El debate presidencial de anoche confirmó quienes son los candidatos más coherentes y preparados y también dejó ver las improvisaciones, que algunos pretenden ocultar recordando el pasado, acudiendo a las identidades de género, o peor aún, a un discurso legalista y simplón.    Noemí Sanín y Juan Manuel Santos están fuera de concurso: la experta diplomática Noemí no logró hacer empatía con su propaganda que la autoproclama como la voz de la mujer, esto por respeto a las millones de mujeres inteligentes de esta tierra; mientras que del candidato Santos no deja de asombrar su disciplina, precisión y sinceridad para mentir: sus “aclaraciones” sobre los Falsos positivos son inmejorables.  Sin lugar a dudas, quienes mejor se han desempeñado en el cara a cara han sido Germán Vargas Lleras, Rafael Pardo y Gustavo Petro. 

El Candidato Germán Vargas Lleras, quien sin duda muestra la preparación juiciosa de su programa de gobierno, tanto que sus postulados de derecha causan pánico: señor Vargas Lleras siendo honesto con las relaciones internacionales, la posibilidad de una confrontación bélica internacional iniciada por Venezuela es muy pero muy lejana, incluso es mucho más posible una iniciada por Colombia.  Pero el nacionalismo vende.

El candidato Pardo muestra en sus intervenciones su recorrido por el mundo académico, mucho más serio incluso que el candidato del lápiz.  Pero no deja de causarme curiosidad y desconcierto el hecho de que el Partido Liberal Colombiano se convirtiera en  un partido de oposición, pero siempre es bueno recordar que este es el partido que siguió al dedillo y sin recelo las terapias de shock del consenso de Washington en el terreno económico. Por eso que hablen ahora de justicia social más parece un acto de contrición.  Muchos podrán contestar que esa no era la cartera a cargo del doctor Pardo durante sus labores como Ministro de Defensa.  Pero doctor Pardo, sería bueno que así como día a día salen libros que narran nuestra historia violenta contada por sus actores, habría que hacer un balance de lo que significó para este país el bombardeo a Casa Verde. 

Mockus también asombró: con todas las dificultades que tiene para decir algo concreto, serio y convincente ¿para que después tenga que retractarse? Eso pondría a dudar hasta al bien intencionado y filantrópico apoyo al candidato verde de Habermas, Elster, Ostrom y otros que, aunque duela decirlo (dado el auge de la ola verde) de alternativo tiene poco, a menos que por alternativo se entienda a una línea neoconservadora y autoritaria, y eso no es así.  Es obvio que en este pueblo se extrañe el respeto por las reglas, pero si eso significa aplicar las “reglas” del libre mercado, la cosa no pinta tan bien: ¿alguien supo si al fin optaría por subir la edad para pensionarse?

Finalmente queda Petro, que realmente brilló, tanto que finalmente logró convencerme de participar en la “fiesta democrática”: a pesar de haber patinado en su relación con su partido durante el inicio de la campaña y de haber apoyado la elección del actual Procurador Ordoñez, su propuesta de política social es creíble, su reconocimiento del problema agrario es esperanzador, sus denuncias frente al fenómeno paramilitar y sus vínculos con la clase política y las Fuerzas Militares muestran temple, y el hecho de representar a un sector que ha sido excluido, atacado y difamado con la maquinaria estatal –DAS– en mi humilde concepto significa realmente una alternativa.
Posdata: para mi también Samuel Moreno es un bodrio, pero no puede tener el rótulo de representante de toda la propuesta programática del Polo.

Diego Quiroga
Investigador CINEP – ODECOFI