Ilustración: Los Naked

El Partido Liberal no participa oficialmente, ni con candidato propio en las consultas interpartidistas que se llevarán a cabo el 13 de marzo, pero paradójicamente ese día decide su destino inmediato, su orientación ideológica y sus próximos aliados.

También es paradójico que sin haber escogido su candidato presidencial se haya convertido en el protagonista de esta fase de la campaña. Los comunicadores de la campaña de Petro tratan de recrear las imágenes, del siglo pasado, de plazas llenas de banderas rojas y el senador Velasco simula ser un caudillo liberal, mientras en la Coalición de la Esperanza llevan prácticamente toda la campaña discutiendo si conviene o no tener como aliado al Partido Liberal.

Esa coalición es de hecho una disidencia liberal conformada, entre otros, por los tres precandidatos de ese Partido a la elección presidencial de hace cuatro años, proceso que finalmente se decantó con la candidatura oficial de Humberto De la Calle y la salida del Partido de los otros dos (Galán y Cristo), inconformes con el proceso y el resultado.

Al Partido Liberal se le acusa, con razón, de que muchos de sus miembros han incurrido en prácticas clientelistas o han cometido actos de corrupción y un largo etc que se resume en la expresión “representa la política tradicional” con todo lo que eso significa.

Al Partido Liberal también se le acusa de “haber abandonado” su ideario, que significa que pudo haber virado a la derecha, porque se asume que ese “ideario”, que es el que quiere evocar Petro, es de izquierda. De hecho está afiliado a la Internacional Socialista, y uno de sus dirigentes, Carlos Lleras, lo definió como una coalición de matices de izquierda, tal vez con algunas señas justamente a la Coalición de la Esperanza.

Petro quiere reivindicar lo segundo, el ideario, y los otros discuten si lo primero anula cualquier evocación de lo segundo.

El director del Partido dice que promoverá que, después del 13 de marzo, tome una decisión en relación con su candidato presidencial. Muchos reducen el análisis de esa postura a un interés mezquino de tratar de “irse con el que va a ganar”, y otras expresiones similares, para denotar que es una actitud oportunista mediada por el exclusivo interés de obtener cuotas burocráticas dirigidas a reproducir el esquema clientelar del que se le acusa.

Los actores políticos, todos, adoptan sus decisiones teniendo diversas consideraciones, una de ellas, muy importante, la viabilidad del triunfo claro, pero, en el caso de un Partido con una historia larga y con una asociación ideológica tan fuerte, ese punto también cuenta.

Mientras el Partido toma oficialmente una decisión, los actuales congresistas y los candidatos han ido tomando camino, unos se fueron tempranamente con Petro; tiene posibilidades de triunfo y representa ese matiz de izquierda, así que casa bien. Otros están apoyando, a pesar de los otros miembros de su coalición, a Alejandro Gaviria, con menores posibilidades hoy y con un “ideario” muy liberal en el sentido más clásico del término.

Hay también quienes son más de “centro derecha”, incluso con vínculos con iglesias cristianas, que no quisieran estar ni con uno, ni con otro.

En la decisión influye también el querer de los electores que cada uno dice representar. A los congresistas del suroccidente (Velasco, García Realpe) sus seguidores les piden estar con Petro, porque allí el senador tiene una cauda grande. Los de Santander tienen que ser cautos con Rodolfo Hernández, que es muy popular en Bucaramanga. Los del Caribe tienen alianzas antiguas con Char y además les queda difícil pedirles a sus electores que voten por Alejandro Gaviria, para poner un ejemplo.

Como la política es finalmente una correlación de fuerzas, de cómo queden las distintas tendencias el 13 de marzo dependerá el camino.

Si Alejandro Gaviria ganara la consulta frente a Fajardo, Galán, Robledo y Amaya, muy mayoritariamente el Partido Liberal lo apoyaría y acogería como su candidato, pero si el ganador de esa consulta es Fajardo no habrá opción de que tenga el apoyo oficial del Partido. El dirá que no lo acepta, pero en realidad no tendrá el dilema de si aceptarlo o no porque no lo tendría.

En ese caso el camino probablemente se despejaría para un apoyo a Gustavo Petro, dado que, a pesar de que habrá un grupo importante de congresistas de “centro derecha”, la posibilidad de repetir el apoyo a un candidato de derecha, después de haberlo hecho con Duque, está prácticamente descartada.

Es cierto que en términos de número de votos, la capacidad de endoso, la respuesta a esa pregunta de ¿cuántos votos le pone?, sea considerablemente menor que los que obtenga en la elección de Congreso. Pero para Petro el apoyo de un Partido que se llama liberal resulta definitivo dado que el principal temor de sus opositores es, precisamente, ese, que no sea liberal: que no respete las reglas del capitalismo y la propiedad privada, que no respete las reglas del Estado de derecho, la división de poderes y etc, e incluso que amenace algunas libertades como la libertad de prensa u otras.

En ninguno de los dos casos la decisión será fácil, la tensión en el próximo Congreso Nacional puede ser fuerte, aunque con Alejandro Gaviria seguramente más expedita. Con Petro habrá que convencer a sectores más de derecha y aunque muchos creen que eso se resuelve fácilmente con el ofrecimiento de dádivas y privilegios, el asunto no es tan simple como el análisis. También habrá que convencer a los más “clásicos” de que Petro acepta las reglas del Estado liberal de derecho.

Los Partidos “tradicionales” han sufrido un enorme desgaste en casi todo el mundo, excepto los países anglosajones. El Partido Liberal pasó de ser un partido ampliamente mayoritario durante el siglo XX a representar el 15 o 20 por ciento de los elegidos en el 2020. Con todo y eso los focos se dirigen por estos días hacia él.

Héctor Riveros Serrato es un abogado bogotano, experto en temas de derecho constitucional, egresado de la Universidad Externado de Colombia, donde ha sido profesor por varios años en diversos temas de derecho público. Es analista político, consultor en áreas de gobernabilidad y gestión pública...