La Silla Vacía arrancó esta semana con una nueva cara. Es nuestro tercer rediseño en seis años y creo que si este funciona, será el más radical pues transformará la naturaleza de este medio.
La Silla Vacía arrancó esta semana con una nueva cara. Es nuestro tercer rediseño en seis años y creo que si este funciona, será el más radical pues transformará la naturaleza de este medio.
Cuando creamos La Silla en el 2009 una de las ideas que más nos inspiraba era la de que en La Silla Vacía se dieran las conversaciones más inteligentes sobre el país. En parte lo hemos logrado en espacios como La Movida y a veces en la sección de comentarios. Sin embargo, es mucho lo que sucede en este país y muy poco lo que se debate al respecto.
La Silla Llena, una iniciativa que fue financiada por nuestros Súper Amigos, busca convertirse en la plataforma donde se den esas conversaciones sobre los temas públicos más importantes de Colombia. ¿Es posible convertir a la minería en una oportunidad para Colombia y no solo en un daño o en un riesgo? ¿Hay otras formas de justicia para los máximos responsables de las atrocidades cometidas en Colombia que no sea la cárcel? ¿Estamos listos para el posconflicto? ¿Tiene sentido invertir una parte significativa del Pib en el campo? Son preguntas que nos gustaría que sirvieran de punto de partida para esta nueva pata que le sale a La Silla.
Yo soy una fiel creyente en la teoría de que somos lo que conversamos y conversamos lo que somos. Mi aspiración es que este nuevo proyecto de La Silla contribuya a mejorar la calidad de nuestra conversación pública y a enriquecer nuestra ‘gramática’ y nuestro vocabulario en un sentido más allá del literal.
¿Cómo funcionará? Muchos usuarios han dicho que no entienden “nada” de La Silla Llena. No los culpo. Cuando Olga Lucía Lozano me contó la idea por primera vez yo tampoco entendí mucho. Pero no es tan difícil (sobre todo si uno usa Facebook).
La Silla Llena tiene dos áreas (dos cuarticos, si quieren). Uno grande en el que pueden participar todos los usuarios de La Silla y plantear sus propias conversaciones sobre el país. Si son lo suficientemente interesantes, otros usuarios se engancharán y podrán construir juntos conocimiento colectivo sobre algún tema. Será una conversación un poco caótica como cuando uno va a una fiesta con gente super interesante para uno y otra menos, y uno escoge con quién hablar.
Los ‘cuarticos’ cerrados son redes especializadas en temas. A estas redes solo pueden pertenecer las ‘èlites’. Entendiendo élites no como aquellos que nacieron con suerte o que se educaron en ciertas universidades, sino aquellos que cuentan con una información tal que puede influir en la forma en que otros sienten o actúan en un campo determinado.
Un ejemplo: en La Silla Cachaca, que lanzaremos en un par de semanas para discutir sobre cómo mejorar la calidad de vida en Bogotá, esperamos que estén los académicos que llevan años estudiando a la ciudad, pero también los líderes de los taxistas o los del Combo 2600, para que cada uno desde su experticia pueda contribuir a repensar esta ciudad.
En la Silla Rural, que también está en el horno, esperamos que participen desde expertos como Santiago Perry, que ha estado a cargo de la Misión Rural, hasta el líderes de la Cumbre Agraria o de las Dignidades.
Ya está al aire La Silla Líder, donde están unos 100 líderes reconocidos que podrán usar la plataforma para profundizar y potenciar su liderazgo.
En estas redes, los miembros pueden conversar entre sí. O pueden abrir conversaciones con los usuarios. O pueden trabajar en grupos privados con personas que ellos inviten y luego hacer públicas sus conclusiones. Por ejemplo, la líder de víctimas Carmen Palencia está ahora discutiendo con otras víctimas y expertos una hoja de ruta para el posconflicto.
Sergio Fajardo está discutiendo con rectores de las universidades públicas y privadas cómo pueden usar las regalías de ciencia y tecnología para mejorar la educación. Sus conclusiones se harán públicas cuando ellos quieran.
Queremos ser un punto de convergencia entre los que realmente tienen la información para cambiar en algo y para mejor este país. Somos unos convencidos de que la palabra crea realidades.
De pronto es una ingenuidad. Pero yo creo que es posible. ¿Ustedes?