Si en el gobierno de Santos I había cinco locomotoras del desarrollo, Germán Vargas Lleras se está moviendo para convertirse él mismo en la verdadera locomotora de Santos II.

Si en el gobierno de Santos I había cinco locomotoras del desarrollo, Germán Vargas Lleras se está moviendo para convertirse él mismo en la verdadera locomotora de Santos II.

Ayer Vargas explicó, en una entrevista en Caracol Radio, que reestructurarán la Presidencia y la Vicepresidencia, que a Casa de Nariño llegará Néstor Humberto Martínez, una persona de toda su confianza, y que su despacho va a deshacerse de los temas que han tenido los vicepresidentes desde el gobierno Pastrana (indígenas, afros, otras minorías y Derechos Humanos), para dedicarse a coordinar los proyectos de infraestructura y desarrollo de interés nacional.

En principio, Vargas hará esta tarea de coordinación a través de una comisión relativamente desconocida y que hasta ahora no tiene tantos dientes, la Comisión Intersectorial de Infraestructura y Proyectos Estratégicos (CIIP) que creó el gobierno en noviembre pasado como un espacio de coordinación interministerial.

En esa comisión se sientan los ministros de Interior, Ambiente, Hacienda, Minas y Transporte, el director de Planeación y el del Dapre. Reunidos, se encargan de definir qué proyectos son de interés nacional y estratégicos (Pines), para luego impulsarlos.

Hasta ahora, hay unos 30 Pines de Infraestructura, incluyendo las carreteras de la cuarta generación de concesiones y la Ruta del Sol, la modernización del Aeropuerto El Dorado o la adecuación del río Magdalena para su navegabilidad. También hay proyectos mineros como la expansión de Cerromatoso y energéticos como la terminal de exportación de gas de Cartagena.

Hasta ahora en la CIIP el Vicepresidente no tiene una silla y la secretaría de esta comisión la ejerce Planeación Nacional.

Pero todo eso es lo que seguramente cambiará con la reforma legal que impulsará Vargas para tener con qué cumplir sus metas, algo semejante a lo que logró con la Ley de Vivienda en 2012, como lo contó La Silla.

Dado que entre los Pines están las principales obras públicas del país, para Vargas aparecer a la cabeza de ellas, inaugurando las que se terminen y cobrando como suyos los logros en ejecución es la mejor forma de ambientar su candidatura del 2018. Al fin y al cabo, ya está demostrado que lo que la gente más recuerda son las obras de pavimento.

Ya en su entrevista en Caracol, Vargas mostró que va hacia allá. Habló del metro de Bogotá, de las vías terciarias, de la navegabilidad del río Meta y de la renovación del CAN, entre otras obras específicas.

También dijo que su mandato incluiría coordinar asuntos de vivienda y agua potable. Es decir, temas que no están hasta ahora en la CIIP pero sí en el ministerio que él ocupó y que le dejó a su alfil Luis Felipe Henao.

A esto se sumará, además, influir en otros sectores (como el del ministerio de Medio Ambiente) que en principio no estarán oficialmente dentro de su órbita pero que tienen temas que son fundamentales para meterle el acelerador a la infraestructura.

Anunció, por ejemplo, que impulsará tres proyectos de ley que andan empantanados y que el gobierno pasado no logró sacar en cuatro años: el Código Minero, la ley de consultas previas y la reforma a las CAR.

Todo eso lo que muestra es que Vargas quiere construir su propia locomotora. Y, a juzgar por la habilidad con la que montó el programa de Vivienda y lo volvió una prioridad del gobierno Santos I, seguramente va a lograrlo.

“El sector de infraestructura tiene muchos problemas de ejecución y Vargas va a ayudar mucho en un país donde nunca hay un resultado”, dijo alguien que conoce el sector y al vicepresidente. “Santos es más estratégico y le hace falta alguien que esté más al frente de la gestión”.

“A Vargas le interesa conocer gente y hacer méritos para que voten por él”, dijo un ex funcionario del gobierno. Manejando el sector transporte la tentación de hacer proselitismo político será aún más grande que la muy poco reprimida que tuvo en Vivienda, donde solo tenía a su cargo burocracia y sede en Bogotá. Pero el Ministerio de Transporte tiene Invías en todas las regiones, solo para mencionar un botín burocrático apetecido del sector.

Además, entre el Ministerio de Vivienda, el de Transporte y las dos entidades grandes que están dirigidas por este (la ANi e Invías), sus alfiles tendrán manejo de unos ocho billones de pesos de presupuesto de inversión, una quinta parte de todo el presupuesto de inversión del Gobierno para el próximo año.

El Súperpoderoso

Vargas Lleras será una de las personas más poderosas del nuevo gobierno y su poder quedó claro hace algunos días cuando logró que Cecilia Álvarez-Correa saliera del Ministerio de Transporte, a pesar de que ella quería quedarse, y que éste quedara en manos de Natalia Abello, una abogada poco conocida a nivel nacional y que nunca ha trabajado en ese sector, pero que tiene su apoyo (y sobre todo el de sus grandes aliados y financiadores, los Char). Abello viene de ser la mano derecha de Elsa Noguera, la alcaldesa barranquillera.

