Sin Corcho, Petro cede a los partidos y salva la reforma de salud

Sin Corcho, Petro cede a los partidos y salva la reforma de salud
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Petro se reunió con los jefes de los partidos sin la presencia de Corcho.

Las dos reuniones de alto perfil político en la Casa Nariño que mantienen viva la reforma a salud del gobierno de Gustavo Petro tuvieron un elemento en común: la ausencia de la ministra Carolina Corcho. Fue el camino que eligió el presidente Petro para garantizar los votos en el Congreso. 

Es casi inédito que la concertación de un proyecto de tanto impacto se dé sin la participación del ministro encargado. Pero fue así porque la ministra Corcho no logró ser esa figura conciliadora ante los partidos. Ya sea porque su idea original de reforma fue vista desde un principio como radical o porque en el debate se resistió a los llamados, incluso de voces del gabinete, de “construir sobre lo concluido”.

“Se le dicen las preocupaciones, ella las oye, pero no las escucha. Entonces, esa falta de consenso con ella es la que hizo posible que lo hiciéramos con el presidente”, lo resume la directora de La U y médica Dilian Francisca Toro.

El presidente Petro también lo entendió y en las reuniones que tuvo con los partidos sacó la carta del pragmatismo político. Pocas horas después de que la ministra había dicho que si la reforma perdía su esencia en el Congreso debía ser reiterada, Petro, en privado, corrió sus líneas con los jefes de los partidos tradicionales. Ahí el presidente cedió lo que no quiso cuando voces de su gabinete como Alejandro Gaviria o José Antonio Ocampo le pidieron encauzar el proyecto. 

En público Petro no ha dejado de respaldar a Corcho. El Pacto Histórico, que sigue jugado por su ministra, no lo quiere mostrar como una derrota. Pero el silencio que ha guardado la ministra desde que se selló el acuerdo político resuena en el ambiente como si lo fuera.

Presente en el activismo, ausente en la negociación

El lunes la ministra Corcho volvió a la carga y amenazó con retirar la reforma si sufría muchas modificaciones. “Si finalmente no es para hacer un cambio no tiene sentido un esfuerzo desde el punto de vista del gobierno y el legislativo”, dijo. Pero sus declaraciones no afectaron las negociaciones de Petro, porque desde el viernes de la semana pasada Dilian Francisca Toro, César Gaviria (Liberal) y Efraín Cepeda (Conservador), habían acordado reunirse con él ese lunes para afinar detalles de la concertación.

Ese encuentro, que inicialmente estaba citado para la 1 de la tarde y se corrió a las 5 por la agenda del presidente Petro, le dio el nuevo empujón a la reforma porque de ahí salió el ‘humo blanco’, como lo bautizó el representante David Racero, para decir que habían llegado a un acuerdo político. Y ahí no estuvo la ministra Corcho.

“Debe ser que no la invitaron”, dice Toro. “Desconozco el por qué su ausencia, eso es un asunto del resorte del gobierno”, comentó por su parte Cepeda.

Los que sí estuvieron como garantes del encuentro fueron el ministro del Interior, Alfonso Prada, y el presidente de la Cámara, David Racero. Según Toro, ellos llevaron un mensaje de la ministra Corcho sobre su afinidad con un 75 por ciento de acuerdo sobre las propuesta de los tres partidos.

Pero lo acordado el lunes dista de los planteamientos originales del proyecto y la defensa que hizo Corcho cuando estuvieron en los actos públicos frente a la Casa de Nariño. Petro cedió en puntos claves como permitir el aseguramiento mixto, es decir público y privado, no solo público como quería Corcho. O mantener las EPS incluso con la posibilidad de que reciban ingresos por conceptos de administración.

“Pues es que el que es el jefe de ella es el presidente. Las decisiones de fondo las debe tomar el jefe. Esa era la idea. En el proyecto se estaba planteando un sistema de salud solamente público. Nuestra propuesta era que fuera público y también privado. Y ahí llegamos al acuerdo con el presidente”, dice Toro.

Con esos acuerdos La U y el Conservador se fueron de Casa de Nariño tranquilos y dispuestos a acompañar la reforma. Y ayer, después de una reunión para conocer los detalles de la concertación, el partido Liberal también dio su guiño. De hecho, el expresidente César Gaviria va a ir a reunirse con el presidente Petro para hacerlo oficial.

“Yo creo que el presidente confía mucho en la ministra, pero al mismo tiempo sabe y es consciente de la realidad política: que necesita de los aliados en el Congreso. Solos, el Pacto con Comunes y las curules de paz, la reforma no pasa. Si no tenemos los votos conservadores y de La U, chao a la reforma”, lo resume un congresista del Pacto que analiza la situación con un pragmatismo más crudo para el que pide no revelar su nombre.

