Detector a imagen que muestra datos para no vacunarse

en pocas palabras

Varios de las afirmaciones son falsas. 

En Twitter está circulando una imagen que muestra varios datos para no vacunarse contra el covid. 

La imagen tiene el título: “Datos para ayudarte a tomar una mejor decisión”. Presenta 11 supuestos datos con el objetivo de no incentivar la vacunación. 

Como varios de nuestros usuarios nos pidieron verificar la imagen a través del Chat de WhatsApp de La Silla, (+57 318 312452), le pasamos el Detector de Mentiras y encontramos que es falsa porque la mayoría de datos que presenta no son ciertos.

Esta es la imagen que circula en redes:

Acá la verificación de cada punto:

1. “¿Las vacunas están aprobadas por la FDA? NO”: falso

Varias de las vacunas contra el covid, como las de Pfizer, Moderna o Janssen, tienen la aprobación de emergencia de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA). Es decir, sí tienen una aprobación. 

La FDA aplica que una Autorización de Uso de Emergencia es un mecanismo para facilitar la disponibilidad y el uso de contramedidas médicas, como las vacunas, durante emergencias de salud pública, como la actual pandemia de covid.

Esa autorización de emergencia no implica que no se hayan probado rigurosamente: la FDA explica que cumplen todas las fases clínicas para generar los datos científicos necesarios para determinar su seguridad y eficacia, como cualquier medicamento autorizado. 

Además de esos datos, las solicitudes de autorización de emergencia incluyen un plan de seguimiento activo de seguridad, es decir, un camino para ir verificando que son seguras. Por ejemplo, revisan cuántas muertes, hospitalizaciones y otros eventos adversos graves hay y a qué se deben, para que se pueda ir revisando su riesgo-beneficio y así saber si se mantiene la autorización de emergencia.

De hecho, con esa autorización los fabricantes deben continuar sus estudios clínicos, para luego obtener la suficiente información de seguridad y eficacia para lograr la aprobación ordinaria de la vacuna.

Es decir, las vacunas actuales sí tienen una aprobación de emergencia de la FDA. 

2. “¿Las vacunas de Pfizer, Moderna y Jhonson & Jhonson son terapias transgénicas?: SÍ”: falso

Las terapias transgénicas son un método en el que los científicos insertan genes nuevos o modifican los que ya existen. Las vacunas contra el covid no insertan genes nuevo ni modifican los existentes, por lo que no son terapias transgénicas. 

De acuerdo al Laboratorio de Salud Digital de Meedan, una ONG de tecnología global que apoya a verificadores con información de expertos en salud, históricamente han existido cuatro tipos vacunas. Acá van en su orden de aparición: 

  • Vacunas vivas atenuadas: Utilizan una forma más débil, también llamada 'atenuada', de un germen vivo. Algunas de estas vacunas vivas atenuadas se utilizan para proteger contra enfermedades como el sarampión, las paperas, la rubéola; rotavirus; viruela; varicela; y fiebre amarilla. Este tipo de vacuna es la que Brandolino defiende, sin embargo hay más vacunas válidas. 
  • Vacunas inactivadas: Usan la versión muerta o inactiva del germen, por lo que no son tan capaces de ayudar a los humanos a desarrollar cierta inmunidad a un germen como las vacunas vivas atenuadas y no pueden proporcionar inmunidad por tanto tiempo. Estas vacunas protegen contra enfermedades como la hepatitis A, la influenza, la poliomielitis y la rabia.
  • Vacunas de subunidades, recombinantes, polisacáridos y conjugadas: Utilizan partes particulares del germen, como su proteína o azúcares, para crear una fuerte inmunidad a partes específicas del germen. Algunas enfermedades en las que se enfocan estas vacunas son la hepatitis B, el VPH, la tos ferina
  • Vacunas de toxoides: Utilizan un producto dañino llamado "toxina" que es producida por el germen. Una toxina es un organismo vivo que normalmente puede dañar partes del cuerpo como los tejidos cuando entran en contacto con ellos. Sin embargo, las toxinas en las vacunas son inofensivas porque se han debilitado mucho en los laboratorios, ya que su único trabajo es enseñar al sistema inmunológico cómo combatir el germen. Se utilizan para enfermedades como la difteria y el tétano.

Ninguno de todos esos tipos de vacuna es una terapia transgénica.

Tampoco lo son los dos nuevos tipos de vacuna que se están estrenando con el covid.

Una es la de ‘vectores recombinantes', microorganismos que contienen una versión modificada de otro virus (el vector) para darles instrucciones importantes a nuestras células (como la de Janssen). En este caso el vector actúa como un virus, de forma similar a las vacunas vivas atenuadas o a las inactivadas.

