El 19 de junio, durante el último debate del proyecto de reforma constitucional que buscaba legalizar el consumo de cannabis con fines recreativos y que se hundió el 20 de junio, el senador del Partido Conservador, Mauricio Giraldo, dijo que “la legalización aumenta el consumo”, “aumenta la tasas de suicidio y accidentes de tránsito, lo que aumenta el gasto en la salud”, y que “la marihuana tiene más sustancias tóxicas que el cigarrillo”.

Les pasamos el Detector de Mentiras y encontramos que dos afirmaciones son engañosas y una debatible. Un 75 por ciento de la evidencia internacional más robusta indica que: la legalización del cannabis recreativo no tiene efectos o incluso reduce el consumo en adolescentes, aunque aumenta el de los adultos. Esto último tiene, en todo caso, tres matices: expertos señalan que ese consumo tiende a estabilizarse con el tiempo; que el alza puede deberse al subregistro previo por la prohibición, y que con la legalización tiende a disminuir el consumo problemático en entornos inseguros, que es el que más se debe prevenir. La mayoría de estos estudios tampoco muestra que la legalización aumente las tasas de suicidio o los accidentes de tránsito.

Por otro lado, no está demostrado aún que el cigarrillo de cannabis sea más tóxico o perjudicial para la salud que el cigarrillo de tabaco, si bien ambos tienen componentes nocivos. En todo caso, la legalización podría contribuir a que la calidad de las sustancias mejore.

Estas son las afirmaciones:

#PlenariaSenado | “La marihuana tiene más sustancias tóxicas que el cigarrillo y vamos a poner en riesgo al país, porque lo que queremos es soluciones de fondo”, manifestó el senador @mgiraldosenador. pic.twitter.com/JwVT8kU6j1

— Senado de la República ???????? (@SenadoGovCo) June 20, 2023

1. “La legalización aumenta el consumo porque así pasa en los EE. UU”: debatible

Sí existen estudios que indican que el consumo general de marihuana aumentó luego de que se legalizó en ciertas regiones de Estados Unidos (como este, este y este). Pero existen otros que indican que el consumo se redujo en jóvenes (aquí, aquí o este de Uruguay).

Como destacó el Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed), y su directora, María Alejandra Vélez, un trabajo publicado este año hace una revisión exhaustiva de los artículos disponibles sobre los impactos de la regulación en Estados Unidos y llega a resultados más concluyentes. El documento fue publicado en la revista The Journal of Economic Literature por los economistas Mark Anderson, de la Universidad Estatal de Montana, y Daniel Rees, de la Universidad Carlos III de Madrid. Esta revisión solo incluye los estudios con una metodología robusta que puede establecer una relación de causa y efecto entre la regulación y el consumo.

Desde 1996, en Estados Unidos 36 Estados han legalizado la marihuana medicinal, y desde 2012, 18 Estados empezaron a legalizar el uso de la marihuana recreativa.

La revisión encontró que dos de tres estudios muestran que la legalización de la marihuana medicinal en adultos aumentó el consumo. Los restantes no reportaron efectos.

Pero encontró que en 9 de 12 estudios analizados la regulación de la marihuana medicinal redujo o no tuvo ningún efecto en el consumo entre los jóvenes. Y, en cuanto a la marihuana recreativa, el 75 por ciento de los artículos mostró que se redujo o que no hubo ningún cambio en el consumo entre los jóvenes: un estudio encontró que hubo una reducción, otro concluyó que hubo un aumento y otros dos no hallaron ningún efecto. Uno de los argumentos que apoya el resultado de la reducción es que para los adolescentes es más difícil acceder a marihuana porque los dealers son reemplazados por dispensarios autorizados que exigen una prueba de edad.

Otro ejemplo de estos resultados es Uruguay. Allá también aumentó el consumo general. Sin embargo, Diego Olivera, especialista en política de drogas en Uruguay, explicó en La W que mantuvo el mismo ritmo de crecimiento que existía antes de la legalización. Y como sucedió en Estados Unidos, el consumo en estudiantes disminuyó. 

