Revisamos el estudio de impacto ambiental que la multinacional presentó a la Anla y esto fue lo que encontramos.

Hace tres meses y medio la Sociedad Minera de Santander, Minesa, presentó la nueva versión del Estudio de Impacto Ambiental ante la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, Anla, para obtener el último permiso que necesita para ejecutar su megaproyecto de extracción de oro en inmediaciones del Páramo de Santurbán.

La Silla revisó detalladamente 2.800 páginas que comprenden los capítulos estructurales del estudio que plantea la explotación de una mina subterránea a gran escala durante 25 años.

Estas son las grandes conclusiones que encontramos.

Nota: En la segunda entrega contaremos los impactos sociales y económicos del proyecto:

(Si tiene problemas con la visualización de la información de los botones explicativos o las gráficas, refresque la página)

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En algunos puntos, el área de influencia del proyecto está solo 20 metros por debajo de la línea de páramo actual

El proyecto de explotación de oro y cobre de Minesa está ubicado entre los municipios de California y Suratá en Santander, junto al Páramo de Santurbán. 

 

 

La huella del proyecto, es decir, el área en la que Minesa va a construir la infraestructura de la mina y el área de procesamiento de metales y del depósito de residuos, suma 161,97 hectáreas.

– 7,2 hectáreas en la zona de la planta de beneficio, que es a donde Minesa llevará el material extraído de la mina y lo transformará en concentrados de oro y cobre (Suratá). – Dos piscinas de sedimentación (para que se separen los sólidos de los líquidos) con capacidad de 4.200 m3 (4,2 millones de litros) y 9.240m3 (9,2 millones de litros). – 7,18 has para 4 áreas de acopio temporal de la vegetación y la primera capa de suelo que se remueva en la construcción de la mina – 3 campamentos (dos en Suratá con capacidad para 1000 y 150 personas respectivamente y uno en California con capacidad para 86). – 8,08 hectáreas superficiales ocupará la zona de la mina en California, desde donde se extraerán 68 millones de toneladas de tierra en los 20 años de explotación. – 63,9 hectáreas para la zona del depósito de residuos contaminantes, entre las veredas San Francisco y Nueva Vereda en Suratá. – La infraestructura ubicada en Suratá está entre los 1.650 y los 2.350 metros sobre el nivel del mar y la que está en California 2.650 metros sobre el nivel del mar (el punto más bajo de la línea de páramo actual es de 2.800 metros sobre el nivel del mar).

Más allá de la huella directa del proyecto, la ley establece que se debe determinar el área de influencia indirecta de impacto tanto ambiental como socioeconómica. En el caso del proyecto de Minesa abarca 1.978,15 hectáreas, entre 1.650 y los 2.780 metros sobre el nivel del mar. 

– Afecta a seis veredas en donde viven 1.124 personas. – Abarca tres cuencas principales -Río Suratá, Río Vetas y Quebrada La Baja-, 37 quebradas, una laguneta y 81 microcuencas. Todas hacen parte del complejo del río Suratá, que es uno de los que capta agua el Acueducto Metropolitano de Bucaramanga.

Uno de los detalles más reveladores está en que el punto más alto del área de influencia del proyecto (2.780 metros sobre el nivel del mar) estará a solo 20 metros del punto más bajo de la línea de páramo actual, que es de 2.800 metros sobre el nivel del mar.

El área de influencia también toca parte de las subcuencas de Angosturas y Páez, que a su vez tienen una porción de su territorio dentro del Páramo de Santurbán. 

Minesa dice que no la tiene en cuenta dentro de su afectación, porque la porción que toca el proyecto está fuera de la línea actual de páramo y separada por una ‘zona de tránsito de bosque alto andino y páramo’. 

Como la Corte Constitucional le pidió al Ministerio que en la redelimitación tenga en cuenta ese bosque, si la nueva línea protegiera más territorio el proyecto corre el riesgo de que el impacto previsto toque zona prohibida para explotación minera.

Mapa por Adelaida Ávila

 
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La mina trabajará 24/7 durante 25 años

Está ubicada en la vereda Angosturas del municipio de California. La infraestructura se encuentra a 2.650 metros sobre el nivel del mar (el punto más bajo de la línea actual de páramo está a 2.800 metros sobre el nivel del mar). 

