Más cerca de la Unidad Nacional de Santos de lo que parece, no me sorprendería que Enrique Peñalosa, todavía hoy de los Verdes,  y a quien no pocos han achacado el fallido intento de coalición programática de su partido con otros sectores políticos, hiciera el tránsito, más temprano que tarde, al Santismo, con quien seguramente no encontrará objeción para más de una alianza, ahora sí como opción de poder, o si prefiere, para compartir tarima. Y esta vez, no con miras a las elecciones presidenciales, sino a su próxima candidatura a la alcaldía de Bogotá.  Y mientras tal cosa sucede, no estaría mal un buen ministerio. 

Pero sugeriría también que Enrique partiera con el equipo de dirección estratégica y de comunicaciones de los verdes, su equipo, porque a lo mejor falta le hará en sus nuevos compromisos. De paso, quizá, algunos de los verdes se lo van a agradecer.
Y si llegare en el futuro a ser elegido de nuevo alcalde de Bogotá, para su fortuna aún quedan muchas losas de Transmilenio por reparar.