La lógica de los medios es la lógica de la confrontación. Y la lógica de la política actual es, también, la confrontación. Antes la práctica de los medios y de la política era el diálogo.
Y ahora los políticos y los medios andan felices porque como no se le quiere poner la cara a los escándalos y la corrupción que campea por nuestro ilustre gobierno y país… se encontró un enemigo fácil de odiar: Chávez, el impresentable incontinente verbal.
Periodistas, gobierno y políticos se unifican en “el demonio chavista”. “El demonio” tumba puentes, expulsa colombianos, amenaza de guerra. Y ahí informamos con alevosía y patriotismo. Practicamos el periodismo cínico: hacemos como si nada pasara aquí.
Y como en Colombia no somos capaces del cinismo abierto y de frente, sino que lo disfrazamos de moralismo digno…  RCN viendo que todas las noches de doña Claudia contra don Chávez, el troglodita, no le hacían mella… importó a Jaime Bayly,  quien sin pudor y con toda la arrogancia,  ha hecho de la burla grotesca de Chávez su modo de informar y ganar muchísimos dólares.  
Mientras tanto, los ciudadanos colombianos a la deriva y viviendo en el límite entre el cielo y en infierno. Pero la narrativa mediática “no quiere” hacerse cargo de los contextos, por ejemplo, ¿por qué los niños colombianos de la frontera con Venezuela tienen que pasar al otro lado para ir a la escuela?, ¿por qué  los colombianos tienen que irse al otro lado del río? ¿qué tienen allá que no tienen aquí? En nota publicada en El Tiempo un damnificado decía: “El puente también nos servía para la atención de salud en Venezuela, donde se nos facilita y es más rápido”.
Será que los medios, los periodistas y los políticos  por estar en la lógica de la confrontación no nos atrevemos a autopreguntarnos… ¿por qué el Estado no garantiza que estos ciudadanos cuenten con educación y salud en este, SU país?… ¿será que preferimos “el goce” mediático de la promoción de los odios anti-chavistas que el informar de nuestra calidad de vida?. ¿Por qué odiar soluciona nos convierte en ciegos sobre nuestros problemas?