El Presidente Santos siempre se ha quejado de la capacidad de comunicar los logros de su gobierno. Siempre dice que el débil apoyo ciudadano a su gestión se debe a una fallida estrategia de comunicaciones, lo que ha sorprendido a quienes lo conocen que saben que a lo que más tiempo le ha dedicado en su vida es a estudiar estrategia política.
El Presidente Santos siempre se ha quejado de la capacidad de comunicar los logros de su gobierno. Siempre dice que el débil apoyo ciudadano a su gestión se debe a una fallida estrategia de comunicaciones, lo que ha sorprendido a quienes lo conocen que saben que a lo que más tiempo le ha dedicado en su vida es a estudiar estrategia política.
Han ensayado todo. Han cambiado de consejero de comunicaciones varias veces. Han cambiado de slogans. No han logrado construir un mensaje, incluso el de la paz es confuso y la mayoría de las veces ambiguo, como lo calificó La Silla a propósito de la publicación de los acuerdos hasta ahora alcanzados en el proceso que se sigue en La Habana con las Farc.
Vaticino que la situación va a cambiar, no tanto porque desde la Presidencia lo logren, sino especialmente porque las aspiraciones políticas de varios de los miembros del equipo de gobierno se convierten en un motor de comunicación, que en estas semanas ya ha mostrado sus resultados.
El Vicepresidente Germán Vargas desarrolla en forma juiciosa una intensa estrategia comunicativa para reforzar su imagen de “ejecutor”. Vargas está todos los días en una obra, con casco, rodeado de maquinaria, obreros, ingenieros y desde cada lugar anuncia avances o denuncia retrasos. La posible caducidad del contrato para la construcción del túnel de La Línea no la anuncia en su oficina en Bogotá, sino en la boca de uno de los túneles. Regaña a los alcaldes, convoca a los empresarios y etc.
Claro que desde que Vargas asumió la coordinación de los temas de infraestructura no ha cambiado mucho. No habría tiempo para que algo importante hubiera pasado, pero seguramente los colombianos tienen la percepción de que –ahora sí- hay un ambicioso programa de mejoría del sector y de que ese programa va a toda marcha.
Vargas no aparece con el Presidente. No es Santos el que da al servicio unos túneles en la vía Cali – Buenaventura, es Vargas “el ejecutor”.
La Ministra de Educación, Gina Parody, que ha demostrado una gran capacidad de comunicación durante su trayectoria en el sector público, sabe como nadie que no solo hay que hacer, sino sobre todo contarlo. Incluso a veces es mejor contar que hacer.
Gina, a diferencia de Vargas, se hace acompañar del Presidente siempre. Lo lleva a colegios públicos de distintas ciudades a que “dicte” clase de matemáticas. Es la receta –seguida al pie de la letra- de los happenings que recomiendan los estrategas de comunicación gringos. Santos aparece con la tiza en la mano, escribiendo en un tablero, sentado en un pupitre, hablando con los niños. Todos los medios lo registran, pero sobre todos los televidentes lo recuerdan. Entre Gina y María Fernanda Campo, no ha cambiado mucho, pero la gente debe tener la percepción de que ha cambiado mucho.
Gina se hizo fotografiar en el campus de la Universidad Nacional. Estaba “vestida casual”, cuidadosamente informal. Llegó al Consejo Directivo de la Universidad del Atlántico, personalmente, no a través de razones llevadas por los viceministros como lo hicieron las anteriores ministras y a través de su oficina de comunicaciones difundió el mensaje de que lo hacía para enfrentarse a los políticos que quieren quedarse con la Rectoría. Ya lo había hecho así en el SENA. Gina es “la antipolítica”, la que cierra los huecos por donde se mete el clientelismo y la corrupción. Una especie de heroína anti bandidos.
La Ministra empaquetó una oferta ya existente en el Icetex, anunciada por el propio Presidente Santos hace tres años, de otorgar becas crédito a los mejores estudiantes, condonables por buen rendimiento y acompañadas de un auxilio de manutención. En ese momento nadie lo oyó, tanto que cuando lo repitió ahora todo el mundo pensaba que era la primera vez que lo decía. Entrevistaron a Gina en todas las emisoras y la gente se quedó con la sensación de un “gran” programa, con todos los elementos para tocar la sensibilidad colectiva: jóvenes pobres, llenos de sueños, sin posibilidades materiales de convertirlos en realidad, llevados de la mano del Presidente a las Universidades de la elite social. Dentro de unas semanas habrá un acto masivo en el que el Presidente y la Ministra, frente a los beneficiarios hablarán de los sueños y habrá varios testimonios de los becarios que contarán su historia de vida y resaltaran la manera como esto se las cambiará para siempre.
Gina anunció un plan piloto de jornadas extendidas que se ha hecho en ciudades como Bogotá y Medellín. Se trata de formación extracirricular y clases extra horario con tutores del Sena, o de otras partes para mostrar “resultados rápidos”. Ya tenemos 50.000 estudiantes en jornada única dirá el Presidente en un discurso que pronunciará próximamente. “Estamos cumpliendo”.
Parody decidió competirle a Sergio Fajardo por la bandera de la educación. El Gobernador de Antioquia lo ha logrado en su territorio y Gina intenta posicionar en el país a la educación como un gran tema, políticamente relevante, es decir políticamente rentable. Si lo logra habrá hecho una revolución, no educativa, sino política. Sus programas no son nuevos sino mejor comunicados y para ello cuenta, además, con una larga red de periodistas amigos que ha creado y cultivado cuidadosamente a lo largo de casi quince años.
El segundo tiempo de Santos, además de esas locomotoras “comunicativas” tiene de diferencia que ahora tiene un vocero. El superministro Néstor Humberto Martínez ha asumido con creces ese papel. Atiende a los medios, habla de todo. Participa en los debates, “da línea”, es decir hace los que antes nadie hacía. Los Ministros que a veces podrían estar un poco perdidos sobre hacia donde ir porque la línea del Presidente no era clara, ahora prenden la radio y oyen a Martínez. Ahí está la línea oficial.
Hay otros funcionarios que tienen aspiraciones políticas y también son hábiles en la comunicación y sin darse cuenta, sin que se lo haya propuesto por esa vía, Santos habrá superado buena parte de su mayor debilidad del primer tiempo.