El lunes pasado el presidente electo designó, por intermedio del Ministro Silva, a la nueva cúpula militar. Como lo reconoció el Mindefensa saliente en sus comentarios a la prensa, el nombramiento de los nuevos comandantes militares previo al 7 de Agosto es un . Pero lo inusual no quita lo sensato, y ante los grandes retos que enfrenta la defensa, es deseable facilitar la trasición. Las FFMM y la Policía son, a fin de cuentas, las únicas entidades públicas que operan 24 horas al día, 7 días a la semana, a lo largo y ancho de todo el país. La única opción, como dirían los angloparlantes, es “aterrizar corriendo”.

La cúpula saliente deja un legado importante. El , cuyo rigor intelectual y amplios méritos operacionales lo precedían años antes de su llegada al Comando General, jugó un rol determinante no sólo en los éxitos de la Política de Consolidación, sino en la modernización doctrinaria de las FFMM. El introdujo un nuevo ímpetu a las operaciones navales, al tiempo que respaldó los esfuerzos de la Infantería de Marina en zonas clave como los Montes de María. El General Ballesteros presidió una etapa de importantes modernizaciones en la FAC, durante la cual se cosecharon importantes éxitos con la puesta en operación de los SuperTucanos y se fortalecieron notablemente las capacidades convencionales de la Fuerza. A todos estos oficiales, algunos no muy conocidos por la opinión pública, se les debe una cuota de agradecimiento.

Los futuros comandantes, por su parte, conforman un equipo igualmente capaz, del cual se tienen amplias expectativas. El es el primer oficial naval en liderar las FFMM desde el mediados de los 90’s, cuando el Almirante Delgado estuvo al frente del Comando General por 9 meses. Lo acompañan el Mayor General Gustavo Matamoros, hasta hace poco Agregado Militar en China, como Jefe del Estado Mayor Conjunto, el Mayor , Jefe de Operaciones del Comando General, el , proveniente de la Jefatura de Operaciones Navales, y el , hasta ahora Segundo Comandante y Jefe del Estado Mayor Aéreo. Un grupo de oficiales maduros, que promedian 35 años de servicio y un buen balance entre los méritos académicos y los resultados operacionales.

Más allá de los méritos individuales de cada uno, sin embargo, la nueva cúpula militar indica el deseo del Presidente electo de dar un nuevo aire la “conjuntez”. De esta forma, tras las hojas de vida de los futuros comandantes se encuentran varios cargos de responsabilidad en estructuras de operaciones conjuntas. El Almirante Cely fue Jefe de Estado Mayor de la Fuerza de Tarea “Omega”, el Mayor General Matamoros fue Comandante del Comando Conjunto del Caribe, el Mayor General Navas comandó “Omega” antes de ser Jefe de Operaciones del Comando General, el Vicealmirante Echandía fue Jefe de Inteligencia Conjunta y el Mayor General González fue Jefe de Estado Mayor del Comando Conjunto del Caribe. En resumen, una cúpula totalmente compuesta por oficiales con amplia experiencia en estructuras que operan sobre la base de la conjugación de recursos y esfuerzos terrestres, navales y aéreos.

Ello resulta importante por varias razones, entre las cuales destaco dos. Primero, porque si bien las operaciones conjuntas son una realidad desde hace varios años, los altos oficiales con experiencia directa en ellas eran más la excepción que la regla. Los nombramientos de esta semana confirman no sólo que los “Oficiales Conjuntos” son una especie en crecimiento, sino que pueden llegar hasta las más altas esferas de la jerarquía castrense. Y ello nos lleva a la segunda razón: la “conjuntez”, como cualquier otro proceso de cambio organizacional, ha sido objeto de dudas y ataques desde sus primeros intentos en las FFMM. Por lo tanto, al tiempo que se formaliza la teoría de las operaciones y los comandos conjuntos a través de nueva doctrina (como se ha hecho en años recientes), es necesario promover a posiciones claves a aquellos oficiales dispuestos a defender el nuevo paradigma. A las nuevas ideas, sin importar cuán buenas sean, les va mucho mejor cuando tienen amigos. Ojalá muchos amigos.