Soy feminista. Y lo digo con orgullo. En el equipo de la Silla la mayoría somos mujeres. En la sala de redacción tenemos fuertes discusiones para evitar caer en estereotipos como llamar a las candidatas por el nombre y a sus colegas por el apellido. Y sin embargo, miro La Silla Vacía y solo veo caras de hombres.
Soy feminista. Y lo digo con orgullo. En el equipo de la Silla la mayoría somos mujeres. En la sala de redacción tenemos fuertes discusiones para evitar caer en estereotipos como llamar a las candidatas por el nombre y a sus colegas por el apellido. Y sin embargo, miro La Silla Vacía y solo veo caras de hombres.
Caritas masculinas en las fotos de todas las historias que publicamos. En la Movida, salvo por algunas honrosas excepciones como Alexandra Moreno Piraquive, Elizabeth Ungar o Marta Lucía Ramírez, la mayoría de las mujeres que incluimos en esta sección la piensan diez veces antes de opinar. En los blogs, nos va mejor. Ana Magrini, en la mediática del poder, resalta entre tanto bloguero y las economistas de Blogoeconomía son espectaculares, pero por cada hombre que añadimos perdemos una mujer: Andrea Stiglish y Juanita Durán escribieron las mejores entradas de la Silla, pero luego, silencio. Tenemos buenas comentaristas entre nuestros usuarios: Kathy Porto, Natalia, Marleny, Messtiza, Adriana. Pero las superan con creces los hombres.
Nuestras estadísticas demuestran que por cada mujer nos leen dos hombres. ¿Qué estamos haciendo mal? ¿O es que las mujeres se dedican a cosas más chéveres que leer o escribir para La Silla?
Juanita