Detector a las afirmaciones falsas de este médico gringo sobre las vacunas

en pocas palabras

El doctor Steven Hotze hace afirmaciones falsas de las vacunas de ARNm. 

 

Al chat de WhatsApp de La Silla Vacía (+57 318 312452) llegó un video en el que el médico gringo Steven Hotze habla sobre las vacunas del covid, en especial hace referencia a las que usan la tecnología de ARN mensajero (ARNm).

Como varios de nuestros usuarios nos pidieron verificar la veracidad del video y como usuarios de Facebook también tienen dudas de su veracidad, decidimos pasarle el Detector de Mentiras al video de 17 minutos. 

Encontramos que lo que Hotze dice en el video es falso porque mezcla afirmaciones falsas sobre las vacunas disponibles contra el covid.

Así se ve el video que circula en redes. Aclaramos que no lo subimos a Youtube porque el contenido falso podría viralizarse.

El hombre que habla es Steven Hotze, un médico texano que dirige el Centro de salud y bienestar Hotze.

Como reportó AFP, en diciembre de 2020 la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) le envió una carta de advertencia a Hotze para que dejara de ofrecer productos no aprobados que supuestamente ofrecían protección contra el covid.

Verificamos cada uno de los puntos que Hotze toca en el video y esto fue lo que encontramos: 

1. “Las vacunas de ARNm no son vacunas reales”: Falso

Hotze dice que la vacuna de ARNm “no es una vacuna en absoluto. Es una terapia génica experimental con ácido ribonucleico mensajero sintético (ARNm) y funciona de manera muy diferente a las vacunas históricas ".

Eso es falso. 

El ARN mensajero (ARNm) es una molécula muy parecida al ARN y al ADN, que son códigos genéticos que contienen información. Las vacunas de Pfizer y Moderna, por ejemplo, utilizan ARNm.

Lo que se está inyectando con las vacunas son las “instrucciones” (ARNm) encapsuladas en “cajitas” o nanoburbujas de grasa que se fusionan con células musculares en nuestro cuerpo, y allí entregan el mensaje.

El ARN mensajero lleva la receta molecular para que las células fabriquen la proteína viral que el sistema inmune pueda reconocer, y así dan “instrucciones” al cuerpo para que el sistema inmunológico enfrente la enfermedad con esa proteína. 

En este vídeo lo explicamos más detallado:

Y las vacunas de ARNm sí son vacunas reales 

"Las vacunas de ARNm son, de hecho, verdaderas vacunas vivas que producen el antígeno deseado, la proteína de pico SARS-CoV-2, en el sitio de inyección", dijo en AFP Grant McFadden, director del Centro de Biodiseño para Inmunoterapia, Vacunas y Viroterapia de la Universidad Estatal de Arizona.

De acuerdo a Juan José Yunis, gentestisa e investigador postdoctoral en Inmunogenética y Biología Molecular, esta tecnología se viene investigando desde hace mucho tiempo, y eso permitió que se pudiera aplicar de manera rápida y así hacer una vacuna segura.

"La tecnología mediante la utilización del ARN mensajero, tanto para vacunas como también para otros tratamientos que se utilizan en genética, viene investigándose ya desde hace muchos años, entonces esto no debe causar en la población ninguna alerta ni alarma”, dijo Yunis en un Facebook Live sobre vacunas del Ministerio de Salud.

Por eso, expertos en el tema en todo el mundo, desde los Centros para el control y prevención de enfermedades de Estados Unidos (CDC) hasta la Asociación Colombiana de Genetistas, han dicho que estas vacunas son seguras y funcionan.

2. “Las vacunas no sirven porque no generan inmunidad”: Falso

Las vacunas desarrolladas contra el covid no eliminan el virus ni detienen su transmisión. Su objetivo es que, así la gente se infecte, no desarrolle una enfermedad grave y así no tenga que ir a una UCI ni se muera.

Todas las vacunas que han tenido autorización de emergencia en el mundo hasta ahora tienen una eficacia de por lo menos el 80 por ciento para proteger a la gente de síntomas graves y de la muerte. Eso no quiere decir que el otro 20 por ciento vaya a tener esos síntomas, sino que si le da covid puede desarrollarlos.

La idea de estas vacunas es bajar las muertes, a diferencia de otras como la del sarampión, en la que uno realmente apunta a que no dé sarampión”, nos dijo Andrés Vecino, salubrista de la Universidad Johns Hopkins.

Ahora bien, que las vacunas hayan sido desarrolladas para no dejar morir a la gente, y no tanto para evitar que la gente se infecte, tiene un sentido de salud pública porque hace que quien se infecte no desarrolle síntomas tan graves como para ir al hospital. Eso aliviana la carga en el sistema de salud, como sugiere en este artículo la viróloga Angela Rasmussen, de la Universidad de Georgetown.

En todo caso, los investigadores todavía están averiguando si las vacunas contra el covid pueden reducir e incluso detener la transmisión del virus; los estudios apuntan a que sí parece estar sucediendo. 

3. “Las vacunas contra el covid no son seguras porque se hicieron muy rápido”: Falso

El médico gringo Hotze plantea preocupaciones sobre la seguridad de las vacunas por el tiempo en que fueron producidas. 

Pero, según expertos, el hecho de que se hayan producido más rápido de lo normal no afecta su eficacia.

Según Claudia Milena Cuéllar, directora encargada de Promoción y Prevención del Ministerio de Salud, la creación de una vacuna sí puede demorar entre 10 y 15 años. Pero dice que se puede lograr un resultado más rápido y eficiente si hay un trabajo conjunto entre Gobierno, entidades científicas y organizaciones privadas, como está pasando con el covid.

Según la Universidad Nacional, para desarrollar una vacuna se siguen seis fases:

  1. Exploratoria: que usualmente toma entre 2 y 4 años.

  2. Preclínica de ensayos in vitro: 1 a 2 años.

  3. Estudios clínicos en humanos: en grupos sanos, grupos que pueden incluir personas en riesgo y un grupo control.

  4. Aprobación oficial.

  5. Producción de la vacuna.

  6. Vigilancia posterior.

Diego Mejía, biólogo con énfasis en Genética, doctor en Ciencias Biomédicas y profesor de la Nacional indicó que, ante una emergencia, el tiempo de desarrollo de una vacuna para que salga al mercado es de alrededor de un año y medio, teniendo en cuenta que los ensayos preclínicos duran entre cinco y seis meses; y los clínicos, un año.

Es decir: aunque la producción de una vacuna es demorada, en emergencias las fases se acortan.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) también indica que todas las vacunas para el covid deben completar las tres fases de estudio (o ensayo clínico) antes de que puedan ser aprobadas para su uso en la población.

“Las vacunas que se están desarrollando contra la COVID-19 están siguiendo estas mismas fases, pero en algunos casos las fases se solapan o aceleran cuando se dispone de información suficiente. Una vez que las vacunas contra la COVID-19 se aprueban para su uso en la población general, el monitoreo de la seguridad continúa”, dice la OPS. 

Por todo lo anterior, calificamos como falsas las afirmaciones que el médico gringo hace en el video.