“Puede haber un pico en el aumento del consumo, especialmente en personas adultas superiores a 40 años que son personas que han vivido en el marco de la legalidad y son muy estrictas con la ley, y una vez hay legal, optan por consumir, más por experimentar, pero después eso se estabiliza. Y en los adolescentes no hay evidencia contundente que indique que aumente el consumo en el mediano y largo plazo”, dijo Julián Quintero, investigador y fundador de Échele Cabeza, proyecto que busca informar sobre el consumo de sustancias psicoactivas en el país.

Santiago Tobón, líder de la Línea de Seguridad y Justicia del Centro de Valor Público en la universidad Eafit, indicó en una columna que los beneficios de regular la marihuana recreacional superan los costos. Uno de esos costos sería el posible aumento de la demanda.

Pero este riesgo puede ser menor por dos razones, según Tobón. La primera es que los recursos que hoy se orientan sobre todo a atacar la oferta, se pueden reorientar a programas más efectivos para reducir la demanda. El profesor indica que existe evidencia de que la estrategia del Estado para reducir la demanda hoy, que consiste en llevar policías a los colegios para hablar con los estudiantes, no funciona. Con más recursos se podrían diseñar estrategias más efectivas.

La segunda razón es que el posible aumento de la demanda no sería tan alto, dado que “casi cualquier persona puede comprar marihuana fácilmente hoy”. Tobón cita la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas del Dane de 2019, en la que se encontró que el 55 por ciento de las personas respondieron que podían comprar fácilmente marihuana.

María Alejandra Vélez, directora del Cesed, opina que “con o sin regulación, la gente seguirá consumiendo”, por lo que el debate debería ir sobre si es el Estado el que regula los riesgos o es el mercado ilegal. “El consumo general puede “aumentar” porque el subreporte en la ilegalidad es grande, luego esa también es una explicación de que las cifras aumenten donde es legal, no necesariamente porque más personas estén consumiendo, sino que más reportan”, dijo Vélez.

“Con la regulación, en la medida que el mercado ilegal se reduzca, se puede prevenir el consumo temprano y el consumo problemático, pues se reducen los entornos inseguros de consumo y se limita el acceso a menores de edad”, explicó Vélez en una columna el 21 de abril.

Por su lado, Daniel Mejía, profesor de la Universidad de los Andes y experto en seguridad y drogas, indica que “la legalización regulada aumenta el consumo no problemático, ocasional y recreativo; pero disminuye el consumo problemático, con patrones de dependencia”.

En conclusión, los estudios muestran que la legalización de la marihuana puede aumentar el consumo adulto. Pero, al menos el 75 por ciento de los estudios recientes y más prestigiosos encontraron que no hubo un cambio o que se redujo el consumo en los adolescentes tras la legalización de esta sustancia en Estados Unidos. Y varios expertos apuntan a que la legalización reduce el consumo problemático. 

2. “Afecta a la salud pública porque se aumenta la tasa del suicidio y accidentes de tránsito, lo que aumenta el gasto en la salud”: engañoso

Un estudio de la Revista Estadounidense de Salud Pública publicado en 2017 encontró que en los Estados que aprobaron la legalización de la marihuana recreativa no hubo cambios estadísticamente significativos en las tasas de mortalidad por accidentes automovilísticos. Otro estudio de la revista Addiction publicado en 2019 encontró que tras la legalización del cannabis recreativo en tres Estados hubo un aumento en el promedio de muertes por accidentes de tránsito, pero este duró solo un año y luego la tendencia fue cayendo.

La publicación de 2023 muestra que un 66 por ciento de los estudios más robustos que se han hecho señalan que tras la legalización del cannabis recreativo en varias regiones de Estados Unidos, las muertes por accidentes de tránsito no tuvieron cambios: de cinco estudios que analizaron los economistas Mark Anderson y Daniel Rees, dos mostraron que no hubo cambios con la legalización de la marihuana recreativa y uno que hubo aumento. Dos estudios más asocian la legalización de la marihuana medicinal con una reducción de las muertes en accidentes de tránsito.

