarar el parque regional. El problema es cuál de ellos declarar.

Debido a un vacío jurídico, los tres conceptos previos del Instituto Humboldt están vigentes. Esto ocurre porque el decreto 2372 de 2010 -que le asignó la función al Humboldt de otorgar su concepto previo favorable para los parques regionales- no ha sido reglamentado aún por el Ministerio de Ambiente. El resultado es que cualquier concepto favorable del Instituto puede ser usado para declarar un parque regional en Santurbán. Es decir, se puede declarar un parque de 12.267, 11.089 o 10.890 hectáreas.

Ya cumplido el requisito del concepto previo del Instituto Humboldt y el Ministerio de Minas, le corresponde al consejo directivo de la CDMB hacer la declaratoria del parque, y por eso tiene el balón en su cancha.

El consejo, que ya en 2007 había descartado de plano un área de unas 20.000 hectáreas, cuenta con doce integrantes. El grupo lo preside el gobernador Richard Aguilar, quien ha mantenido una posición ambigua frente a la minería en Santurbán. Por el Ministerio de Ambiente estará el propio Juan Gabriel Uribe. En representación del Gobierno nacional está el empresario César de Hart, esposo de la ex ministra de Comunicaciones de Álvaro Uribe, Martha Pinto, y padre del viceministro de Desarrollo Empresarial de Santos, Carlos de Hart. En representación de los municipios están los alcaldes de Floridablanca, Lebrija, Charta y Vetas, estos dos últimos zonas mineras. A ellos se suman dos representantes del sector privado y dos representantes de las ong.

La CDMB se inclina por el parque más pequeño, motivada por el temor a que una avalancha de demandas de las mineras que tienen títulos en la zona termine tumbando todo el parque. “Queremos, rápida pero responsablemente, declarar el parque para detener el trabajo en el páramo. Mientras más nos demoremos, más páramo perderemos. Preferimos tener un parque de 10.890 hectáreas a no tener nada y que sigan adelante los proyectos mineros. Sería ideal aprobar la cuarta propuesta, pero no descartamos que el consejo vote alguna de las otras aprobadas por el Humboldt”, le dijo a La Silla Ludwing Arley Anaya, director de la CDMB, quien espera convocar la reunión del consejo para la próxima semana.

Para Anaya, este trazado es idóneo porque preserva las partes más importantes del páramo -incluyendo todas las zonas lagunares que aseguran el suministro de Bucaramanga- pero protege a la corporación de las posibles demandas de las empresas mineras que ya tienen títulos en la región. 

Y es que el otro concepto previo para crear el parque, el del Ministerio de Minas, hace énfasis precisamente en la tradición minera de la región, que contaría con reservas probadas de unas 8.9 millones de onzas de oro y 59.6 millones de onzas de plata. “La sostenibilidad ambiental también está en función del hombre como parte del ecosistema, de allí la importancia que en materia económica y social tiene la declaratoria del parque por sus implicaciones en materia minera, por cuanto se trata de una zona con un gran potencial minero”, dice el concepto, que no es vinculante pero que fue interpretado por la CDMB como una advertencia. 

“La ley no nos obliga a seguir el concepto del Ministerio, pero sentimos que nosotros estaríamos asumiendo la responsabilidad jurídica por cualquier derecho adquirido con esas licencias. Nuestro temor es que proteger esa zona podría derivar en que se hicieran efectivas demandas contra la corporación. Y estamos hablando de miles de millones que no podríamos asumir”, señala Anaya.

A eso se suman las presiones de las compañías mineras interesadas en hacer explotación en la zona, que ya han invertido grandes sumas en exploración. El área propuesta por la CDMB permitiría algunas actividades mineras de Eco Oro -como aquella en el área de Angostura- y de AUX Colombia, una empresa del brasilero Eike Batista que está interesada en exploración por debajo de la línea de páramo. Quedaría protegida la zona de Páramo Rico, una estrella fluvial donde nacen cinco cauces que descienden hacia las vertientes del Magdalena y del Orinoco, y que la empresa Leyhat quiere explorar.