El diseño de la mina tiene 2 kilómetros de largo, hasta 900 metros de ancho y 780 metros de profundidad. 

La proyección está en extraer alrededor de 68 millones de toneladas de roca con minerales durante los 25 años de explotación (7 mil a 8 mil toneladas diarias), de los cuales obtendrían 4,2 millones de toneladas de concentrado de oro y 494 millones de tonelada de cobre.

La mina, que estará en California, funciona con un túnel en espiral que se extiende hasta encontrar la veta (la lámina donde está concentrado el oro), para luego abrir un sistema de túneles a diferentes profundidades, creando niveles (en profundidad) y subniveles (a lo largo).

Para sacar las piedras que contienen el oro, las conducirán por una banda que las transportará bajo tierra por un túnel de cerca de 5,6 kilómetros hasta Suratá.

El espacio que deje de esa gran lámina de minerales, planean rellenarlo con una mezcla de cemento, relaves (desechos contaminantes) y material sobrante de la misma mina, con una técnica a la que llaman retrollenado.

Ese último es otra de las preocupaciones de los ambientalistas porque tanto los residuos contaminantes, pero sobre todo el material sobrante de la mina (la tierra y las rocas que no tenían minerales preciosos) tiene concentraciones de metales pesados que al infiltrarse en el suelo o disolverse en el agua son altamente contaminantes. 

El material en Suratá pasará a un tanque con un remolino en la mitad y será disuelto en agua con reactivos (no usarán ni mercurio ni cianuro) a la que a su vez le inyectarán aire, con el fin de generar un proceso llamado flotación que consiste en que los metales se adhieran a las burbujas y salgan a la superficie.

Durante toda la vida útil del proyecto Minesa va a extraer y transportar el material las 24 horas del día los 365 días del año.

 
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Dejará los contaminantes sobre una quebrada que abastece el acueducto de Bucaramanga

El lugar en el que Minesa va a depositar la tierra y rocas extraídas que no tienen valor mineral, así como los residuos del proceso de extracción de oro (conocidos como colas o relaves mineros) ocupa el 41 por ciento de la cuenca de la quebrada Caneyes, afluente del río Suratá, que alimenta el acueducto.

La disposición consiste en compilar los residuos del proyecto encima de un tramo de la quebrada de aproximadamente 2 kilómetros, ubicando el material de forma ascendente sobre las laderas de la cuenca. 

En otras palabras, es depositar residuos en medio de dos montañas por las que pasa una quebrada que desemboca en uno de los ríos que abastece al acueducto de Bucaramanga.

Como el agua de la quebrada que iría por debajo no puede tocar esa montaña de residuos porque se contaminaría, Minesa la va a canalizar a través de una tubería revestida con rocas de filtro y va a impermeabilizar la base de la montaña de residuos con láminas plásticas (geomembranas) que mitigan la infiltración de los líquidos, como ocurre en los rellenos sanitarios. 

Para contener esa montaña, Minesa planea construir un dique de hasta 80 metros de alto. Sin embargo, según se plantea en el estudio, la disposición alcanzará una altura de hasta 360 metros (se compactarán con la superficie de la montaña). 

Minesa va a exprimir los residuos usando prensas para compactarlos. Aún así quedarán con hasta un 15 por ciento de humedad. 

Además, desde el momento en que empiecen a disponerse los residuos en ese lugar, como estarán al aire libre entrarán en contacto con la lluvia y generarán lixiviados (agua contaminada). 

Minesa planea conducir esos líquidos tóxicos con tubería hasta una piscina de sedimentación (para separar los sólidos de los líquidos) que también estará construida sobre la quebrada Caneyes. Esa estructura, según el estudio, será protegida y canalizada igual que el depósito y tendrá capacidad de 9.240 m3 (el equivalente a 3,7 piscinas olímpicas). 

De ahí los conducirán a la planta de tratamiento de Caneyes para descontaminarla y luego verterla en el río Suratá a una distancia de alrededor de 35 kilómetros del punto del que el acueducto de Bucaramanga capta agua. 

