por Juan Carlos Espinosa
El 5 de agosto pasado, y a sólo 2 días de finalizar su gestión, el entonces Ministro de Ambiente Carlos Costa firmó la resolución para la declaratoria del Parque Nacional Natural “Uramba Bahía Málaga”. Muchos ambientalistas habíamos casi perdido la esperanza y ya analizábamos la postura que el gobierno entrante tendría frente a este tema. Por eso fue sorpresivo el anuncio, pero no se hicieron esperar las celebraciones en tanto se ponía fin a un largo proceso que culminó con la protección de una de las áreas de mayor importancia ambiental en el Pacífico colombiano. Sin embargo, no todo es color de rosa. El proceso que se vivió en torno a la declaratoria de Bahía Málaga estuvo empañado por múltiples acontecimientos que no deberían repetirse en futuros procesos de esta naturaleza.
En la entrada del 22 de febrero de este blog se menciona que todo el proceso para la declaratoria de Bahía Málaga se había surtido en octubre del año pasado. Sin embargo, por recomendación del Presidente Uribe, el Ministro inició un diálogo con los empresarios del Valle sobre las implicaciones que ello tendría en sus pretensiones de construir un puerto en Bahía Málaga. Allí empezó una larga cadena de desaciertos.
1. El Ministro de Ambiente no tendría por qué haber discutido con los empresarios sobre la pertinencia de declarar un área protegida. Esa discusión ya se había dado entre las carteras de Ambiente y Transporte, y esta última, en un juicioso ejercicio de planificación sectorial que incorporó consideraciones ambientales, descartó Bahía Málaga como área de interés portuario. Sin embargo, el Ministro Costa se dejó enredar y en un momento hasta consideró llevar esta discusión a Consejo de Ministros. ¿Se imaginan las implicaciones que ésto hubiera tenido si en adelante el Ministro de Ambiente tuviera que consensuar con los Ministerios de Minas y Energía y Transporte para declarar nuevas áreas protegidas?
2. Los empresarios solicitaron al Ministro un estudio para demostrar que sería posible construir un puerto en Bahía Málaga sin afectar sus objetos de conservación. El Ministro contrató a un experto de la Universidad de Cádiz para que conceptuara si ello era posible. Más allá que dicho concepto hubiese descalificado la compatibilidad entre el Parque y el puerto, a la cartera de ambiente le compete la justificación científica para declarar Parques Nacionales (que otorga la Academia de Ciencias), no su compatibilidad con megaproyectos. Esa pelea la tienen que dar los otros sectores; el sector ambiental no se puede pegar tiros en el pie.
3. Viendo la demora en el proceso, el representante David Luna radicó un Proyecto de Ley para declarar Bahía Málaga como Parque Nacional, proyecto que afortunadamente no prosperó. Un parque creado por ley hubiera quedado por fuera de las categorías establecidas en el reciente decreto del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, y cualquier modificación en su nombre, categoría, límites, objetivos, régimen de usos y actividades permitidas (esquema de planificación) tendría que cursar trámite en el Congreso, algo nefasto para la institucionalidad ambiental. Por otra parte, el vocablo “uramba” (parte del nombre del Parque) significa invitación a la minga, y refleja la propuesta de manejo conjunto que fue concertada entre los consejos comunitarios y Parques Nacionales, acuerdo que se desvirtuaba en el proyecto de ley.
4. En el consejo comunal de rendición de cuentas del pasado 4 de julio en Medellín, el Presidente Uribe manifestó que él tenía frenada la declaratoria, con el fin de modificar la resolución para que quedara abierta la posibilidad de en un futuro analizar más a fondo la viabilidad de un puerto compatible con el Parque. Esta propuesta, sin embargo, era inviable jurídicamente al estar en contravía con los usos permitidos en Parques Nacionales. La solución política fue “recortar” del polígono propuesto 162 hectáreas en cercanías de la Base Naval donde se ha pensado ubicar el puerto, pero sin que la resolución definitiva hiciera ninguna mención al eventual proyecto. Aunque sobre el papel la declaratoria del Parque casi extingue la opción de construir el puerto, este “recorte” sacó del área protegida una de las zonas más sensibles de la bahía de Málaga, privilegiándose así decisiones políticas sobre aspectos técnicos.
Las implicaciones que estos sucesos tendrán en futuros procesos de declaratoria de áreas protegidas están por verse. Ojalá la institucionalidad ambiental del país no olvide las lecciones aprendidas de este proceso y en adelante tenga bien puestos los pantalones a la hora de proteger las áreas de mayor importancia ambiental de nuestro país, y no patine tanto como con Bahía Málaga.