Durante años, la ventaja de las Farc sobre los Gobiernos radicó en que mientras Tirofijo y su banda no tenían afán de ninguna clase, para la paz o para la guerra, los Presidentes y sus negociadores siempre tenían el cronómetro girando en su contra. Todos querían o debían hacer la paz o ganar la guerra en cuatro años.

Durante años, la ventaja de las Farc sobre los Gobiernos radicó en que mientras Tirofijo y su banda no tenían afán de ninguna clase, para la paz o para la guerra, los Presidentes y sus negociadores siempre tenían el cronómetro girando en su contra. Todos querían o debían hacer la paz o ganar la guerra en cuatro años.

Con Álvaro Uribe eso cambió. No sólo por la reelección, que le dio por primera vez 8 años a un Gobierno para enfrentar a la guerrilla, sino porque Uribe montó su estrategia sobre el desprestigio que significó para esa guerrilla el fracaso de cuatro años de “diálogo” con el Gobierno de Andrés Pastrana.

Las Farc completan 12 años a la defensiva y los esperan por lo menos otros cuatro, pues el Gobierno de Juan Manuel Santos mantendrá la presión. Al fin y al cabo fue elegido porque se comprometió a darle continuidad a la Política de Seguridad Democrática.

Los frutos de ese esfuerzo sostenido están a la vista. Ha sido un proceso lento de demolición que primero obligó a las Farc a reducir sus ataques, que las obligó a la replegarse selva adentro, lejos de los centros urbanos indispensables para su apoyo logístico. Después empezaron a perder mandos medios, rehenes y comunicaciones. Poco a poco fue subiendo el nivel de los mandos dados de baja o capturados hasta que las fuerzas armadas llegaron a los Jefes. Hoy cayó alias el Mono Jojoy, los demás están al alcance de la mano.

Todo ese recuento a vuelo de pájaro para decir que los colombianos debemos entender la importancia de mantener el esfuerzo. Que la continuidad en las políticas es la clave del éxito que hoy celebra alborozado el país entero. Y que, si somos capaces de sostenerlo, la paz estará más cerca cada día.

Si hacemos un alto, atraídos por cantos de sirena que nos hablan de que ahora sí las Farc quieren negociar o por interpretaciones triunfalistas que nos dicen, es hora de negociar, el esfuerzo se habrá perdido. Continuidad es el nombre del juego. Ahora más que nunca debemos arreciar, como ordena el Presidente Santos. No es hora de dar marcha atrás. Las Farc perdieron su única ventaja real, el control del tiempo, no permitamos que lo recupere.