Déjese de versos, amiguito: con eso no se saca nada.
Ezra Pound (citado por Jaime Jaramillo Escobar en su gran gran libro “Método fácil y rápido para ser poeta”)

Déjese de versos, amiguito: con eso no se saca nada.
Ezra Pound (citado por Jaime Jaramillo Escobar en su gran gran libro “Método fácil y rápido para ser poeta”)

Álvaro Uribe puso de moda la retórica de la acción. Apabulló con datos a los oyentes de sus discursos y los dejó lelos con porcentajes: 1,345,989 familias beneficiadas, 789,987 hectáreas productivas, 89,987% de los hogares atendidos, miles de kilómetros pavimentados, millones de pesos ejecutados y centenares de facinerosos dados de baja. Los discursos de Uribe parecían más una matriz de Excel que un ejercicio de retórica.

Pero no siempre. Uribe, fiel a la tradición campesina de memorizar coplas y poemas, de vez en cuando cambiaba la lectura de la matriz por la declamación de unos versos. Decía el Presidente “cuando yo estaba joven me tomaba dos aguardientes o dos rones y en lugar de hablar de política, hablaba de versos, y recitaba algunos de estos versos. Siempre los he recitado, por ahí, a raticos en la vida, y un consejo muy importante: con dos aguardientes o dos rones es la cabeza, es mucho mejor apelar a los versos, que revivir los debates y los litigios de la política.” Y añadiría que es más entretenido oírlo declamando fragmentos de Ligia Angulo, la poetisa de Anorí, que cifras del presupuesto nacional.

De todos los poemas que declamó, el que más le gustaba (o al menos repetía), es una oda romántica al pueblo antioqueño escrita por Jorge Robledo que se llama “Siquiera se murieron los abuelos”. Si alguien quiere entender al Presidente que se va, más le vale empezar por leerse ese poema.

Hubo una Antioquia sin genuflexiones,
Sin fondos, ni declives,
Una raza con alma de bandera
Y grito de clarines,
Un pueblo que miraba a las estrellas
Buscando sus raíces,
Siquiera se murieron los abuelos,
Sin ver como afemina la molicie.

Se va un Presidente rural que se sentía cómodo tomando aguapanela en un una vereda e incomodo tomando whisky en el Gun. Se va un declamador cursi de poesía regional; se va el patriarca del hacha y el machete, el señor de otra época. Se va el Presidente sacado de un cuadro costumbrista con sus mulas y montañas. Se va un berraco. Gracias Presidente.