El Cesed resume una de las conclusiones de la revisión publicada en 2023: “la regulación del uso adulto reduce las ventas de alcohol en 5%, y limitó el consumo excesivo de alcohol en estudiantes universitarios en 6%, como también las admisiones a hospitales por consumo de alcohol de jóvenes entre 15 y 24 años”. Eso, sumado a que hay evidencia que sugiere que es más peligroso manejar bajo el consumo del alcohol que de marihuana, daría como resultado indirecto que mejoraría la seguridad en las carreteras, como indica el artículo.

“Cuando se regula el cannabis, existe la posibilidad de exámenes de control y monitoreo que pueden reducir el impacto negativo [en la accidentalidad de tránsito]”, dice Quintero, de Échele Cabeza.

La revisión de 2023 de Anderson y Rees también hace un recuento de los resultados con respecto al suicidio. Al analizar datos entre 1990 y 2007, un estudio de 2014 encontró que la legalización de la marihuana medicinal estuvo asociada con una reducción de los suicidios de hombres entre los 20 y 39 años. Para las mujeres, los resultados no fueron precisos. En 2015, otro estudio no encontró evidencia de que legalizar la marihuana para uso medicinal estuviera relacionada con las tasas de suicidios. Y en 2020, un artículo concluyó que tras la legalización en 1996 de la marihuana medicinal, los suicidios cayeron un 11 por ciento en California.

Solo un estudio de los que revisaron estos economistas evaluó el efecto de la legalización del cannabis recreativo en el suicidio. Ese estudio, que es preliminar dado que aún no ha sido publicado ni revisado por pares, encontró que la legalización del cannabis recreativo estuvo asociado con una reducción de cinco por ciento en la tasa de suicidio en hombres de entre 40 y 49 años.

En cuanto al supuesto aumento de los gastos en salud que señala el congresista conservador, Mauricio Giraldo, Tobón y Vélez indican que el enfoque de la regulación apunta a mejoras en la salud pública. Para Vélez, aunque se podrían reducir los costos en salud, esto todavía es especulativo porque “nadie lo ha estimado”. Además de la legalización, eso “implica caracterizar sustancias, diseñar programas de prevención y pedagogía”, dijo Vélez.

El Informe Mundial sobre las Drogas 2022 de la Unodc indica que “el aumento del consumo de cannabis impone nuevas cargas a los sistemas sanitarios”. Y, por eso, recomienda “elaborar una metodología clara y exhaustiva para calcular con mayor precisión el costo social del consumo de cannabis y sus consecuencias para la salud pública”.

Por su lado, el profesor Tobón también indica que el efecto sobre la reducción en costos de salud carece de evidencia robusta, “pero la que hay sugiere que sí”. Una de las principales razones es que la calidad de la droga mejoraría porque la producción tendría que cumplir criterios de calidad que serían visibles para los consumidores. “Droga de mejor calidad y más predecible soluciona problemas profundos de salud pública. Sustancias adulteradas afectan la salud de las personas y congestionan el sistema de salud”, escribió Tobón.

En suma, la evidencia mayoritaria en Estados Unidos muestra que la regulación no ha aumentado las muertes en accidentes de tránsito. De hecho, muestra que baja el consumo de alcohol de adolescentes, que es más problemático en términos de seguridad vial. Sobre el efecto de la legalización de marihuana recreativa en materia de suicidios todavía no hay muchos estudios, pero uno preliminar indica que provoca una caída en los índices. Además, expertos indican que todavía no es cuantificable el efecto en los costos de salud pública, pero inicialmente podrían ser menores al mejorar la calidad de la marihuana que se consume. Por eso, calificamos las dos afirmaciones como engañosas. 

3. “La marihuana tiene más sustancias tóxicas que el cigarrillo”: engañoso

La marihuana proviene del cannabis, una planta que al ser secadas sus flores y hojas puede ser fumada.

El cannabis tiene más de 400 compuestos químicos y 60 cannabinoides, un tipo de compuestos naturales que se encuentran en las glándulas de este tipo de plantas. Sus componentes principales son el 9-tetrahidrocannabinol (THC), el mayor responsable de los efectos psicoactivos que causa el consumo de esta sustancia; el cannabidiol (CBD), que tiene efectos terapéuticos, y el cannabinol (CBN).

