“A pesar de lo mucho que amo a los hipopótamos, son una especie foránea (en Colombia) y son extremadamente peligrosos para quienes los perturban. Como la castración de los machos es muy difícil la única opción realista es eliminar a los que se encuentren afuera de la Hacienda”.
“A pesar de lo mucho que amo a los hipopótamos, son una especie foránea (en Colombia) y son extremadamente peligrosos para quienes los perturban. Como la castración de los machos es muy difícil la única opción realista es eliminar a los que se encuentren afuera de la Hacienda”.
Ahí está. El veredicto final sobre el affaire Pepe en palabras del señor Peter Morkel, consultor del la Sociedad Zoológica de Frankfurt en Tanzania y experto mundial sobre el tema; veredicto que por demás será seguramente desatendido por todos los interesados.
No veo, por ejemplo, a Daniel Samper Pizano rectificando sus absurdas columnas del 12 y del 18 de julio de los presentes ni a Ernesto McCausland pidiéndole excusas a la Técnica de Fauna Silvestre Diana Jannet David, de Corantioquia, quien realizó un concienzudo estudio del problema en el Informe 130-ZF, documento que el columnista califico de “siniestro”.
Espero sinceramente que el calificativo de McCausland y la correspondiente histeria mediática no le hubieran costado el puesto a la señora David. Tristemente vale más la opinión superficial y distorsionada de algunas personas que la opinión técnica de los expertos. Claro, como esta no se ajusta a la visión disneylandesca de la naturaleza que tienen la mayoría de los colombianos urbanos, columnistas incluidos, entonces lo mejor es descartarla como un producto más de la burocracia indolente.
Y el hipopótamo, o hipopótamos, siguen ahí. 28 actualmente y serán 100 dentro de una década según señor Carlos Palacio, quien tiene el ingrato trabajo de actuar como guardaparques en la Hacienda Nápoles. ¿Qué van a hacer con los 72 que van a nacer y que no van a caber en el restringido hábitat actual?
Obviamente el ofrecimiento de alcalde de Pereira de llevarse un par al zoológico duró lo que duró la entrevista en la W. Además mover cada animal vale la módica suma de 80 millones de pesos, que nadie los tiene, pero si los tuvieran ¿no sería mejor gastarlos en programas de conservación de especies nativas seriamente amenazadas como los jaguares, los tapires y los venados?
Fascinante este pequeño micro ejemplo para ilustrar todo lo que puede estar mal con las políticas públicas en Colombia. Finalmente lo que acaba predominando en las decisiones es la pasión sobre la lógica, la ideología sobre los hechos, las preconcepciones sobre la realidad y lo deseable sobre lo conveniente.