Semana tenía la investigación del New York Times

Silla Paisa
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La Revista alcanzó a hablar con el Gobierno al respecto. Hay versiones de que la engavetó, algo que niega su director.

A fines de abril el saliente secretario general de Presidencia, Jorge Mario Eastman, visitó las oficinas de Revista Semana. Allí habló con el director, Alejandro Santos, y con Ricardo Calderón, curtido periodista investigativo, sobre denuncias idénticas a las que reveló el New York Times este sábado.

La investigación que lideraba Calderón nunca salió publicada, a pesar de que en el consejo de redacción de la revista se habló de ella varias veces y se dijo que daba para portada.

La pregunta es por qué no salió, cuando habría sido un éxito del periodismo investigativo como los que ha tenido Semana.

En pos de la chiva perdida

Según seis fuentes que conocieron los hechos, Calderón tenía la investigación lista hace varias semanas, hacia Semana Santa. Sus fuentes eran las mismas a las del New York Times; los documentos también. Pero algo pasó.

Hay varias versiones sobre lo ocurrido después de eso, que coinciden en todo caso en lo esencial.

Una versión, de fuentes indirectas, dice que en una comida en Palacio entre el presidente Iván Duque y los dueños de Semana -Gabriel Gilinski, y María y Felipe López- alguien del lado de Semana habló de la investigación. Según esa versión, el Presidente respondió que creía importante contrastar bien el tema, lo que llevó a que en Semana decidieran esperar un contraste con fuentes oficiales.

Las otras versiones dicen que en ese encuentro no se habló de la investigación.

 

Dos fuentes que lo saben de primera mano le contaron a La Silla que en esa comida Duque habló del cubrimiento de Semana, pero de otro tema: se quejó especialmente de la debatida portada “Seguridad, alerta roja”, del 14 de abril.

La segunda versión parte de esa queja y dice que eso tensó la relación con Duque y que Alejandro Santos decidió aplazar la publicación y contarle al Gobierno de ella, para así evitar un choque político más fuerte.

Santos le dijo a La Silla que eso no fue así, pero coincide con las fuentes de esa versión en que después de la comida se dio la visita de Eastman a Semana, en la que el funcionario supo de la investigación.

Para una de las fuentes, en ese encuentro Eastman “termina convenciéndolos de no publicar”. Es decir, que gracias a un alto funcionario de Palacio, Semana engavetó la investigación.

Eastman le confirmó a La Silla Vacía que sabía que Semana tenía la información “desde hace dos o tres semanas”, pero que “era una investigación periodística que estaba en proceso”, no una terminada, y que todavía faltaba para pensar en una engavetada.

Santos le explicó a La Silla que Eastman fue por su experiencia en asuntos de seguridad y defensa (fue viceministro de defensa de Uribe dos veces), y que después de la reunión no la engavetó sino que faltaba tiempo por el proceso de hacer las verificaciones y contrastes pertinentes. Además, que las semanas siguientes tuvo un viaje fuera del país y fue el festivo del primero de mayo, lo que demoró el proceso.

Esa es la tercera versión.

Las tres versiones coinciden en su relato a partir de ahí: mientras Santos esperaba datos y argumentos del Gobierno, las fuentes de Calderón se empezaron a poner nerviosas dado lo grave de la denuncia, y terminaron buscando a Nick Casey, el periodista del New York Times.

Casey verificó lo que le llevaron las fuentes, redactó la nota e hizo reportería adicional, como cuando estuvo en la rueda de prensa del ministro de Defensa, Guillermo Botero, el viernes.

Ese trabajo fue el que alertó al grueso del Gobierno de la nota que se venía pierna arriba, como demostró la prioridad que le dio a ese tema el viernes, en medio de los rumores de conmoción interior y la tensión por la finalmente fallida libertad de alias Jesús Santrich.

El periodista del Times también impulsó la nota en su medio y respondió a las preguntas de los verificadores de Nueva York, con tanto éxito que los editores la vieron tan relevante que decidieron sacarla en primera página del impreso un domingo y en inglés, y no solo en web y en la edición en español.

Allí estalló el escándalo ya conocido, y que va en que el comandante del Ejército, general Nicacio Martínez, decidió retirar el documento que muestra que estaba pidiendo muertes entre los resultados operativos de sus subordinados, que fue el germen de los homicidios de civiles conocidos como “falsos positivos”.

Calderón nos respondió que el vocero es el director y Santos dice que Semana no publicó la chiva sencillamente porque el Times “nos chivió”.

“Es la sana competencia entre los medios, que ayuda a que en una democracia haya contrapesos al poder.", explica. "Lo importante es que la información salió a la luz”.

Pero no en el medio que en el pasado lideró investigaciones tan importantes como las chuzadas del DAS, la parapolítica o la reunión clandestina de 'Job' en Casa de Nariño.

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