Muestra de ese pragmatismo se ha visto en cuatro momentos que han marcado la reforma a la salud. Todos han sido en la Casa de Nariño, y solo en dos, que no han tenido que ver con decisiones políticas de alto perfil, ha estado la ministra Corcho.

El primero fue el 13 de febrero en la presentación de la reforma en un evento en la Plaza de Armas. Ese día, Petro estrenó como presidente el discurso en plaza pública y la ministra Corcho estuvo a su lado para hablar de la reforma como el cumplimiento de una promesa de campaña y el pago de una deuda histórica con los colombianos. 

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Acto de presentación de la reforma.

El segundo fue al día siguiente en medio de las marchas nacionales a favor y en contra del gobierno. Petro cerró filas alrededor de Corcho y le mandó un mensaje al Congreso. “Pero lo que sí debo advertir, es que si por alguna circunstancia las reformas se trabaran, lo único que están haciendo es trabar un pacto social”, dijo Petro.

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Ministra Corcho mientras el presidente Petro hablaba desde el balcón.

Ese protagonismo en los actos públicos, con los que Petro buscó fallidamente legitimar sus reformas, contrasta con los encuentros para asegurar los votos.

El 27 de febrero, horas antes de echar al ministro de Educación, Alejandro Gaviria, quien se había vuelto en una voz crítica de la reforma de Corcho, el presidente Petro hizo una cumbre política de alto nivel. Sentó en la sala de juntas de Casa de Nariño a César Gaviria, jefe del partido liberal; Efraín Cepeda del conservador y Dilian Francisca Toro de La U. La ministra Corcho no fue invitada, sí el ministro del Interior, Alfonso Prada.

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La reunión con los partidos fue sin la ministra Corcho.

De esa reunión salió una foto y el compromiso del presidente Petro de renegociar la reforma aceptando una contrapropuesta de los tres partidos. También, la sensación de que la radicalidad que mostró Corcho en los primeros días de la reforma bajó de tono

Y el lunes, mientras Corcho estaba en los titulares de prensa por la amenaza de retirar la reforma, Petro se volvió a sentar con Toro, Cepeda, Racero y Prada. Y tampoco fue invitada.

Pese a eso, los congresistas del Pacto que en su mayoría han cerrado filas alrededor de Corcho han empezado a plantear un discurso para mostrar lo acordado no como una rendición al proyecto original si no como un triunfo de ella.

Para el Pacto ceder fue ganar

Críticos en el pasado de los acuerdos políticos hechos desde la Casa de Nariño, esta vez diferentes sectores del Pacto Histórico ven lo logrado por Petro con los partidos como algo que no necesariamente afecta el espíritu de la reforma. Ni que la ausencia de la ministra Corcho signifique que el gobierno la hizo a un lado.

La lectura general es que, más que ceder, el presidente mostró su rol mediador y conciliador. “Hay que creerle al presidente cuando dice que llegó al gobierno para hacer reformas y cambios y no simplemente para maquillar y para hacer gatopardismo como se llama”, dice el representante Gabriel Becerra.

Sobre la ausencia de la ministra Corcho en la toma de decisiones políticas añade que es un dato sin relevancia. “Cada semana se concluye que la ministra está aislada, que la ministra se va y yo creo que fue muy diciente la presencia de la ministra en la rueda de prensa con el presidente cuando hubo el ajuste ministerial”, dice. “Tenga la plena seguridad que si pues la ministra termina diferenciándose de esos temas se los va a plantear al presidente y el presidente sabrá qué decisión tomar”, añade.

El representante Alfredo Mondragón, coordinador ponente de la reforma, sostiene que, por el contrario, lo acordado con los partidos es un triunfo de la ministra Corcho. “Es un acuerdo que le da la razón a la ministra en las preocupaciones principales que ella ha venido manifestando y las opciones para resolver los problemas principales del sistema de salud están contenidas en las propuestas”, dice.

Sin embargo, en el acuerdo al que llegó Petro, que aún debe ser aterrizado en un articulado, se mantiene el sistema mixto, con EPS públicas y privadas. Es decir, la salud sigue siendo un negocio.

Pero Mondragón, que llegó al Congreso impulsado por su activismo en el paro de 2021 en Cali - similar al de la ministra Corcho- de hecho va más allá. Dice que lo acordado es tan bueno que da para buscar respaldo popular. “Si yo hubiera tenido una propuesta de reforma a la salud en el 2021 como está estaría en las calles invitando a la gente a conocerla y a respaldarla ya, y a fortalecerla”, dice.

Y señala que en el Pacto no hay grietas sobre la gestión de Corcho ni las modificaciones a la reforma. “Es una absoluta mentira, mala información y muy precarias fuentes de información que tienen algunos medios de comunicación”.

Por ahora, no se conoce qué piensa la ministra de la reforma de salud sobre el consenso que se logró sin ella en la mesa. 

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