Esa intervención es una de las grandes preocupaciones de los ambientalistas, porque tanto las rocas sobrantes como los relaves tienen concentraciones de metales pesados tóxicos que al filtrarse al suelo o entrar en contacto con la quebrada, podrían generar altos grados de contaminación. 

También, porque la zona en donde Minesa planea construir ese depósito es de alta y media sismicidad, según lo detalla la misma minera en el estudio, por lo que una falla en la construcción del dique o de la piscina aumentaría el riesgo de un derrumbe o derrame y en consecuencia la liberación de los materiales tóxicos y lixiviados sin ningún tratamiento. 

Según el estudio de Minesa, los sobrantes de la mina, que van al fondo del depósito, pueden presentar “contenidos anómalos” de metales tóxicos como Hierro, Arsénico, Cadmio, Bismuto y Antimonio; los desechos contaminantes, además de los anteriores, también podrían llevar Plomo, Molibdeno y Uranio; y en el caso de los lixiviados, además de presentar acidez, contienen elevaciones de Arsénico, Cadmio, Cobre, Hierro, Níquel y Zinc. 

En un informe sobre minería en Colombia de 2013, la Contraloría General de la República se refirió al peligro que representa la liberación de arsénico, plomo, zinc y uranio al ambiente, a propósito del fallido proyecto de explotación de oro a cielo abierto de la minera canadiense Greystar, también en Soto Norte. 

Además, según le dijeron a La Silla en el Acueducto Metropolitano de Bucaramanga, esa entidad no tiene tecnología para detectar metales pesados diferentes al arsénico, mercurio y cianuro en el agua, así que en caso de que el río Suratá se contamine con otros metales pesados, el riesgo es que no habría cómo notarlo.

En todo caso, aunque los notara, no podría descontaminar el agua porque tampoco tiene la tecnología necesaria para hacerlo.

 
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Sí disminuirán caudales en la cuenca de uno de los ríos de los que toma agua el acueducto

Durante la construcción el proyecto tomará en total (40) litros por segundo (equivalentes al suministro de 3.600 familias) del río Suratá y las quebradas San Juan, San Antonio y La Baja. Durante la explotación la cantidad disminuirá a 10 litros por segundos y solo serán captados del río Suratá, San Juan y San Antonio.

Durante la construcción: – El agua captada del río Suratá (27,5 litros por segundo) y la quebrada San Juan (2 litros por segundo) será para el consumo de los trabajadores y una parte para la construcción de la mina. -El agua captada de la quebrada San Antonio (0,5 litros por segundo) será para mantener el nivel de agua en un lugar de peregrinación conocido como El Pocito. -El agua captada de la quebrada La Baja (10 litros por segundo) será para la preparación de concretos. Durante la operación: – El agua captada del río Suratá -8 litros por segundo-, quebrada San Juan -2 litros por segundo- y quebrada San Antonio -0,5 litros por segundo-, solo será para el consumo humano y mantener El Pocito. El agua que requiera la mina la sacarán de afluentes subterráneos.

Además, Minesa calcula que una vez inicie la etapa de construcción de la mina se infiltraran 294,4 litros por segundo de aguas subterráneas , y que durante la operación la cantidad disminuirá a 153,7 litros por segundo.

Durante la construcción: -Estiman que al romper la tierra para construir los túneles gemelos habrá infiltraciones de hasta 294,4 litros por segundo que se llevarán a una piscina de sedimentación. – De esa cantidad, 1,4 litros por segundo serían usados en la construcción de la mina, el resto se vertería en la quebrada La Baja (hasta 264,1 litros por segundo) y al Río Suratá (hasta 32,4 litros por segundo). Durante la operación: -Calculan que por infiltración en la mina saldrán hasta 153,7 litros por segundo. – De esa cantidad: hasta 134,8 litros por segundo irían a una planta de tratamiento y luego sería vertida al río Suratá, 23, 6 l/s serían separar los concentrados de oro Minesa en el proceso de flotación, 3,9 l/s sería para la operación de la mina. Cuando el nivel de la quebrada La Baja disminuya sustancialmente, Minesa utilizará 65 l/s de una planta de tratamiento para vertirlos en ese afluente con el fin de mantener el caudal estable.

