Por estos días, cuando en Estados Unidos se debate el futuro de la prensa escrita, sobre la viabilidad futura de los diarios impresos. Cuando se cierran unos periódicos y otros como el todo poderoso NY Times dan sus primeros pasos hacia el mundo digital, sorprende el esfuerzo de los periódicos colombianos por modernizar sus ediciones impresas y ponerse a tono con las nuevas tendencias del periodismo mundial.

Por estos días, cuando en Estados Unidos se debate el futuro de la prensa escrita, sobre la viabilidad futura de los diarios impresos. Cuando se cierran unos periódicos y otros como el todo poderoso NY Times dan sus primeros pasos hacia el mundo digital, sorprende el esfuerzo de los periódicos colombianos por modernizar sus ediciones impresas y ponerse a tono con las nuevas tendencias del periodismo mundial.

El primero fue El Espectador, que tras unos años en Internet y una edición semanal logró capotear la crisis y regresar al periodismo diario con su seriedad e independencia de siempre, con un edición digital que compite con lujo de detalles en la inmediatez de la noticia y es complemento y abrebocas perfecto de su edición impresa llena de opiniones de todas las tendencias.

Después vino El Tiempo que de un sólo golpe transformó su ediciones digital e impresa y lanzó Canal de Televisión de Noticias 24 horas. Tres modalidades de periodismo que, se supone, deberán trabajar coordinadas y complementarse unas a otras como lo exigen las nuevas tendencias del periodismo mundial.

Y hoy fue La República, el tradicional diario económico, el que nos sorprendió con el cambio más radical que se haya hecho en Colombia a periódico alguno. No sólo pasó de formato universal a tabloide, sino que es el primero en traer grapas para que la voluminosa edición de 100 páginas no se desbarate. Cambiaron el logo y la forma de escribir las noticias, el tipo de letra, el uso de la fotografías y las gráficas. La República es un periódico distinto.

La República es un periódico bien escrito. Interesante. Especializado en la información económica, pero sin dejar a un lado otros temas tan importantes como la educación, la salud, la justicia o la tecnología.

Aún le falta sintonizar su edición impresa con la página web, cuya reforma anuncia en el home, pero está muy avanzado en la entrega de información oportuna y anticipada al móvil con aplicaciones especiales para Blackberry y iPhone.

A diferencia de otras latitudes en donde el periodismo impreso anda de capa caída, en Colombia parecen abundar el optimismo y las ganas de invertir y modernizarse. Que así sea.