Si bien parte importante de la amenaza de los Rastrojos habla del Polo y del movimiento antiminería, el grueso de las amenazas están dirigidas directamente contra los sindicatos de la Drummond, en momentos en que están en huelga y que las negociaciones con la empresa están enredadas, pese a la mediación del viceministro de Trabajo José Noé Ríos.

Esta semana ha generado mucho revuelo la carta que enviaron los Rastrojos declarando “objetivo militar” a todos los miembros del Polo Democrático, Marcha Patriótica y el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo. También señala por su nombre a los congresistas Jorge Robledo, Iván Cepeda y Alexander López, así como a cualquier persona que se oponga a multinacionales mineras “como Glencore, Drummond, Pacific Rubiales, Anglo Gold Ashanti”.

Lo que no había llamado la atención hasta el momento es que, si bien parte importante de la carta habla del Polo y del movimiento antiminería, el grueso de las amenazas están dirigidas directamente contra los sindicatos de la Drummond, en momentos en que están en huelga y que las negociaciones con la empresa están enredadas, pese a la mediación del viceministro de Trabajo José Noé Ríos. Y también contra los sindicatos nacionales, a diez días de que comience una nueva temporada de paros en todo el país.

La carta de los Rastrojos señala, con nombre propio, a 25 líderes sindicales de la Drummond, incluyendo a los miembros de la junta directiva y del equipo negociador de Sintramienergética, a varios integrantes de su filial Funtraenergética y a algunos de Sintraima, el sindicato nacional de la industria metalúrgica.

Más adelante, la carta ordena a las “sindiguerrilleras” en todo el país a levantar cualquier paro u “alteración del orden social”, o de lo contrario atenerse a que comience “la limpieza de escorias y sabandijas”, fijando la hora cero para el pasado siete de agosto. Esto en momentos en que un número importante de paros están en marcha -como los pequeños mineros y los empleados de la Drummond- o están ad portas de la hora cero, como es el caso de los cafeteros o los campesinos.

No es la primera amenaza contra los sindicatos de la Drummond este año. Varios de sus integrantes ya habían sido amenazados en una anterior carta de los Rastrojos, que los acusaba en abril de tener un “discurso subversivoarcaico” en línea con el de las Farc y el Eln o de lo contrario estar sujeto a que “iremos más allá de las amenazas y regresaremos a las actuaciones de los 90 sin piedad ni temor alguno”.

Y, como contó La Silla, Rubén Darío Morrón -líder del sindicato y empleado de la multinacional carbonífera- sufrió un atentado mientras viajaba en un taxi en Barranquilla, un día antes de que se instalara la mesa de negociación en Santa Marta entre Sintramienérgetica y la empresa estadounidense.

Esta es la carta, que puede leer completa acá: