Atrás, bien atrás, quedaron aquellos tiempos de pugnaz lucha entre Juan Manuel Santos y Gustavo Petro. Eran tiempos, en que de cada confrontación verbal explotaban rayos y centellas como en los viejos cómics. Pero, parafraseando al ex ministro del Interior, Sabas Pretel de la Vega, “la política es dinámica”. Eso tal vez explica que los aspirantes de la U y del Polo Democrático Alternativo, ahora estén en la misma orilla y que ambos se mueven por un propósito común: cascarle a Antanas Mockus.

Atrás, bien atrás, quedaron aquellos tiempos de pugnaz lucha entre Juan Manuel Santos y Gustavo Petro. Eran tiempos, en que de cada confrontación verbal explotaban rayos y centellas como en los viejos cómics. Pero, parafraseando al ex ministro del Interior, Sabas Pretel de la Vega, “la política es dinámica”. Eso tal vez explica que los aspirantes de la U y del Polo Democrático Alternativo, ahora estén en la misma orilla y que ambos se mueven por un propósito común: cascarle a Antanas Mockus.

Tanto Juan Manuel Santos como Gustavo Petro han puesto a su guardia pretoriana en este objetivo. Desde el militante de base, hasta el Presidente de la República. Basta echarle un vistazo a las columnas de los defensores de Santos o Petro. Cuando uno los escucha en la radio, incluso ya no se sabe si está hablando alguien de la U o del Polo. Da igual. Lo inequívoco es que el que sea le está cascando a Mockus.

Así, el presidente Uribe entró al escenario y ¡cata plan plum plam! toma Mockus: “Me da temor –dijo con profundo tono de preocupación– cuando escuchó a alguien en una candidatura presidencial oponerse a la seguridad democrática diciendo que era una política paramilitar y criminal, postulándose, cuatro años después, como la gran posibilidad para continuarla, o como los candidatos en contra de la politiquería”.

Para que no quedaran dudas a quién se refería, el presidente Uribe especificó: “Yo no puedo hablar de candidatos en particular, el recuerdo que yo sí tengo es de aquél 7 de agosto del 2002, cuando en Bogotá casi asesinan al gobierno que se posesionaba. La guerrilla nos bombardeó la Casa de Nariño, el Capitolio, murieron muchas personas en los alrededores y eso parecía la crónica de una muerte anunciada porque a mí me habían dicho desde por la mañana: ‘mire, usted no va a poder llegar a pie al Capitolio, tiene que llegar en un carro blindado porque la situación está muy grave’”, a ese punto habíamos llegado cuando precisamente Antanas Mockus era el alcalde.

Mockus aún no se reponía de este golpe cuando al ring entró Clara López, fórmula vicepresencial de Petro y ¡cata plan plum plam! toma Mockus: “Nadie sabe qué piensa ni para dónde va”, dijo para sentenciar: “Uno incluso se pregunta cuál es su verdadera posición, porque yo muchas veces no entiendo lo que Mockus dice”.

Mockus tomó aire para continuar en el ring, pero allí saltó el columnista Saúl Hernández, escudero del uribismo desde las páginas de El Tiempo y ¡cata plan plum plam! toma Mockus ahora por decente: “La fortaleza de Antanas no es gobernar sino hacer pedagogía en civismo. Es preciso reconocer que se trata de un excelente candidato, pero para Finlandia o Dinamarca, no para Cundinamarca”.

En esas estábamos, cuando Carlos Gaviria decidió abandonar sus cuarteles de invierno para sumarse con entusiasmo a esta causa de cascarle a Mockus: así ¡cata plan plum plam! toma Mockus: “No se conoce un proyecto social de Antanas Mockus. Me parece que se está produciendo un hecho grave para una democracia: se está construyendo un mito en torno a la figura de Mockus. La gente no parece escuchar sus respuestas, sino que parece sorda frente a temas a los cuales debería estar atenta”, dijo el hombre fuerte del Polo.

Jorge Robledo, el senador estrella del Polo, también llegó a fajarse con entusiasmo y tanta fuerza que no solo le cascó a Mockus sino a los hombres que lo acompañan: “Necesitamos que los colombianos lo diseccionen y diseccionen también a sus escuderos. ¿No es el doctor Peñalosa un hombre del establecimiento neoliberal y del libre comercio? ¿No lo es Fajardo en el mismo sentido? ¿No llegó al mismo sitio el doctor Luis Eduardo Garzón, saliéndose del Polo precisamente por eso? Pienso entonces que cuando arranque la discusión de fondo y cuando empiece a aclararse quién es Antanas Mockus, la gente va a comenzar a percibir que se trata de algo más complejo y que el PDA no es intercambiable con Mockus”. Y ¡cata plan plum plam! toma Mockus: “Llamo a los colombianos y particularmente a los jóvenes, de estudiar cuál es el fondo de Antanas Mockus, además de su discurso ético, encontrará que es un hombre del neoliberalismo, del libre comercio, de las privatizaciones, un hombre partidario de las políticas del Fondo Monetario Internacional, un hombre del establecimiento”.

Mockus aún esquivaba estos golpes de Robledo cuando al ring saltó Armando Benedetti, escudero de Santos, para, por supuesto, también cascarle al candidato verde: “Jamás opina de nada”, “se disfraza con un antifaz académico”, su “alianza con Fajardo no fue más que un show mediático”, y lo que faltaba, lo acusó de ladrón, de haberse quedado con dineros públicos. ¡Cata plan plum plam! toma Mockus.