Una parte del agua subterránea que Minesa va a sacar al abrir la montaña alimenta directamente a siete quebradas. Todas van a disminuir su caudal (la pérdida representa 88, 95 litros por segundo, el equivalente al consumo de 8.000 familias). 

Además, según el estudio de Minesa, la afectación en La Baja también impactará las microcuencas de otras cinco quebradas (Aserradero, Barrientos, La Catalina, San Lino y Zepelin).

Mapa por Adelaida Ávila, basado en mapas del Estudio de impacto ambiental de Minesa 2019

Para mitigar ese impacto Minesa planea construir en dos años un acueducto para abastecer las veredas que dependen de esas microcuencas, así como para el casco urbano de California (la minera pagaría el proyecto, pero los costos de operación le corresponderían al Estado). 

Como el caudal que perderán las siete quebradas es mínimo con respecto al que mueve en promedio el río Suratá después de la zona de influencia del proyecto (4.120 litros por segundo), Minesa asegura que esa afectación no impactaría la capacidad de abastecimiento del Acueducto Metropolitano de Bucaramanga. 
                
Sin embargo, para el acueducto es fundamental que se mantenga la integridad de la cuenca del río Suratá porque en época de sequía su caudal desciende hasta 1.980 litros por segundo, y si bien el acueducto capta un promedio de 544 litros por segundo, en verano la proporción sube sustancialmente.

Por ejemplo, durante el fenómeno del Niño de 2016 el acueducto tuvo que incrementar la captación del río Suratá hasta 1.235 litros por segundo durante un mes. Además, tiene proyectado que, si se presentara una contingencia, podría llegar a captar hasta 1.595 litros por segundo.

Es decir, ese río representa el 70 por ciento del agua que abastecería a tres municipios del área metropolitana de Bucaramanga en una emergencia.

Minesa afirma en su estudio de impacto ambiental que dos años después de las actividades de cierre (en casi 30 años) los niveles de agua subterránea y de los ríos afectados se restablecerán pero no en un 100 por ciento. 
 

 
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Se recargará el tránsito pesado en vías públicas, y no es claro que Minesa comparta las que construiría

Cada día van a circular:

Esos recorridos contemplan el transporte de los trabajadores desde Matanza, Charta, Bucaramanga y Suratá hacia los frentes de la mina; y el transporte de material hacia Bucaramanga.  Los 10 dobletroques solo se moverían desde la planta de Suratá hasta Bucaramanga.

Durante los primeros dos años del proyecto, todo el material que salga de la mina hacia Suratá (bien sea a la planta de procesamiento mineral o hacia el depósito de relaves) utilizará la vía existente entre California y Suratá. Una vez se construyan los túneles gemelos, la mayoría del flujo de material será subterráneo. 

Ese aumento de tráfico trae riesgos de accidentalidad y de trancones porque las vías existentes, no están pavimentadas completamente y son muy pequeñas.  

Durante los dos primeros años del proyecto Minesa usará la única vía que está recuperada -el Invías le invirtió $16 mil millones en 2015 a 6 kilómetros- y que es la que conecta a Suratá con California.

Aunque Minesa planea construir 17,8 kilómetros de vías, 8,8 kilómetros serían de uso privado (conectan internamente las diferentes zonas del proyecto) y no es claro que los 9 kilómetros restantes, que pasarían por el área rural de Suratá (para no tocar la cabecera municipal), sí puedan ser de uso público.

Eso, porque Minesa planteó que hasta tanto no obtenga la licencia ambiental no entraría a concertar la posibilidad de compartir su uso.

 
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El suelo donde se construirá el proyecto no tiene vocación minera

Minesa caracterizó la aptitud de los suelos a partir de una metodología del Igac para determinar su uso potencial y el estudio resultó así:

(Haga clic en cada zona para conocer su porcentaje)

 

 

 

Esos resultados son muy dicientes porque Minesa ha mantenido su discurso en que la zona en la que está es de vocación minera, y si bien es cierto que en Vetas y California hay minería artesanal, su estudio revela que esa actividad es mínima en el área que impactarán.

