El 7 de agosto, mientras la dejaban entrar a la Plaza de Bolívar para la ceremonia de posesión de Gustavo Petro, la ministra de Cultura Patricia Ariza le dijo a la Silla que ese día empezaba un Estallido cultural. “Lo inauguramos estos cuatro años, pero va a permanecer para siempre” afirmó.
Ariza, de 76 años, quien antes de ser ministra fue directora del teatro la Candelaria en Bogotá y de puestas en escena sobre el genocidio de la UP en donde milita, ya empezó a aterrizar este discurso. El “Estallido cultural por la paz y por la vida” empezó el pasado 15 de octubre y, por ahora, irá hasta diciembre.
Se trata de un programa sombrilla que cobija 907 eventos culturales que el Ministerio de Cultura patrocina —en 31 departamentos, todos menos Guainía— con10 mil millones de pesos. Esta es la primera apuesta del ministerio para dignificar el trabajo de artistas a partir de ayudas económicas a uno de los sectores más precarizados durante la pandemia.
La hoja de ruta para que esta sea una apuesta de empleabilidad más grande y permanente aún no es clara. Por ahora, incluye una serie de coqueteos con el Ministerio de Hacienda que evalúa la posibilidad de aterrizar con el sector cultura, especialmente afín al presidente Petro, la promesa de campaña de generar un programa público de empleo garantizado.
El Estallido recibe al petrismo que se movió en campaña
Según el Ministerio, el Estallido es “una iniciativa de la sociedad en la cual el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes se ha vinculado a través de la concertación y del apoyo logístico”. Ese no es el nombre oficial del Ministerio, pero sí es la forma en la que la ministra Ariza lo ha bautizado, como lo quiere nombrar con un proyecto de ley que impulsa la representante paisa Susana Gómez.
Para el Estallido el Ministerio firmó convenios como parte de la convocatoria anual del Programa Nacional de Salas Concertadas, que existe desde 1993. Esta convocatoria se llamó “ReactivARTE” y la lanzó en abril el MinCultura de Angélica Mayolo durante el Gobierno Duque, con un presupuesto original de más de 5 mil millones de pesos para “brindar estímulos especiales a salas de teatro y espacios no convencionales destinados a las artes escénicas”.
El MinCultura de Ariza amplió este presupuesto “a través de alianzas con entidades artísticas y culturales, aportamos más de 10 mil millones de pesos”, como le confirmó a la Silla Ángela Beltrán, asesora del Ministerio.
Para participar en la convocatoria, los grupos de artistas tenían que estar constituidos como personas jurídicas y registrados en la Cámara de Comercio de su ciudad. “Todas las salas concertadas somos entidades sin ánimo de lucro registradas, pertenecientes al régimen especial. Estos fueron los requisitos para participar en la convocatoria” dice Catalina Murillo, directora del Pequeño Teatro de Medellín.
“La mayoría de nosotros tiene otros empleos para sostenerse económicamente, pero algunos nos dedicamos totalmente a esto, como somos independientes, tenemos que ser mucho más disciplinados para mantenernos” cuenta la representante legal de la Asociación de Teatristas Independientes de Cartagena (Aditecar), uno de los grupos que ha sido beneficiado.
En septiembre, las salas seleccionadas en la convocatoria firmaron un convenio para recibir el apoyo del MinCultura, este varía según el tamaño y la antigüedad de las salas. Algunas recibieron 10 millones de pesos por su participación en el Estallido. De este monto, la mitad la usaron en una función con el grupo de planta, según le explicaron a La Silla tres salas. Los cinco millones restantes se dividieron en el alquiler y funcionamiento del teatro y tres millones adicionales para usarse en la contratación de un grupo de otra disciplina.
“Por ejemplo, nosotros somos un grupo de teatro” dice David Carmona miembro de la corporación Los Chicos del Jardín de Manizales, “entonces usamos los tres millones que nos quedaron de la función para contratar a un grupo de danza de la ciudad. Este era otro requisito del Ministerio, tenía que ser un grupo de otra disciplina artística pero de la misma ciudad o región”. Carmona presentó este fin de semana la obra “La letra con sangre entra”, la historia de cinco estudiantes en un aula de clases que critica la educación tradicional en el país.