La segunda es la que usa el ARN mensajero (ARNm), una molécula muy parecida al ARN y al ADN, los dos ácidos del núcleo celular que contienen información genética. Las vacunas de Pfizer y Moderna utilizan ARNm.

Lo que se está inyectando con las vacunas son las “instrucciones” (ARNm) encapsuladas en “cajitas” o nanoburbujas de grasa que se fusionan con células musculares en nuestro cuerpo, y allí entregan el mensaje.

El ARN mensajero lleva la receta molecular para que las células fabriquen la proteína viral que el sistema inmune pueda reconocer, y así dan “instrucciones” al cuerpo para que el sistema inmunológico enfrente la enfermedad con esa proteína, como indicamos en este Explicadito.

Este tipo de vacunas buscan que el propio organismo produzca una proteína del virus sin necesidad de inyectarlo, pero no modifica los genes existentes ni inserta unos nuevos.

3. “¿Pfizer/Moderna usan tecnología ARNm nunca usada en vacunas? SÍ”: más cierto que falso

Es cierto que Pfizer y Moderna usan vacunas de ARNm, que son un nuevo tipo y por lo tanto es una tecnología nunca usada hasta ahora.

Pero no es enteramente nueva: la tecnología empezó a desarrollarse en la década de los noventa y ha crecido gracias a descubrimientos que la hicieron más segura y eficiente.

Según Norbert Pardi, inmunólogo y profesor de la Universidad de Pensilvania, el ARN es capaz de generar una fuerte reacción del sistema inmunitario, por lo que puede causar una inflamación severa y hasta la muerte. Ese problema se encontró con las primeras vacunas de ARN que se probaron en animales, como reportó la BBC.

"Pero, hace unos 15 años, los investigadores del equipo al que me uní en la Universidad de Pensilvania descubrieron que se podía resolver reemplazando la uridina (una de las moléculas que componen el ARNm) por la pseudouridina" dijo Pardi a la BBC. 

Esta sustitución significa que el ARNm sintético puede acceder libremente a la célula, ya que los sensores de nuestro organismo no lo podían identificar como una amenaza, y así evita esos efectos negativos.

Según Pardi, este descubrimiento fue la clave para hacer posibles las vacunas de Pfizer/BioNTech y de Moderna.

Otra innovación crucial fue el desarrollo de una mejor capa de grasa que envuelve y protege al ARNm, evitando que se degrade de camino a las células.

Juan José Yunis, genetista e investigador postdoctoral en Inmunogenética y Biología Molecular, defendió la tecnología de ARNm en un Facebook Live sobre vacunas del Ministerio de Salud: "La tecnología mediante la utilización del ARN mensajero, tanto para vacunas como también para otros tratamientos que se utilizan en genética, viene investigándose ya desde hace muchos años, entonces esto no debe causar en la población ninguna alerta ni alarma”.

En suma, sí usan una tecnología que por primera vez aparece en vacunas aplicadas a humanos, pero que lleva desarrollándose muchos años.

4. “¿Han hecho pruebas de seguridad en animales? NO”: falso 

En la producción de la vacuna se empieza con la etapa preclínica, probando la sustancia en placas en los laboratorios, in vitro, y si el resultado es exitoso, se permite ensayar con animales. 

En el desarrollo de la vacuna contra el virus que produce el covid se han hecho pruebas con ratones genéticamente modificados, hurones, hamsters, primates como macacos, alpacas y cerdos, como cuentan los colegas de Salud con Lupa.

5. “Las personas que se vacunan se someten a un experimento? SÍ”: falso

Como indica el Ministerio de Salud, las vacunas contra el covid fueron elaboradas con los estándares de calidad y seguridad necesarios para ser aprobadas por entidades como el Invima, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) o la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). 

Cada fabricante de la vacuna debió presentar los ensayos clínicos que, además de demostrar su eficacia contra el virus, garantizaran que no afectaban la salud de los ciudadanos que recibían las dosis, por lo que las personas que se vacunan no “se someten a un experimento”, como dice la imagen que se difunde en redes. 

La parte “experimental” de la vacuna hace parte de la fase I de su producción. En esa fase es un primer intento por evaluar la vacuna en un grupo de personas pequeño, generalmente involucra a menos de 100 voluntarios. 

Las metas de las pruebas de fase I son evaluar la seguridad de la vacuna candidata y determinar el tipo y el alcance de la respuesta inmunológica que provoca la vacuna. Un ensayo prometedor de fase I avanzará a la siguiente etapa.

Como las vacunas que se están usando están en fase IV, vacunarse no es someterse a un experimento.

5. “¿La vacuna evita el contagio? : NO - “La vacuna evita que me infecte de covid? NO”: más cierto que falso

*Unimos las frases 6 y 7 de la imagen porque hablaban de lo mismo. 

