Escribo estas notas en medio del paro de maestros y de un debate no constructivo que se está presentando en Twitter. Dos personas a quienes respeto: Jorge Restrepo y Roberto Angulo, han venido presentando argumentos sobre los costos y damnificados del paro y han recibido un alud de críticas, descalificaciones, amenazas y en últimas “matoneo” por su posición. 
 
Creo en el derecho de los maestros a realizar el paro y con este instrumento luchar por sus reivindicaciones, el grueso de las cuales son económicas. Si su empleador, en este caso el Estado, representado por el gobierno nacional,  no ha cumplido con los acuerdos, es una forma legítima de presionar.
 
Dicho esto, Jorge y Roberto tienen razón en que quienes pagan de forma más directa las consecuencias negativas de esta situación, no son ni el gobierno, ni los maestros, sino las familias y los niños de los hogares que se ven afectados. Es decir, un tercero no representado nunca en ninguna de estas discusiones.
 
Estamos en una situación donde un grupo organizado de ciudadanos, los maestros agremiados en Fecode, reclaman por lo que consideran sus derechos, pero cuyas decisiones afectan también a un grupo amplio de ciudadanos no organizados: las familias de los estudiantes.
 
Toda acción genera consecuencias y no podemos pretender tener un buen sistema educativo donde sólo interactúan en las decisiones el Gobierno Central (ni siquiera todo el Estado) y el sindicato, y la voz e intereses del resto de la sociedad no están presentes.
 
Este es un debate que puede y debería ser más constructivo, pero como van las cosas, terminará, de nuevo, en un tire y afloje entre la Ministra y el Sindicato, donde los perdedores son las familias y los estudiantes.