Para el Ministro de Ambiente no puede haber una declaratoria este año. “Hay tres posibilidades sobre las que se puede trabajar. No veo que pueda haber una delimitación y una votación casi al tiempo, sino que tiene que darse después de varias reuniones del consejo directivo. Tiene que haber un debate más amplio”, le dijo a La Silla Juan Gabriel Uribe.

Los sectores de la sociedad civil que lideraron las protestas contra la minería en Santurbán el año pasado están decididos a seguir luchando por la aprobación de la máxima área posible. “Verdaderamente creemos que se deberían proteger al menos las 12.267 hectáreas, como manera de proteger las cuencas y microcuencas hidrográficas”, le dijo a La Silla Erwing Rodríguez-Salah, miembro del Comité para la Defensa del Agua y del Páramo de Santurbán y uno de los organizadores de las marchas.

Su punto de vista será defendido en el consejo directivo por el ambientalista Elkin Briceño Lara, como representante de las ong. Briceño, quien también es miembro del Comité para la Defensa de Santurbán, ya ha manifestado su oposición a la minería en la zona.

Entre esos sectores ambientales también ha generado preocupación la ausencia de bosque andino dentro de la zona protegida. “Está bien que pongamos a los páramos en la punta de la discusión. Pero más allá del páramo, habría que examinar en qué medida el bosque andino debe ser protegido en relación con las fuentes de agua de Bucaramanga. Eso no está siendo contemplado en el trazado actual”, le dijo a La Silla Manuel Rodríguez Becerra, ex ministro de Ambiente de César Gaviria y uno de los ambientalistas más respetados del país.

La delimitación de los páramos

 

 

 

 

 
Foto: Jorge William Sánchez

 

La creación del parque regional en Santurbán es una manera de proteger el páramo, pero no es la única. Según el artículo 34 del nuevo Código Minero, las zonas de páramo están excluidas de cualquier tipo de explotación minera. El problema radica entonces en delinear dónde comienzan y terminan los páramos para poder hacer efectiva la norma.

Como en la actualidad es difícil ubicar los páramos con exactitud, el Plan Nacional de Desarrollo le ordenó al Instituto Humboldt delimitarlos a una escala de 1 : 25.000 (en donde cada metro del mapa corresponde a 25.000 en la realidad), una tarea que tomará dos o tres años. Con esta cartografía, se reduce 100 veces la incertidumbre permitiendo trazar con más claridad un límite al páramo y, con ello, a las actividades mineras.

Mientras está lista esta cartografía, el Ministerio adoptó oficialmente, mediante un decreto expedido en mayo de 2011 por la ministra de Ambiente y Vivienda Beatriz Uribe, el Atlas de Páramos de Colombia de 2007 elaborado por el Instituto Humboldt a una escala de 1 : 250.000. A partir de ese momento el Atlas se convirtió en el documento para delimitarlos.

Hace tres meses el Instituto Humboldt entregó al Ministerio una nueva cartografía a una escala de 1 : 100.000, en la que venía trabajando desde antes de que se formulara el Plan Nacional de Desarrollo. Este cálculo permitió elevar la extensión de páramos en el país de 2 a 3 millones de hectáreas, equivalente a un 30 por ciento más. Sin embargo, este millón de hectáreas no están protegidas hasta que el Ministerio adopte el Atlas. Hasta la fecha ni Uribe ni ninguno de sus funcionarios se ha pronunciado sobre el tema.

Queda por ver cuál de los tres trazados es escogido para el parque regional, con lo que quedará en evidencia qué tan efectivas han sido las presiones del sector minero.

Fui periodista de La Silla Vacía especializado en temas ligados al Acuerdo de paz (desarrollo rural, política de drogas, justicia transicional y cómo las víctimas reconstruyen sus vidas) y al ambiente. Soy pata de perro y tengo más puestos que una buseta: soy editor del Centro Latinoamericano de...