Las vacunas actuales contra el covid tienen varias metas, con un orden claro de importancia: 

  • Evitar la muerte
  • Reducir la enfermedad grave
  • Reducir la enfermedad leve 
  • Cortar la transmisión. 

Hasta ahora, los estudios que han observado cómo funcionan las vacunas contra el covid en condiciones reales (estudios sobre la efectividad de las vacunas) han demostrado que estas vacunas son altamente efectivas para evitar la muerte y la enfermedad grave que causa el virus.

Pero, como indican los CDC, existe la posibilidad de que algunas personas vacunadas se enfermen porque ninguna vacuna es 100 por ciento efectiva. A estos casos se los denomina casos de infección en vacunados. 

Aunque las vacunas no evitan el contagio, sí han demostrado disminuirlo en decenas de estudios alrededor del mundo. Por ejemplo, este estudio publicado en The New England Journal of Medicine mostró que la transmisión domiciliaria del covid fue aproximadamente entre un 40 y un 50 por ciento menor en los hogares de pacientes que habían sido vacunados.

 Y este estudio publicado en la revista Nature indica que la tasa rápida de vacunación disminuye la probabilidad de aparición de una cepa resistente del virus. 

En lo local, el equipo de vigilancia epidemiológica de la Secretaría de Salud de Bogotá encontró que con la vacunación se redujeron los casos activos con covid de la población mayor de 70 años en un en 20 por ciento, y en 39 por ciento en población mayor de 80 años. 

Con la vacunación en adultos mayores hubo una reducción del 50 por ciento de los fallecimientos de esta población a causa del virus. 

7. “¿Moderna y Pfizer usó células de bebés abortados en sus pruebas confirmatorias: SÍ” -“¿y Johnson & Johnson usó células de bebés abortado en todas sus etapas (desarrollo, producción y pruebas)? SÍ”: más cierto que falso

*Unimos las frases 8 y 9 de la imagen porque hablaban del mismo tema. 

Como los colegas de Chequeado reportaron, desde 1970 se utilizan líneas celulares derivadas de células de fetos de embarazos interrumpidos voluntariamente en la fabricación de vacunas, incluidas las vacunas actuales contra la rubéola, la varicela, la hepatitis A y el herpes zóster.

Varias vacunas contra el covid también usan líneas celulares derivadas de células fetales, como cuenta este artículo de la revista Science.

Las líneas celulares son células de un tipo único (humano, animal o vegetal) que se han adaptado para crecer continuamente en el laboratorio y que se usan en investigación.

La vacuna de Astrazeneca utiliza la línea celular HEK-293, una línea celular renal ampliamente utilizada en la investigación y la industria que proviene de un feto abortado alrededor de 1972.

La de Janssen utiliza la línea celular PER.C6m, que fue desarrollada a partir de células retinianas de un feto de 18 semanas abortado en 1985. 

“En estas vacunas, las células fetales humanas se utilizan como "fábricas" en miniatura para generar grandes cantidades de adenovirus, desactivados para que no puedan replicarse, que se utilizan como vehículos para transportar genes del nuevo coronavirus que causa COVID-19. Cuando los adenovirus se administran como vacuna, las células de los receptores comienzan a producir proteínas a partir del coronavirus, lo que con suerte desencadena una respuesta inmunitaria protectora”, dice Science. 

Sobre el tema Arthur Caplan, un bioético de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, dijo: “Hay mejores formas de ganar las guerras del aborto que decirle a la gente que no use una vacuna. Estos son abortos de hace mucho tiempo. Estas células tienen décadas de antigüedad, e incluso los principales líderes religiosos como el Papa han reconocido que por el bien común no vale la pena el simbolismo para poner en riesgo a la comunidad”.

La Pontificia Academia para la Vida del Vaticano declaró en 2005 y reafirmó en 2017 que, en ausencia de alternativas, los católicos podrían recibir vacunas elaboradas con líneas celulares fetales humanas históricas.

Por su parte, las vacunas de Pfizer y Moderna utilizan la tecnología ARNm y por eso no requieren el uso de cultivos celulares fetales para fabricar la vacuna.

Al inicio del desarrollo de la tecnología de vacunas ARNm, sí se utilizaron células fetales como "prueba de concepto" (para demostrar cómo una célula podría tomar el ARNm y producir la proteína de pico del SARS-CoV-2) o para caracterizar la proteína de pico del SARS-CoV-2, como contó el Departamento de Salud de Los Ángeles. 

8. "¿Las vacunas covid han ocasionado muertes y lesiones graves? SÍ": falso 

Según los CDC, los informes de muertes después de la vacunación contra el covid son poco frecuentes. El Sistema para Reportar Reacciones Adversas a las Vacunas (Vaers), que recibe información de posibles efectos adversos de las vacunas, indicó que recibió 6.789 notificaciones de casos de muerte en personas que recibieron la vacuna entre el 14 de diciembre del 2020 y el 16 de agosto del 2021.

