Uno de los fenómenos más lamentables que marcan la actual dinámica política, social y económica de Venezuela es la polarización. Poco queda de ese pueblo alegre y relajado que se inventó la palabra “chévere”, donde era normal que el dueño de la empresa se tomara unas cervezas con sus trabajadores al final de la jornada.

Uno de los fenómenos más lamentables que marcan la actual dinámica política, social y económica de Venezuela es la polarización. Poco queda de ese pueblo alegre y relajado que se inventó la palabra “chévere”, donde era normal que el dueño de la empresa se tomara unas cervezas con sus trabajadores al final de la jornada.
Bajo la premisa de que quien no está con Chávez está contra él, el gobierno pareciera gobernar para sólo la mitad de los venezolanos. El sector económico y cualquier partido de oposición, son técnicamente “enemigos” del presidente. A los ojos del gobierno, el sector económico tradicional representa el modelo de economía que el Socialismo del Siglo 21 busca erradicar, y el empresariado representa la oligarquía que en abril de 2002 intentó contra él un golpe de estado. Muchas empresas son objeto de nacionalizaciones, y otras sufren el viacrucis de la permisología y fiscalización, y el acceso restringido a medios de pago.
Las autoridades seccionales recientemente electas por partidos de la oposición, aquellas que se salvaron de inhabilitaciones que les impidieron concurrir a las elecciones, enfrentan trabas que les impiden gobernar normalmente. Muchas de ellas fueron despojadas de sus sedes, equipos y presupuestos. En cuestión de semanas, el gobierno, secundado por la Asamblea Nacional, ha puesto en marcha un proceso de “re-centralización” de la infraestructura, una retoma legal y militar de vías, puertos y aeropuertos que legalmente y constitucionalmente se encontraban bajo el control de las gobernaciones. En respuesta a lo anterior, el Consejo Legislativo del Zulia propuso hoy un referendo consultivo para que sea el pueblo de dicho Estado petrolero fronterizo con Colombia, quien decida quién debe controlar dicha infraestructura. Para ello, necesitará del concurso del Consejo Nacional Electoral.
Amanecerá y veremos.