OPINIÓN

El tal plebiscito no existe

hector-riveros-2023(0).jpg

Los opositores al gobierno quieren plantear las elecciones regionales de octubre como un plebiscito contra Petro, la verdad es que normalmente el comportamiento electoral en estas elecciones no está atado a la calificación al gobierno y esta vez no será la excepción. Cada contienda tiene su propia lógica.

Es cierto, de antemano, que al Pacto Histórico no le irá bien, términos de elegidos, especialmente en ciudades o departamentos grandes, y -aunque mejores sustancialmente su representación en asambleas y concejos- seguramente tendrá un porcentaje inferior al que obtuvo en las elecciones al Congreso el año entrante, por eso la apuesta comunicativa es anticipar una derrota de Petro.

Es prácticamente seguro que el “centro” recupere el protagonismo que perdió en las presidenciales y que peleé o, incluso gane la alcaldía de Bogotá y eventualmente otras como la de Cali, más algunas que serán “sorpresivas” para los medios como Cartagena, Bucaramanga y qué se yo cuántas otras de ciudades capitales. Prácticamente ninguno de esos resultados estará atados a la valoración que los electores tengan de la gestión del gobierno nacional y los ganadores habrán hecho esfuerzos por no dejarse meter en esa pelea.

Medellín y Antioquia, en cambio, sí tendrán su plebiscito propio, será alrededor de Quintero y no de Petro, aunque estén aliados y el presidente haya cometido la imprudencia de candidatizar al alcalde de Medellín para la próxima contienda presidencial. El alcalde ha hecho un gobierno confrontacional y decidió meterse de frente en las elecciones con candidatos propios que es inevitable que el resultado esté asociado a qué tanto quieren los antioqueños en general y, los medellinenses en particular que Quintero tenga influencia o no en los próximos gobiernos municipal y departamental. Si Fico gana, que probablemente lo haga habrá dificultades de coordinación con el gobierno nacional en los siguientes dos años.

En Cali, el desprestigio de Ospina quizás sea importante en la elección pero probablemente todos los candidatos se desmarcarán del actual gobierno local con lo que la pregunta final, el domingo de la votación, no será si cercano o lejano al alcalde, tampoco –a pesar del resultado de hace un año- sobre si Petro o no, sino sobre cualidades de los candidatos. Puede pesar ser mujer y desmarcada de políticos tradicionales.

Si Char es candidato en Barranquilla vuelve y gana y así las cuentas pueden seguir por los casi 1100 municipios y la asociación en cada caso a la gestión de Petro será una variable secundaria en el mejor de los casos.

Los partidos liberal, conservador, la U y hasta Cambio Radical tendrán como cobrar triunfos en las gobernaciones más importantes y volverán a tener la mayoría de las curules de asambleas y los concejos y los múltiples partidos nuevos alcanzarán figuraciones destacadas en muy pocos lugares o incluso en ninguno.

El Centro Democrático ganará dos o tres gobernaciones y se sumará a los resultados anti Quintero en Antioquia y nada de eso puede interpretarse como la desaparición o el fortalecimiento del “uribismo”. No, las elecciones de Octubre no mide sino a los candidatos en cada sitio y nada más.

Si Rodrigo Villalba, ex senador liberal, para poner cualquier ejemplo, gana la gobernación del Huila, como muy probablemente lo haga, ¿cómo lo cuentan en el supuesto plebiscito? Villalba estuvo relativamente cerca a la coalición de la Esperanza, ha sido liberal, ha tenido posiciones cercanas a las Petro y ha criticado otras cosas y seguramente se postulará por el Partido Liberal. ¿Cómo cuentan a Dilian Francisca Toro si gana? Y así decenas de nombres en los que será imposible asociar el resultado a la favorabilidad de Petro.

Toca repetir: la mayoría de los electores colombianos no tienen una fuerte asociación con posturas ideológicas (derecha, izquierda, centro), no tienen apego a los partidos políticos, escogen más a personas que a sellos y no tienen especial interés en si el Presidente es o no de la misma filiación del gobernador o del alcalde. Aunque parezca sorprendente algunos hacen balance entre supuesta mayor eficacia porque el potencial elegido sea amigo del Presidente con no darle tanto poder a una sola persona.

Se equivocan entonces los pre candidatos que están pendientes de hacer alianzas con otros supuestamente afines ideológicamente: si vamos divididos perdemos!, es una frase repetida por estos días. ¿Si vamos divididos quiénes? Esa fue la lógica de la Coalición de la Esperanza y ahí estuvo el resultado. Lo importante a esta altura no es con quién se alían sino qué representan, cuál su posicionamiento emotivo, no ideológico.

Los miembros del Pacto Histórico, por razones entendibles, cometerán el error de asociar mucho la elección al nombre de Petro, lo que facilitará, como quiere la oposición, que al final el titular pueda ser: derrota del gobierno. Petristas clase A se elegirán muy pocos, pero no por rechazo al gobierno sino por falta de equipo y porque en cada departamento o municipio las variables definitivas serán otras.

No habrá tampoco castigo a los partidos por apoyar o no a Petro. En Tocaima, para mencionar cualquier municipio, en este caso del Departamento de Cundinamarca, no elegirán concejales pensando de qué partidos son y su alcalde sumará al resultado de algún partido o será “independiente” porque se postula por firmas y nada de eso indicará nada distinto de eso. Todas las sumas que se hagan serán especulaciones sin fundamento.

Compartir