Como hemos contado, los datos del Vaers no son de efectos adversos de las vacunas sino de posibles efectos: las personas vacunadas informan qué les pasó después de las vacunas, para que luego se hagan estudios para saber si se debieron a ellas o no. 

De acuerdo a los CDC, “después de una revisión de la información clínica disponible, incluidos los certificados de defunción, informes de autopsias e historias clínicas, no se estableció una relación causal con las vacunas contra el COVID-19”. Es decir, el análisis de los datos estableció que la vacuna del covid no generó esas muertes. 

Sí han ocurrido reacciones adversas tras la vacuna. Pero no son graves ni producen lesiones graves hasta donde se sabe, son inusuales y única que está probada, puede pasar con cualquier vacuna y con muchas otras sustancias.  

Entre ellas están:

  • Anafilaxia (reacciones alérgicas graves): según la OMS, este efecto adverso puede ocurrir con cualquier vacuna. Para el caso de la vacuna de covid ocurre en 2 a 5 casos por cada millón de personas vacunadas, según los casos notificados para las vacunas de Pfizer y Moderna.
  • Síndrome de trombosis-trombocitopenia después de recibir la vacuna de Janssen: Los CDC y la FDA dicen que hay una posible relación causal entre la vacuna y este síndrome. Ocurre en 7 de cada millón de mujeres vacunadas de entre 18 y 49 años. 
  • Síndrome de Guillain-Barré (SGB) después de recibir la vacuna de Janssen: El SGB es un trastorno poco frecuente en el cual el propio sistema inmunitario de la persona daña las neuronas y causa debilidad muscular y a veces parálisis. Se han recibido 161 reportes preliminares de personas que sufrieron el síndrome después de ser vacunadas. Falta ver si la vacuna tuvo una relación causal. 

Es decir, aunque sí se han notificado muertes y efectos adversos a la vacuna, no se ha encontrado una relación causal, contrario a lo que dice la imagen. Y menos muertes ni lesiones graves.

9. "¿Las farmacéuticas no se hacen responsables de las lesiones o muertes ocasionadas por las “vacunas” experimentales? NO": más cierto que falso.

Como ya explicamos antes, las vacunas contra el covid no son experimentales. Sin embargo, es cierto que las farmacéuticas hicieron lobby para reducir lo máximo posible su responsabilidad por efectos adversos e incluso fue por eso que tardaron las negociaciones entre el gobierno colombiano y ellas.

Como contamos aquí, el Ministerio de Salud se plantó en una negativa a las exigencias de las farmacéuticas de quedar exentas de cualquier responsabilidad por efectos negativos que pudieran llegar a tener sus vacunas. Eso especialmente con Pfizer, la primera con la que se arrancó la negociación.

Según supo La Silla, a Pfizer le pareció insuficiente porque no quería asumir responsabilidad ni por dolo o culpa grave, y argumentó que el contrato se debía firmar bajo ley del Estado de Nueva York, donde eso era posible.

La puja subsiguiente, incluyendo conseguir abogados reputados en Nueva York, fue una causa de demora, según le confirmaron a La Silla dos fuentes del Gobierno que han estado cerca a las negociaciones. 

En ello coincide Carolina Gómez, del Centro de Pensamiento en Medicamentos y quien le ha hecho seguimiento a la negociación. “Lo que hizo el Gobierno fue resistir esa embestida”, enfatiza. 

De hecho, este asunto apareció en negociaciones de otros países cercanos como Perú y Argentina.

Finalmente, en diciembre del año pasado el Congreso aprobó transferir al Estado la responsabilidad más probable por efectos secundarios de las vacunas mediante la ley 2064 del 2020, aunque solo mientras las vacunas estén en uso de emergencia y no si se demuestra que actuaron de mala fe o con tanta torpeza que parece mala fe.

“Los fabricantes de vacunas contra la Covid–19 adquiridas y suministradas por el Gobierno Nacional sólo serán responsables por acciones u omisiones dolosas o gravemente culposas, o por el incumplimiento de sus obligaciones de buenas prácticas de manufactura o de cualquier otra obligación que le haya sido impuesta en el proceso de aprobación”, dice el artículo quinto de esa ley. 

Eso significa que las farmacéuticas solo serían responsables si el Estado demuestra que actuaron de mala fe (por ejemplo vendiendo vacunas dañadas), con culpa grave (actuando con tal torpeza que parece mala fe, como no verificando si venden vacunas vencidas) o casos similares. Es decir, sí tendrían límites de responsabilidad.

Sin embargo, eso no significa que las vacunas no sean seguras. Antes de salir al mercado, los tratamientos tienen que pasar por varias etapas de investigación que garantizan su calidad, eficacia y seguridad.

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