Esta es una entrada impopular. Es más fácil odiar a los políticos, pensar que todos son unos corruptos que llegan al Congreso a robar y a viaticar. Y claro, hay muchos que son así. Una sesión del Congreso suele ser un poco deprimente pues mientras interviene un senador, los otros hablan entre sí, leen el periódico, se salen del recinto a contestar una llamada. No parecen escuchar al que interviene ni importarles mucho lo que uno asume que es el oficio por el que uno les paga su sueldo. Sólo después uno entiende que el verdadero trabajo se da antes de llegar a la sala, en reuniones pequeñas, donde hay un arduo trabajo de persuación y negociación para construir consensos y coaliciones que permitan sacar los temas adelante. La plenaria es simplemente el ritual de oficialización de una decisión que se viene cocinando durante semanas.

En fin, es fácil odiar a los políticos. Pero yo admiro a muchos de ellos. Los políticos de opinión podrán seguir siendo la minoría, pero ahí están, y son admirables. Primero, porque creen que ellos serían capaces de cambiar algo en este país y se tienen la confianza para intentarlo. Están convencidos de que cuarenta mil personas creerán en ellos el próximo domingo para entregarles su voto. Todos los que hemos organizado una fiesta algún día sabemos que ni ofreciendo trago y comida gratis uno logra convocar más de cien amigos. ¿Cuarenta mil?  Esa fe en que pueden hacer algo es admirable porque en Colombia muchos consideran que ni para qué esforzarse si nada se puede cambiar.

Segundo, trabajan mucho para ganar. A las seis de la mañana ya están respondiendo entrevistas radiales. En la mañana, salen a la calle a repartir panfletos; en la tarde van a reuniones en barrios opuestos de la ciudad o del país a echar su cuento: que ampliar la licencia de maternidad, que crear aldeas satelitales, que aumentar el crédito educativo. Se besan con señoras y niños; oyen las quejas y reclamos de ciudadanos ansiosos por un oído amable; se toman fotos. Todo el mundo quiere una foto con un posible poderoso. ¿Y por la noche? A contestar correos electrónicos, twittear, postear en Facebook. Las redes sociales son para ellos un trabajo adicional.

Y mientras hacen todo esto, se empapan de los temas. En el debate que organizamos con Congreso Visible y la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes la semana pasada con las cabezas de lista al Senado y Cámara de varios partidos, todos los aspirantes (o casi todos) sabían de movilidad, sabían sobre la red hospitalaria, sabían sobre las bandas emergentes, sabían sobre parafiscales. Y en las entrevistas que le he hecho a algunos candidatos en profundidad, conocen a fondo el tema bandera de su campaña.

Para lograr enterarse de estos temas mientras alzan niños y abrazan compadres, cada uno de los políticos tiene un grupo de asesores, asistentes y voluntarios detrás que -por muy poco sueldo o nada más que una ilusión de que hará algo por el país o por ellos en el futuro- trabajan horas y días en función del candidato. En otras palabras, los candidatos son gente que es capaz no sólo de formar equipos sino de inspirar a unos cuántos lo suficiente para que les regalen unos meses de su vida.

Uno puede decir que lo mínimo es que si van a tomar las grandes decisiones del país, los políticos sepan de los grandes temas nacionales. Y que es obvio que se esfuercen por ganar. Y que si no tienen la autoestima para hacer todo esto y perder, pues no deberían ni siquiera postularse. Sí, es obvio.

Quizás lo que no es obvio, entonces, es que tantos colombianos sigan despreciando a los políticos, y no inscribiéndose a tiempo para votar, y no sacando la nueva cédula, y no haciendo una mínima investigación para averiguar cuál candidato lo representa mejor. En fin, haciendo como si no importara que este 14 de marzo llegaran unos candidatos y no otros.

Juanita León

Soy la directora, fundadora y dueña mayoritaria de La Silla Vacía. Estudié derecho en la Universidad de los Andes y realicé una maestría en periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Trabajé como periodista en The Wall Street Journal Americas, El Tiempo y Semana y lideré la creación...