Su decisión tendrá una repercusión tan grande en Colombia en lo que resta del gobierno de Iván Duque que será casi como si eligiéramos Presidente en Colombia.

Los estadounidenses decidirán finalmente si reeligen o no a Donald Trump en la Casa Blanca. La votación tendrá una repercusión tan grande en Colombia en lo que resta del gobierno de Iván Duque que será casi como si eligiéramos Presidente en Colombia.

Si gana Trump, Duque tendrá mejores posibilidades de desarrollar la agenda de su partido que hasta ahora no ha podido concretar por falta de fuerza política y, si pierde, en cambio, tendrá que dejársela a Uribe y su grupo para que la agiten como bandera electoral para el 2022.

La primera y más obvia consecuencia es que endurecerá su discurso en contra del acuerdo que permitió la desmovilización de la guerrilla de las Farc. Buscará nuevamente modificar la JEP y repetirá lo que sus copartidarios le han hecho decir a Trump varias veces: que el acuerdo fue una claudicación ante el terrorismo y el narcotráfico.

Las afirmaciones del Presidente de los Estados Unidos en relación con el acuerdo han sido del mayor calibre imaginable. Ni siquiera Uribe ha usado acusaciones tan fuertes en relación con el acuerdo de La Habana y eso no se quedará simplemente como frases sueltas usadas por un candidato en campaña que no sabía lo que decía, como en efecto no sabía lo que decía. Quienes se las soplaron al oído que son miembros del ala más radical de derecha del Partido Republicano querrán que eso se exprese en acciones del gobierno estadounidense para presionar el cambio del acuerdo y, claro, los miembros del Centro Democrático que no han conseguido hacerlo trizas se valdrán de eso para presionar los cambios que no han conseguido hasta ahora.

Quienes han defendido el acuerdo, especialmente los jóvenes tendrán motivos para protestar.

La segunda consecuencia será el endurecimiento del combate contra los cultivos ilícitos. Ese tema, que es el único con el que el Presidente Trump asocia a Colombia, será objeto de presiones desde los Estados Unidos, Duque buscará acelerar las fumigaciones a las que el poder judicial les ha puesto condiciones que el Gobierno no ha podido cumplir. El Ministro de Defensa se sentirá legitimado para amenazar con la mayor represión a los cultivadores y el programa de sustitución se marchitará rápidamente.

Los campesinos cultivadores del sur occidente del país, que se cuentan por decenas de miles, tendrán motivos para protestar.

La tercera consecuencia será el intento de acelerar los proyectos de fracking para la explotación de hidrocarburos. Aunque Duque había prometido en campaña que no lo haría no ha resistido la presión y su gobierno avanza, por debajo de cuerda, pero la elección de Trump, que expresamente dijo que promovería el uso de combustibles fósiles le dará motivos al gobierno para acelerar.

Los ambientalistas, que son especialmente jóvenes tendrán motivos para protestar.

En ese tema la incidencia sí que será grande: el acuerdo de Escazú que ya está prácticamente hundido en el Congreso, con la anuencia del Gobierno que no ha resistido la presión de no apoyarlo después de que lo suscribió y ofreció hacerlo apoyar, recibirá un entierro de tercera. Se intentará evadir las consultas a los grupos étnicos y en asuntos ambientales un largo etc.

El triunfo de Trump también envalentona a quienes llevan pidiéndole al gobierno cambios en materia laboral y pensional sin éxito por falta de apoyo político. Duque, que no quiere hacerlo, no ha podido resistir a la presión pero tampoco ha conseguido la mayoría para promoverlo.

Los trabajadores tendrán motivos para protestar.

El discurso contra la dictadura de Maduro se elevará y el relato de una conspiración internacional para instaurar el comunismo en toda América Latina será más común con un eventual triunfo de Trump, con lo que la manera de enfrentar la protesta será más dura y probablemente los grupos ilegales que asesinan líderes sociales y ex combatientes de las Farc se sientan más legitimados para hacerlo.

Los defensores de derechos humanos tendrán motivos para protestar.

Las causas de la equidad de género, así como las contra el racismo, serán objeto de burla desde el gobierno más poderoso del mundo y eso tendrá efectos en Colombia.

Los y las feministas tendrán motivos para protestar.

Si Donald Trump gana la elección del próximo martes, el Gobierno colombiano intentará acelerar su agenda de derecha. Provocará, entonces, mayor tensión social y las manifestaciones de protesta serán más grandes y permanentes en el año largo que le queda para gobernar.

Si, en cambio, como lo predicen las encuestas, gana Joe Biden, el Presidente colombiano quedará entre la espada y la pared: la espada de su partido exigiéndole tender una agenda más de derecha que creen que es la necesaria para ganar la elección en el 2022 y la pared de un gobierno demócrata, presionado por el ala progresista de su partido, liderado por la vicepresidenta Kamala Harris, que buscará probar que el acuerdo con las Farc no fue una claudicación, que promoverá una agenda ambientalista que comienza por la adhesión de Estados Unidos al acuerdo de París y la exigencia a sus aliados de promover métodos de producción más limpios y que pondrá siempre como condición para cualquier forma de cooperación el respeto por los derechos de los trabajadores y la protección efectiva de la vida de líderes sociales y opositores.

Los jóvenes, los ambientalistas, los trabajadores, los y las feministas, los defensores de derechos humanos estarán empoderados para protestar contra las políticas oficiales.

Si gana el uno o gana el otro, en el año largo que le queda a Duque de gobierno, tendremos movilización social creciente, pero el discurso oficial será a la ofensiva si gana Trump y a la defensiva si gana Biden.

Si la elección del martes fuera en Colombia no sería tan decisiva para los colombianos como la que se hará en los Estados Unidos.

Héctor Riveros Serrato es un abogado bogotano, experto en temas de derecho constitucional, egresado de la Universidad Externado de Colombia, donde ha sido profesor por varios años en diversos temas de derecho público. Es analista político, consultor en áreas de gobernabilidad y gestión pública...