Por Mónica Pachón, en colaboración con Kevin Ávila, Angélica Guerrero, Maria Mónica Mejía, David Ramírez y Tomás Villescas. 

En abril de 2021, cuando el gobierno de Iván Duque presentó su reforma tributaria (Ley de Solidaridad Sostenible), su entonces Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, realizó una serie de entrevistas para defender el proyecto y vender sus bondades. Sin embargo, en medio de una ellas, la periodista Vicky Dávila le dijo al Ministro:

“O sea que ni le pregunto si sabe cuánto vale un huevo, si sabe cuánto vale una libra de arroz. Yo le confieso, yo no lo sé, no lo tengo en mis cuentas. 

Luego el Ministro responde: “me corcha, quedo como un zapato, pero digamos en el tema de los huevos depende de la calidad… pero que digamos que 1,800 la docena.. Pero no me corche Vicky, no sea mala… 

Le responde la periodista: No no, no… no lo corcho, no lo voy a corchar porque le estoy diciendo que yo, yo sí que no tengo ni idea. 

Entre las enormes dificultades y torpezas de la estrategia de comunicación que acompañó la reforma (empezando por su nombre), esta conversación desató una tormenta de indignación entre los ciudadanos. La docena de huevos costaba en ese momento alrededor de 5,000 pesos. ¿Cómo así que el Ministro no conocía el precio de los huevos? ¿Cómo podría ser un buen Ministro en ese “estado de desconexión” con la realidad cotidiana de la población? 

El ministro renunció en mayo 2021, y la reforma fue retirada. 

En septiembre del 2022, la Ministra de Minas y Energía del gobierno de Gustavo Petro, Irene Vélez, respondió a un periodista —a propósito del aumento de 200 pesos progresivos mensuales por galón para disminuir el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles–: 

“Pues mira que tenemos por ejemplo un déficit creciendo en el Fondo de la Gasolina. Eso es algo que es un problema que viene impactado por los altos precios que ha tenido la tasa cambiaria y tenemos que resolverlo… Tenemos un grupo trabajando con el Ministerio de Hacienda…

Le pregunta el periodista: ¿Es grande?

Responde la ministra: “Es bastante grande. En este momento estamos hablando de 10 mil billones (se queda pensando…). Entonces es un déficit que tenemos que resolverlo.”

Las reacciones del público especializado frente a esta afirmación no se hicieron esperar. El déficit – de acuerdo al Ministerio de Hacienda era de 25 billones de pesos. El presupuesto total anual aprobado para 2023 del Estado Colombiano fue de 405 billones de pesos.

Sin embargo, lo cierto es que la cifra pudo pasar desapercibida para muchos. Escuchar esa cifra era el equivalente a “miles de millones de petrodólares.” Cualquier cosa. Es muy difícil entender la magnitud del Estado para quienes trabajamos con órdenes de magnitud más pequeños.

Y pasa hasta en las mejores familias. En 2023, el presidente de los Estados Unidos Joe Biden afirmó haber realizado 700,000 grandes proyectos de infraestructura, cuando en realidad eran 7,000. Luego, en la transcripción, este y otros errores fueron corregidos.

¿Qué esperar de un servidor público que desconoce las cifras de las entidades que dirige? ¿Es normal que personas que detentan carteras con recursos por miles de millones se desconozcan los órdenes de magnitud de las cifras? ¿Qué demuestra su ignorancia sobre los precios de los bienes y servicios de la canasta familiar?

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Salimos a la calle para hacerle esta pregunta a los transeúntes de Bogotá. Escogimos algunos bienes de la canasta familiar (incluyendo la paca de huevos), y otros bienes públicos para ver qué tanto acertaban en dar el precio correcto, ofreciendo tres opciones de respuesta.

Nuestra expectativa era que dadas las opciones, los ciudadanos iban a lograr acertar más en los bienes de consumo cotidiano, y menos en aquellos que usamos como bienes comunes. Incluimos el Fondo de Estabilización Tarifaria del Sistema Integrado de Transporte Público de Bogotá para jugar con el orden de magnitud.  

Encontramos que efectivamente los ciudadanos conocen bien los valores de bienes de consumo cotidiano – en algunos casos con mucha exactitud. Fue interesante ver que muchos sabían cuál era el sueldo de un congresista. Sin embargo, para los otros bienes (el bus de Transmilenio, un Centro de Atención Inmediata, o el Fondo de Estabilización Tarifaria), las respuestas eran más erráticas.  

¿Qué conclusiones surgen de este ejercicio? Que es difícil entender los presupuestos, las cifras y lo que comunican los hacedores de política pública cuando se refieren a las cifras en absoluto, sin tener ningún contexto. ¿Cuánto cuesta hacer el metro subterráneo? ¿Cuál es el costo de oportunidad de 15 billones en el presupuesto de una ciudad como Bogotá? ¿En qué podríamos invertir estos recursos? 

No conocer o tener en cuenta las restricciones presupuestales en un hogar puede ser fatal. Y también lo puede ser en el Estado. Que sea una oportunidad para medios, periodistas, y quienes en general informan que encuentren formatos creativos que puedan explicar mejor, para que quienes hacen el esfuerzo de informarse puedan lograrlo.

Y por supuesto un llamado a los servidores públicos: No desinformen. Hagan un esfuerzo integral por hablar con la verdad y explicar sus decisiones.  Es su deber conocer y entender sus carteras, e informar a quienes representan. 

Mónica Pachón es profesora del Departamento de Diseño de la Universidad de los Andes. Fue decana de la facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario y directora de la plataforma Congreso Visible.