Los partidos políticos están entrando y saliendo de las coaliciones, postulando y “despostulando” candidatos, avalando candidaturas sin el compromiso de apoyar a los candidatos, haciendo alianzas con los unos y con los otros o marginándose de la competencia electoral. Todo pone a prueba la eficacia de las normas que regulan su organización y funcionamiento y por esa vía al Consejo Electoral que tiene el deber de hacerlas cumplir.
El caso más visible, claro, es el del Partido Oxigeno Verde que entró y salió en pocas semanas de una coalición de partidos y movimientos significativos de ciudadanos que se formó para hacer escoger un candidato único a la Presidencia mediante el mecanismo de la consulta popular, y presentar una lista conjunta al Senado de la República.
La decisión la tomó su representante legal, la ahora también candidata presidencial Ingrid Betancur, sin que hubiera habido noticia de que se consultara, al menos, a los órganos de dirección del Partido que cualquiera supone que existen. Hay unos estatutos, adoptados por el mismo Partido, que dicen como se toman las decisiones y esos procesos no parecen haberse cumplido.
Pareciera ser un Partido unipersonal, pero no, no es. Según sus normas internas hay una Asamblea de afiliados que entre otras cosas selecciona los candidatos que postula. Es cierto que la sentencia de la Corte Constitucional que les dio nuevamente vida a estos partidos autorizó transitoria y extraordinariamente que las decisiones se tomaran más fácilmente, pero imagino que no hasta el punto de que puedan ser tomadas por una sola persona.
No se si en el Partido Oxigeno Verde hay un registro de afiliados vigente, pero si no, al menos son afiliados los candidatos cuyas candidaturas inscribió. El ex vicepresidente Humberto De la Calle, el ex concejal Juan Carlos Flórez, el soldado Juan Pinchao son miembros de ese Partido, candidatos al Senado y por las declaraciones del Doctor De la Calle no solo no fueron consultados, sino que, al menos él, no estuvo de acuerdo con la decisión.
Hay debates internos similares en el Nuevo Liberalismo, la ASI y otros partidos. En el Partido Liberal, su director ha dicho que se convocará una convención para decidir el candidato al que apoyará. Eso es lo que estatutariamente corresponde. Algunos han dicho que esa decisión la tomaría la bancada parlamentaria pero la verdad es que ese no es un órgano estatutario para estos efectos.
En la U tomaron la decisión de postular a Enrique Peñalosa como su candidato presidencial con la muy extraña tesis de que sus candidatos al Congreso pueden apoyar a otros candidatos. No, eso no es cierto, de acuerdo con la jurisprudencia del Consejo de Estado, si, por ejemplo, un candidato al senado de la U apoya a Alex Char, estaría en una causal de nulidad eventual de su elección, aun cuando aún estemos en la etapa de la Consulta. Lo mismo ocurre en la ASI con Sergio Fajardo.
Los miembros de un partido solo pueden “quedar en libertad” si ese partido no tiene candidatos, si los tiene no estarán obligados a apoyarlo, pero tienen prohibido apoyar a otro.
El riesgo que, en su caso, hizo público De la Calle y le pide al Consejo Electoral que aclare, es un poco más tarde porque por la decisión de Ingrid Betancur, no digo del Partido Oxigeno Verde, fue no participar en la consulta. Por tanto, solo habrá candidatura formal cuando se inscriban los candidatos presidenciales.
Esta campaña está dejando maltrechos a los partidos no solo porque, salvo el Centro Democrático y el Conservador, no encontraron candidatos para postular a la Presidencia, sino porque las reglas de creación y organización se han relajado, no necesariamente para bien.
Con distintas justificaciones, sin el cumplimiento de los requisitos legales previstos, se crearon recientemente varios partidos: Dignidad, que se escindió del Polo Democrático; Colombia Humana, por decisión de la Corte en reconocimiento a los votos de Gustavo Petro; el Nuevo Liberalismo y por ese camino Oxigeno Verde y Salvación Nacional. Cinco nuevos partidos con derecho a financiación estatal, espacios en medios de comunicación y a postular candidatos para cargos de elección popular, que además aún si no logran el umbral mantendrán al menos por un período más su personería jurídica
Los partidos minoritarios habían logrado además una reforma constitucional que les autorizó hacer coaliciones para presentar listas de candidatos al Congreso con lo que en la práctica el requisito del umbral, con el que se pretende obligar a demostrar tener representación mínima, se derogó. Por ejemplo a la Coalición de la Esperanza con un solo umbral le alcanza para sostener cinco personerías jurídicas distintas.
La Corte Constitucional además adoptó unas reglas transitorias que en el caso de el Nuevo Liberalismo generaron divisiones y renuncias porque fue en el único Partido en el que sus órganos de dirección reconocidos no son los mismos que estaban inscritos en el Consejo Electoral al momento de perder la personería ahora reestablecida.
En todos los demás casos, incluido el de la Unión Patriótica, el Consejo reconoció como directivos a quienes estaban en esos órganos a tal punto que el representante legal suplente del Partido Oxigeno Verde es el ex esposo de Ingrid, Juan Carlos Lecompte.
El rifirrafe político pone a prueba el control al cumplimiento de las normas que tiene el Consejo Electoral y en la vía judicial el Consejo de Estado. Los estatutos de los partidos son para cumplirlos, en todos ellos dice como se seleccionan los candidatos que postulan y esas reglas son las que garantizan que sean organizaciones, o maquinarias si se quiere, organizadas y democráticas al interior y no famiempresas o, peor aún, sociedades unipersonales.