Se aproxima un reajuste en la estrategia de comunicación del gobierno. A esta hora los ‘spin-doctors’ de Mr. Santos piensan en fórmulas para conquistar al pueblo. La Urna de Cristal será relanzada y se le echará una mano de pintura a la oficina de prensa.
No hace falta que nadie trasnoche hoy en Palacio. Acá está, gratis, la hoja de ruta para que Mr. Santos recupere su popularidad. Si usted, Presidente, sigue estos diez consejos, saldrá en hombros de cualquier plaza:
1. A conquistar columnistas. Los ministros se quejan de que el gobierno no tiene columnistas ‘propios’ que los defiendan. Mr. Santos, ¿dónde están sus boxeadores? Se rumora que no existen, pero no se desanime: si no hay un santista columnista, al menos abundan los columnistas santistas. Es decir, hombres y mujeres de opinión versátil y texto ligero. Prestidigitadores de la opinión pública. Hay varias opciones: Mauricio Vargas, Alfredo Rangel, María Isabel Rueda o Gabriel Meluk (también hay que vender humo en las páginas deportivas). A por ellos.
2. No más declaraciones históricas. Nunca más frases como ésta, Mr Santos: “Me dicen los historiadores que nunca habían visto un gobierno así, ni siquiera el de López Pumarejo”. Déjelas para su biografía autorizada de 700 páginas, o dígale a los columnistas reclutados que las metan en algún entretanto. Nada se oye peor frente a las cámaras que un agrandado. Aprenda de los ciclistas.
3. Hay que dejar ir a Tony Blair. Sí, fueron sus años de fervor político, Mr. Santos, pero hay que ponerlo en el desván. No más Tercera Vía ni alusiones al ex ministro inglés. Si hoy en día no recogería un solo voto en el Reino Unido con esa estrategia, imagínese cuántos recaudará en nuestras tierras.
4. No más fútbol. Sería injusto decir que usted es la sal de nuestro fútbol, Mr. Santos, pero últimamente nuestras derrotas coinciden con la suerte que usted le manda a la Selección. Eso le puede pasar factura. Además, ni usted es Mandela ni nuestro equipo va a ganar el Mundial de Rugby. Súbase al carro de bomberos solo cuando ganemos. Usted sabe cómo se hace eso.
5. Y no más fotos jugando fútbol. Si tiene ganas de vestirse de cortos, aléjese de las cámaras. Fotos como ésta o ésta no lo favorecen (en la segunda parece estar en el centro de un ‘bobito’). Rememoran los partidos de las viejas glorias o las despedidas de un futbolista que se resiste al retiro. Es una metáfora de poder perdido. Y usted es Mr. Santos. Cuelgue los guayos.
6. No cite más a Lincoln. “Cuando asumí el poder, lo primero que hice, siguiendo un ejemplo del Presidente Lincoln, fue llamar a mis adversarios al Gobierno”. Lo ha dicho mil veces. La primera vez, pareció audaz; la segunda, interesante; la tercera; preocupante; de ahí en adelante, un augurio de fracaso. Guárdela y siga la recomendación No. 2.
7. A ‘trolear’ a Uribe. Todos sabemos que el Ex No. 1 no tiene sentido del humor. Es tiempo de atacarlo en Twitter, Mr. Santos. Cambie la foto de su avatar presidencial por una de los dos en tiempos de luna de miel (como ésta). También sugiero un línea clásica para generar envidia. Por ejemplo, un trino como el siguiente: “Anoche dormí con la banda presidencial puesta. cc @alvarouribevel”.
8. No más locomotoras. Hay que tirarse de esas locomotoras en movimiento ya (pero, ¡ya!). Ganó las elecciones con ellas, pero no espere que lo lleven hasta el final de su gobierno. Locomotoras varadas, estaciones colapsadas, vagones recalentados. Por favor, Mr. Santos, no le dé más munición a los caricaturistas.
9. No más líder regional. Así la revista Semana lo diga en diez portadas, no lo crea: usted no es el líder de América Latina. Sí, tenemos nuevo mejor amigo, hacemos venias en Naciones Unidas y tenemos negocios con los chilenos y los mexicanos. Pero ya está. A punta de frases como ésta no va a conquistar a nuestros amigos del sur: “Y les digo a los empresarios: ‘Aquí hay una gran oportunidad porque cada pobre que saca uno de la pobreza es un consumidor’”. Al contrario, va a matar a ‘Pepe’ Mujica de un infarto.
10. Golf, solo si es bueno. Algunos le dirán que el golf es un deporte de élite y, por lo tanto, una mala idea para un presidente que quiere parecer del pueblo. Yo digo, adelante, pero solo si usted es realmente bueno. Hasta ahora lo hemos visto recorriendo los hoyos con sus amigos mientras saluda gente, lo cual da la sensación de que estamos ante un desocupado. Todos sabemos que el 99% de los golfistas de club están ebrios mientras fingen que juegan golf y hacen negocios. Demuéstrenos que usted es distinto. Haga la pose del hombre araña de Camilo Villegas; sorpréndanos un día con un hoyo en uno.