Por otra parte, el cigarrillo proviene del secado de las hojas de la planta del tabaco, cuyo componente principal es la nicotina, una sustancia química altamente adictiva.

Un artículo publicado en 2020 en la revista científica Nature analizó el humo del cigarrillo y la marihuana para caracterizar sus propiedades físicas y químicas. El estudio concluyó que de 4.350 compuestos químicos detectados en el humo del cigarrillo y 2.575 en el de la marihuana, 173 del primero y 110 de la segunda son conocidos por causar efectos negativos en la salud y de estos ambos tipos de humo tienen 69 en común.

Lineth Alarcón, especialista en toxicología clínica, le dijo a La Silla que cualquier tipo de materia vegetal que entre en combustión, o sea, que sea quemada, produce una cantidad de compuestos químicos nocivos para la salud. Sin embargo, respecto al consumo del cannabis por medio de alimentos, bebidas o ungüentos, Alarcón aclaró que, en comparación con el humo, “se disminuiría el riesgo y sólo quedaría la advertencia por el THC y el CBD, dos de los principales componentes del cannabis, a los que algunas personas podrían tener mala tolerancia”.

Alarcón dice, en todo caso, que a pesar de tener algunos componentes nocivos en común, los riesgos del cannabis para la salud a diferencia de los del tabaco aún no están probados.

Está demostrado científicamente que fumar productos con tabaco es la causa de 9 de cada 10 casos de cáncer de pulmón y que esto no sólo se reduce a ese órgano. Pero en el caso de los efectos del humo de la marihuana aún no hay evidencia científica contundente que demuestre cuáles son y si están relacionados con el cáncer, por ejemplo.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, la agencia nacional de salud pública de Estados Unidos, y el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, la entidad de ese mismo país que desarrolla conocimiento acerca de las causas y consecuencias del uso de drogas, afirman que aún se deben realizar más investigaciones para precisar los efectos del humo de la marihuana en los consumidores.

En cualquier caso, la regulación es positiva porque los compuestos nocivos de los cigarrillos de marihuana o “baretos”, que son la forma más común de esta sustancia psicoactiva, tienden a aumentar en los cultivos ilegales.

En esto coinciden Quintero y Alarcón, ya que la falta de regulación del consumo de cannabis hace que ni la producción ni la venta sigan estándares de calidad. El primero, por su parte, señala que estos componentes pueden presentarse en menor cantidad cuando el cannabis proviene de un autocultivo.

Esta práctica hace parte de una estrategia llamada reducción de riesgos y daños, la cual busca reducir los efectos negativos causados por las sustancias psicoactivas. Por ejemplo, este año en Medellín se lanzó la campaña #SiembraPaz con el objetivo de hacer pedagogía sobre el cannabis, mitigar el riesgo y promover el autocultivo.

En conclusión, si bien la marihuana y el tabaco tienen compuestos diferentes, en el humo de ambos se han detectado componentes químicos producto del proceso de combustión que pueden llegar a ser nocivos para la salud. Un estudio publicado en la revista científica Nature encontró en un análisis de ambos tipos de humo que en el del cigarrillo habían 173 compuestos y en el de la marihuana 110 que son conocidos por causar efectos negativos en la salud.

Sin embargo, autoridades de salud pública en Estados Unidos y expertos consultados por La Silla coinciden en que aún son necesarias más investigaciones que permitan establecer los efectos del humo de la marihuana. Contrario al caso del tabaco, que está comprobado científicamente que es la causa de diversos tipos de cáncer.

Por lo tanto, calificamos esta afirmación como engañosa.

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Periodista de la Universidad de Antioquia. Practicante en el Detector de Mentiras.

Periodista de la unidad de factkchecking de La Silla Vacía. Economista con opción en periodismo y en políticas públicas de la Universidad de los Andes. Escribí en el periódico estudiantil El Uniandino por un año y medio. Luego fui practicante de la Unidad Investigativa de La Silla. También escribo...