La reforma a las licencias ambientales incluye un artículo que podría poner en peligro las fuentes hídricas más importantes del país. ¿Planea el gobierno Santos echarse para atrás en la conservación de páramos y humedales?
Por: Carolina García Arbeláez, cofundadora de Tío Conejo
Hace una semana, en una rueda de prensa, Gabriel Vallejo, ministro de Ambiente, anunció que esa misma noche firmaría el decreto de las famosas “licencias exprés”. Dicho y hecho. Diversos medios de comunicaciones, ONG y la sociedad civil, incluyendo a Carlos Lozano -colaborador de Tío Conejo- pidieron y pidieron ver el decreto pero fueron ignorados por el gobierno… hasta ayer cuando por fin lo publicaron.
Aunque no modificó los términos para expedir licencias, sí reformó muchos aspectos de ellas, pero dejó en el decreto un pedazo indeseado. Un mico. Un artículo que permitiría actividades de alto impacto, como la minería o explotación de hidrocarburos, en páramos, humedales Ramsar y manglares. Estas actividades actualmente se encuentran prohibidas por la ley.

Algunos argumentarán que ese miquito es inofensivo porque ya estaba ahí hace mucho tiempo. Sí, es cierto. El artículo 10, que permite minería en páramos y otros “ecosistemas de especial importancia ecológica” ya estaba en el decreto 2080 de 2010 de licencias ambientales.
Entonces, cualquiera podría preguntarse, ¿si estaba en el decreto pasado por qué importa que esté en el nuevo?
El decreto viejo se expidió antes del actual Plan Nacional de Desarrollo. Este plan del gobierno Santos I dejó un legado ambiental importante. Entre otras, prohibió expresamente en su artículo 202 los proyectos agropecuarios, la exploración o explotación de minería y de hidrocarburos en páramos y en humedales protegidos por la Convención Ramsar.
Este nuevo decreto que acaban de firmar fue expedido 4 años después de la prohibición del Plan Nacional de Desarrollo. ¿Por qué lo dejaron? ¿Por qué no lo modificaron respetando la prohibición de minería y explotación de hidrocarburos en páramos?
Actualmente la ley es la que manda y prima sobre el decreto. Sin embargo, dejar un artículo así parece, sobre todo, un mensaje político fuerte. ¡Cuidado que viene la locomotora minera!
¿Páramos en riesgo?
La protección del Plan Nacional de Desarrollo a los páramos y humedales es importante pero también peligrosa, porque cambia cada cuatro años. Deja los páramos a la merced de la ley del gobierno de turno. Ahora mismo se está definiendo la ley del PND del segundo gobierno Santos. ¿Seguirá la prohibición?
Tío Conejo sospecha que lo ocurrió con la polémica reforma a las licencias ambientales no es gratuito. Lo que el gobierno quizás pretende es eliminar la prohibición a la minería en nuestras fábricas de agua para empezar a regularla. Es decir, en lugar de impedir la exploración y explotación minera en páramos y humedales Ramsar, se permitiría bajo ciertas reglas.
Por el momento, no es más que una intuición. Pero es necesario estar alerta. Dicho cambio sería un grave retroceso en la protección ambiental del país. Si esto llegara a ocurrir, el mico del nuevo decreto sería el artículo que permitiría otorgar una licencia de exploración para actividades mineras y petroleras en páramos y humedales Ramsar.
Algunos podrán argumentar que aun si esto ocurre hay jurisprudencia de la Corte Constitucional que protege a los páramos y que sería la base jurídica para evitar este retroceso. Es verdad: la Corte Constitucional en su jurisprudencia ha dicho que los páramos deben ser conservados de forma efectiva por ser ecosistemas estratégicos. Pero a veces es importante que la prohibición sea expresa.
Para muchos puede parecer obvio que conservar de manera efectiva significa no minería e hidrocarburos en páramos. Pero esto quedaría en manos de la interpretación jurídica. Así que este mico que pretende pasar de agache sí puede ser un riesgo para los páramos.
¿Colombianos en peligro?
Poner en riesgo a los páramos es arriesgar la disponibilidad de agua de la que dependen los colombianos y muchas actividades económicas, en especial, las que producen alimentos. Debería ser una prioridad nacional pero las acciones del gobierno sugieren lo contrario.
Aún el ministerio de Ambiente no ha tomado una decisión sobre Santurbán, a pesar de que la exministra Luz Helena Sarmiento prometía y prometía que pronto iba a hacerlo. El ministerio todavía no ha adoptado el mapa de delimitación de páramos que le presentó el Humboldt hace varios meses. Con este decreto, y si el gobierno deroga la prohibición de minería, el proyecto minero de Eco Oro, cuya explotación en Santurbán está en veremos, va.

Foto por: William Sanchez Latorre
Los páramos producen el 70 por ciento del agua que consumimos. Sin embargo, son ecosistemas frágiles que no resisten actividades de alto impacto. Colombia, que solía ser un país rico en agua, ya no lo es tanto. La deforestación acelerada afecta directamente las cuencas y el cambio climático intensifica los periodos de sequía. Pronto vendrá El Niño a causar estragos.
Además, el agua no está distribuida equitativamente en el país. Irónicamente, la mayor parte de la población colombiana y de la industria nacional se encuentran en zonas de estrés hídrico, lejos de los lugares más ricos en agua.
Colombia le está apostando a un crecimiento económico ligado a la extracción de recursos naturales. Es comprensible, con las regalías que dejan estas actividades el gobierno podrá financiar muchos proyectos esenciales para el desarrollo. No se trata de satanizar cualquier actividad minera y de hidrocarburos. Es tener las reglas y los límites claros. Dónde es estratégico permitirlo y dónde sería un craso error.
¡Alerta! Tío Conejo hará lo que esté a su alcance para que este mico minero no pase de agache.
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