El haber recorrido desde hace más de 25 años la Zona de Interés Turístico – ZIT - Usaquén
en Bogotá, la ciudad en la que he vivido toda mi vida, me motivó a buscar comprender cómo
puede ser un lugar tan complejo, cambiante, contradictorio y dinámico a la vez. En tan corto
tiempo, la zona se ha convertido en un lugar muy atractivo para los visitantes,
transformándose significativamente y produciendo una mezcla de muchas expresiones que
se debaten entre lo tradicional y lo contemporáneo; entre la defensa de lo local por parte de
sus habitantes y, a la vez, una relativa aceptación de parte de estos, por aquellos elementos
arquitectónicos, comerciales y artísticos globales, que se viene encarnando e imponiendo en
su territorio. En la ZIT Usaquén se dan diversas paradojas de los lugares turísticos
contemporáneos, que se pueden analizar a través de los cambios en su corporalidad, en las
prácticas sociales e imaginarios, todo lo cual encarna múltiples características del ser
posmoderno o hiper moderno (Lipovetsky, 2006): la simulación, el presentismo, la
efimeralidad, la búsqueda de la fantasía y el individualismo exacerbado, entre otros.