En contrapartida priman los usos relacionados con conservación, protección de agua, y cultivos.

Además de esa caracterización, el proyecto de Minesa, por ley debe tener cuenta los usos de suelo que establecen los Esquemas de Ordenamiento Territorial de Suratá y California, y, según esos documentos, ningún área está destinada para hacer minería y de hecho algunas son de conservación.

Minesa dice que como la infraestructura del proyecto no toca ningún área de conservación, no tendría conflicto; sin embargo, tal y como reveló El Tiempo, la minera ya solicitó el cambio de uso de suelo por “áreas de beneficio minero” en las tres veredas de Suratá en donde habrá parte de la huella del proyecto para la construcción del depósito de residuos contaminantes. 

Además, la Alcaldía de California inició el trámite de actualización de su ordenamiento territorial hace siete meses.

Más allá del estudio de lo que registró el estudio impacto ambiental, en el Acueducto Metropolitano de Bucaramanga le dijeron a La Silla que desde la década del 80 ellos han identificado cerca de 11 mil hectáreas como zonas de recarga hídrica del río Suratá, y por eso ha comprado  3.896 hectáreas para su conservación.

De esas, según le dijeron a La Silla en el Acueducto, hay algunos predios que están sobre la cuenca de la quebrada Caneyes e incluso sobre la zona en donde Minesa planea hacer el depósito de residuos contaminantes, por lo que es probable que entren en conflicto con la minera en un potencial desarrollo del proyecto.

 
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Deben quitar vegetación cuya tala es restringida

Según el estudio de impacto ambiental de Minesa los ecosistemas más representativos en el área de influencia del proyecto son el bosque alto andino, en el que está el 89,22 por ciento (1.774,13 hectáreas), y el bosque subandino, en el que está el 10,77 por ciento restante (214,16 hectáreas).

La huella del proyecto de Minesa va a impactar directamente 154,43 hectáreas de vegetación subdivididas así:

(Haga clic en cada zona para ver el número de hectáreas)

 

 

Como la cantidad de área a compensar depende del valor ambiental de la vegetación afectada, en total Minesa deberá compensar 391,59 hectáreas, que representan: 

 

 

Minesa plantea hacer la compensación en los primeros 5 años del proyecto y monitorear su crecimiento durante 15 años más. 

Entre la vegetación que van a remover hay al menos 18.217 árboles de bosque Altoandino y 904 árboles de subandino. De esos hay 5.763 árboles en veda, es decir, cuya tala está restringida. 

Para poder hacerlo, Minesa debe tramitar previo a la licencia ambiental en la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, Anla, dos permisos para levantar esa restricción: una ante el Ministerio de Ambiente y otra ante la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Cdmb, debido a que cada una protege especies diferentes. 

En la Cdmb inició el trámite en 2017, con base en su primer estudio de impacto ambiental, y en ese entonces, la minera le pidió permiso a la corporación para talar 2.130 árboles (entre cedros y robles), además de retirar especies de orquídeas, bromelias y musgos. 

Como buena parte de las zonas en donde Minesa estaba pidiendo esos permisos eran de conservación, la Cdmb no podría levantar la veda en la vegetación que le corresponde. 

Sin embargo, como el diseño cambió en el estudio de impacto ambiental que Minesa presentó este año, el proceso está congelado en la Cdmb hasta tanto la minera no les informe las modificaciones o presente una nueva solicitud. 

Sin ese permiso, Minesa no podría terminar el trámite de la licencia ante la Anla y por ahora se encuentran haciendo ajustes para presentarlo. 

Tratamos de averiguar en qué va el proceso ante el Ministerio de Ambiente pero al cierre de esta historia no obtuvimos respuesta. 

 

Soy periodista de la Unidad Investigativa de La Silla Vacía desde 2023. Antes cubría política menuda en los santanderes y conflicto armado en la frontera colombovenezolana. En 2015 gané el premio de periodismo regional Luis Enrique Figueroa Rey. En 2017 codirigí el documental Espejos de Vida, selección...