El Tiempo de ayer abrió con la buena noticia: “El gobierno Santos da el primer gran golpe a Farc”. No fue un golpe cualquiera, sino uno grande, y que quede claro. Tanto así que por incluir el adjetivo “gran” en el titular, los editores decidieron sacrificar la preposición ‘de’ – antes de “Santos” – y el artículo ‘las’ – antes de “Farc” –. Pero ni más faltaba, con una noticia de esas que nadie venga con purismos.
El Tiempo de ayer abrió con la buena noticia: “El gobierno Santos da el primer gran golpe a Farc”. No fue un golpe cualquiera, sino uno grande, y que quede claro. Tanto así que por incluir el adjetivo “gran” en el titular, los editores decidieron sacrificar la preposición ‘de’ – antes de “Santos” – y el artículo ‘las’ – antes de “Farc” –. Pero ni más faltaba, con una noticia de esas que nadie venga con purismos.
Según la información, en Putumayo – a 3,6 kilómetros de Ecuador – cayeron varios guerrilleros del frente que cuidó a Raúl Reyes (entre ellos la ex compañera sentimental de Simón Trinidad), se decomisaron armas y encontraron tres computadores (en cada uno de los cuales habrá – digo yo – un millón de correos electrónicos pegados en Word). Todo lo anterior, aclararon las autoridades, sin que una sola bala cayera en territorio ecuatoriano.
No sé qué tan grande y contundente haya sido el golpe, como tampoco sé si sea el primero del gobierno de Santos. Pero se veía venir una noticia de estas. Con 40 policías y militares asesinados en las últimas semanas, el Gobierno no iba a permitir que la guerrilla siguiera dominando los titulares. Como ha sido la nota predominante en los últimos ocho años, la información sobre orden público (antes conocido como conflicto armado) empieza y termina en las guarniciones militares. Punto.
Al periódico El Tiempo se unieron ayer todos los medios. Y lo siguió nuevamente El Tiempo, que abrió hoy con “Golpe a Farc debilitó su red de apoyo internacional”. Era necesario dar un parte de tranquilidad: la Seguridad Democrática no ha muerto. Lo contrario sería un fracaso para todos (incluidos ustedes y yo). Para el ex presidente Uribe, porque significaría que su caballo brioso de batalla de ocho años resultó apenas un pony para pasear niños; para el presidente Santos, porque la culebra agonizante se le volvió un güio que engulle terneros, y para los medios masivos de comunicación, que se limitaron a la versión de la historia que todos querían oír.
Con la Seguridad Democrática nos pasa lo que dice el poema de Borges. El nombre es el arquetipo de la cosa, la Seguridad Democrática exisite y es segura y es democrática porque así se llama. Habrá que ver si el Plan Consolidación corre la misma suerte.
Algunos medios de comunicación y organizaciones civiles prendieron las alarmas hace meses sobre la reorganización de las Farc y sobre el cambio en la dinámica del conflicto (empezando por La Silla Vacía). Para los demás, siguió siendo el tótem de siempre, que durante las elecciones ningún candidato presidencial osó cuestionar.
Hasta antes del “gran golpe” de ayer, la noticia sobre orden público se había vuelto sinónimo de promesa oficial. Una promesa que parecían hacer a la par el Gobierno y los medios de comunicación. Tranquilos que esto va a mejorar, decían. Les dejo algunos titulares que recorté. No sé si ustedes noten, como yo, un dejo de ansiedad.
Actualización jueves 23 de septiembre: todos los medios dan – en exclusiva, según todos – la noticia de la muerte del ‘Mono Jojoy’. El segundo gran golpe de Santos en menos de una semana. Se cumple la promesa oficial. Los medios celebran.
CCortesC en Twitter.
– El Espectador