OPINIÓN

¿Quieren ser revolucionarios?

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El gobierno progresista propuso el cambio y quiere producirlo. ¿Cuál sería un genuino cambio? En mi concepto, hacer que el Estado funcione.

El gobierno, en cambio, está trabando en dos frentes: anuncios y reformas, de un lado, y un programa de gasto, por otro. ¿Qué tan revolucionario es esto?

Anunciar billones para esto o aquello es idéntico a lo que nos acostumbraron pasados presidentes. Eso no cambia nada en el terreno, solo en los titulares de los periódicos o los noticieros.

Anuncios y reformas es creer, como los del consenso de Washington, que con en el congreso se transforma la realidad. Si las leyes cambiaran la realidad, seríamos el país más feliz del mundo. Dejen de interpretar la realidad de manera acomodaticia. Recuerden lo que dijo Marx, no se trata de interpretar la realidad sino de transformarla. La realidad solo se transforma cambiándole la vida a la gente. No las leyes.

Para que las cosas cambien para la gente, irónicamente hay que empezar por ayudar a que cambie la gente. Transfórmenla, mejórenla, llévenla a ser más íntegra, veraz, honesta, lectora, dedicada, fiel, y eso cambiará a Colombia de la raíz para arriba. Lo esencial de Antanas Mockus fue enseñarnos a los Bogotanos que podemos cambiar, y que el liderazgo que busca eso es el más edificante, profundo y duradero. Mucho más que el liderazgo de anunciar y gastar billones aquí y allá. 

Empiecen por la cultura y la educación, siempre por la cultura y la educación. Hoy nuestros educadores enseñan lo que saben, en lugar de enseñar a aprender. El alumno se debe convertir en aprendedor.

Por ahora el gobierno empezó con una típica lista de chequeo de tipo neoliberal: hacer reformas para esto o aquello. La realidad de las regiones que espere. La desesperanza de Nariño y Cauca, la inseguridad de Chocó y Antioquia, la angustia de los padres de familia frente al microtráfico en las calles, que esperen. El gobierno está pasando reformas, diseñado planes de desarrollo, dando declaraciones, anunciando billones de gasto y controlando precios. Es decir, anda en lo típico de los gobiernos, sin cambiar de veras.

Hasta ahora lo que se entiende es que la filosofía del cambio es gastarse todos los ahorros que hay disponibles en la economía, en manos de familias y empresas. Se busca pasar ese dinero a manos del gobierno y gastarlo en sus prioridades. 

A cuáles ahorros buscan echarles mano: utilidades de las petroleras y demás empresas, ahorros de familias y para pensiones y pronto las cotizaciones a salud. Después podrían venir por los depósitos en el sistema financiero y la emisión.

Es una forma interesante de gastar a manos llenas y no incumplir con la regla fiscal. Ahora bien, si se hace un análisis no-miope de la regla fiscal y se la mira intertemporalmente, en un período de cinco a diez años, se le está haciendo un daño de fondo. Solo que eso será visible posterior a 2025 cuando los costos de estas políticas pueden ser muy grandes.

Es algo similar a hacer elecciones y al mismo tiempo quebrantar la democracia. Se obedece la regla fiscal pero se la cumple solo en los próximos años mientras posteriormente se puede desbancar al Estado. 

De nuevo, en lugar de poner el esfuerzo en las reformas en el congreso y el gasto público, transformen al Estado. Conviértanlo en una organización dedicada a obtener resultados en el terreno. Bájenlo a trabajar allí donde las cosas no funcionan, y no le quiten el ojo hasta que no haya cambiado. 

Concéntrense primero en lo que no funciona. No se pongan a cambiar lo que funciona, pues puede hacer más daño que bien. 

En suma, veo al gobierno con las prioridades trastocadas, un concepto del cambio demasiado tradicional, una desatención a los verdaderos problemas, y una filosofía económica y fiscal que serán ganancias para el presente y problemas para el futuro.

Armando Benedetti, embajador en Venezuela y conocedor de la política y los gobiernos, dice que hay más presidente que gobierno. Esta crítica se debe agradecer dentro del gobierno. Señala en la menor cantidad de palabras posible que temprano en el partido hay errores de estrategia, táctica y alineación. 

Si quieren ser realmente revolucionarios, haga lo que nadie ha logrado hacer desde Lleras Restrepo: hacer que el gobierno funcione, cambien al país, y concentrarse en los sitios donde hay más sufrimiento, zozobra, hambre y desesperanza.

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