Fuera de Abello y de Henao, que varios dentro del gobierno creen que en la práctica terminarán fungiendo como viceministros de Vargas Lleras, el Vicepresidente tiene ascendencia sobre otros dos personajes que jugarán roles muy importantes en la Casa de Nariño, además de su cercanía con funcionarios como el director de la Unidad de Protección Andrés Villamizar, los superintendentes de Notariado Jorge Enrique Vélez y de Industria y Comercio Pablo Felipe Robledo o la nueva directora del Icbf Cristina Plazas.

Por un lado, la secretaria privada de Santos, María Isabel Nieto, ha hecho gran parte de su carrera pública a la sombra de Vargas Lleras, y es quien le manejará la agenda al Presidente.

Por otro, estará el abogado Néstor Humberto Martínez, quien se supone que será la cabeza del ministerio de la Presidencia cuando se apruebe el decreto que él mismo está redactando.

Martínez es amigo personal de Vargas desde hace años y es militante de su partido Cambio Radical. Además, es comúnmente conocido como “el hombre de Sarmiento”, por su larga relación de trabajo como asesor de Luis Carlos Sarmiento, el hombre más rico de Colombia.

Según supo La Silla, en el último tiempo Martínez se ha convertido en una de las personas que más escucha el Presidente, influencia que seguramente crecerá una vez se posesione en su nuevo cargo. Con personas muy cercanas a él hablándole al oído al Presidente, con un presupuesto multimillonario a su disposición y con la visibilidad que da entregar obras, Vargas será el motor con mayor impulso al interior del nuevo gobierno.

Le beneficiará, además, el estilo de gobierno del Presidente, a quien le gusta delegar funciones, como contó La Silla, y quien podría concentrarse en lo internacional, que es una de las áreas en las que más se interesa, y en los asuntos más estratégicos relacionados con el proceso de paz.

Las pujas en cocción

Las pujas en cocción

Nadie que conozca a Vargas Lleras duda que el Vicepresidente hará todo lo que sea necesario para ferrocarrilear las obras de infraestructura que le corresponden. Pero para lograrlo necesaritaría dos cosas: sacar adelante normas clave como la de consulta previa, que se ha convertido en un cuello de botella para algunos proyectos de infraestructura; y, por otro lado, la plata necesaria para que proyectos como las carreteras de 4G tengan cómo financiarse.

El problema, como mostró el caso de la venta prorrogada de Isagen, es que en esos dos frentes ni él ni el gobierno en general tienen tanto margen de maniobra: las mayorías en el Congreso no son tan amplias como lo fueron en el período pasado y la regla fiscal limita la posibilidad de gastar más plata.

Aunque Vargas quiera debilitar la regla fiscal, ésta es necesaria para que Santos logre su sueño de ingresar a Colombia a la Ocde y el ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas es un gran defensor de ella.

Por eso Cárdenas (que podría ser el más seguro rival de Vargas en las elecciones de 2018) puede convertirse en un obstáculo para que el vicepresidente repita el éxito que tuvo con la Ley de Vivienda.

“Con Cárdenas la relación va a ser muy tensa porque el estilo de Vargas es entrar pisando duro en el tema de la plata”, dijo la fuente que lo conoce bien. Otra, que trabaja en el gobierno, dijo a La Silla que esa colisión ya se ve venir y que el primer pulso se dará en una reunión que tendrán próximamente.

En el tema del presupuesto, que es fundamental para Vargas Lleras, Simón Gaviria podría convertirse en su aliado si no fuera porque hasta hace muy poco ha sido su rival.

Hasta ahora, según los documentos previos del Plan de Desarrollo, que estará a cargo de Simón, y según el discurso de posesión de Santos, los temas que quiere manejar Vargas no van a ser ejes del Plan, lo que podría quitarles presupuesto.

Pero según le dijo una fuente conocedora a La Silla, uno de los propósitos de Gaviria desde Planeación Nacional es darle el debate a Cárdenas sobre la regla fiscal y las inflexibilidades que ésta impone para el gasto social (que en el fondo es el principal objetivo de esta regla: que el país no gaste más de lo que tiene).

Si Gaviria y Vargas Lleras se unen en este frente, el Vicepresidente tendrá mayores posibilidades de lograr resultados.

Pero Simón también tiene aspiraciones presidenciales y parte de la puja entre los dos será alrededor de cual de ellos dos se une el gran partido Liberal que quiere dejar Santos como su legado.

De hecho, los Gaviria y Vargas Lleras están trenzados actualmente en otro pulso de poder alrededor de la elección del Contralor, como lo contó La Silla hace meses.

Tocará ver, entonces, cómo se posiciona cada uno y los dos frente a Cárdenas en los próximos meses.

Con el Ministro de Hacienda, además, Vargas Lleras tendrá otro pulso y será alrededor de las direcciones de Findeter y Fonade, dos entidades que manejan gran parte de la plata de los sectores que estarán bajo la égida de Vargas Lleras pero que formalmente dependen de Hacienda.

En conclusión, la figura de Vargas Lleras será una de las más interesantes del nuevo gobierno.

Soy la directora, fundadora y dueña mayoritaria de La Silla Vacía. Estudié derecho en la Universidad de los Andes y realicé una maestría en periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Trabajé como periodista en The Wall Street Journal Americas, El Tiempo y Semana y lideré la creación...

Fui usuario y luego periodista de La Silla Vacía. Tras más de una década haciendo de todo en esta escuela de periodismo, de la que fui director editorial, me fui a ser lector y SuperAmigo. Ahora me desempeño como redactor jefe de El País América Colombia.