Para empezar no queda claro que fue lo que estuvo mal. Supongamos que la acusación es absolutamente rigurosa (lo cual es dudoso, pero bueno). El superintendente de notariado y registro designo a unos notarios recomendados por unos parlamentarios. Es más, no recomendados: amigos, amiguísimos de los parlamentarios. Lo hizo porque desde la secretaria general de la presidencia se lo pidieron. Y se lo pidieron por que el secretario general de la presidencia quería asegurar unos votos de su bancada para la aprobación de un proyecto de ley.
Para empezar no queda claro que fue lo que estuvo mal. Supongamos que la acusación es absolutamente rigurosa (lo cual es dudoso, pero bueno). El superintendente de notariado y registro designo a unos notarios recomendados por unos parlamentarios. Es más, no recomendados: amigos, amiguísimos de los parlamentarios. Lo hizo porque desde la secretaria general de la presidencia se lo pidieron. Y se lo pidieron por que el secretario general de la presidencia quería asegurar unos votos de su bancada para la aprobación de un proyecto de ley.
Repito: ¿Y qué?
Los partidos políticos, entre ellos el Partido de la U, Cambio Radical y el Partido Conservador forman parte de la bancada de gobierno. Espero que hayan leído bien: bancada de gobierno. No bancada con el gobierno, o bancada de pronto con el gobierno, o si nos da la gana con el gobierno. Bancada de gobierno. En consecuencia, el gobierno, gobierna con su bancada parlamentaria. Antes de la constitución del 91 tal vez las cosas eran más claras. Cuando el gobierno gobierna con su bancada nombra en los cargos del gobierno a los miembros de su bancada. Virgilio Barco lo hizo muy claramente cuando instauró el esquema gobierno oposición y nombró en su gabinete ministerial a los parlamentarios liberales o sus representantes. A los que ellos dijeron. Pero no solo en el gabinete. Barco también nombró a los miembros de su bancada gobernadores, alcaldes, embajadores, directores de departamentos administrativos, gerentes de empresas industriales y comerciales del estado y hasta notarios.
La nueva constitución prohibió a los congresistas ocupar personalmente otros cargos públicos. Eso resulta bastante sano. Sin embargo, la nueva constitución no prohibió que el gobierno nombrara en los cargos del ejecutivo o sus dependencias a miembros de los partidos de la bancada de gobierno en representación de estos. Llámenlos cuotas o como quieran. Eso precisamente es lo que ocurre cuando un partido forma parte de la coalición o bancada de gobierno: gobierna.
Cómo entonces los intereses el ejecutivo y del legislativo son los mismos, luego se espera, digo más bien, se demanda, que los parlamentarios de la bancada de gobierno voten como el gobierno les dice. Si no lo hacen se tienen que ir del gobierno. Es decir les quitan los puestos. Además los votos de los congresistas son inviolables, o sea que no tiene que darle explicaciones a nadie (por lo menos no mientras estén lejos de las elecciones).
No sé porque se aterran con este análisis. Así es como funciona la política en todo el mundo democrático y funciona bastante bien.
Es más, los sistemas parlamentarios que tanto atraen a los intelectuales criollos llevan este concepto a su extremo. No hay división de poderes. El parlamento es el gobierno. El líder del parlamento es el primer ministro y todos los ministros son parlamentarios. Por lo tanto todo lo que propone el gobierno se aprueba sin discusión pública entre la bancada de gobierno. El que no le guste se tiene que ir del gobierno, del partido y del parlamento. Lo mismo ocurre al contrario. Cuando el gobierno pierde su mayoría en el parlamento se cae el gobierno.
Por esto prefiero nuestro maltrecho sistema presidencial, que de pronto no es tan malo como parece.