Columnista invitado: Alejandro Peláez, experto en justicia, seguridad y gobierno.
Hace muchos años pasé dos días encerrado en un salón de la Universidad Pedagógica contestando las preguntas del Icfes. Cuadernillos verdes un día y cuadernillos rojos el otro. Desde ese día a hoy, millones de bachilleres han tomado el examen. Las preguntas, metodologías y formas de evaluarlo han variado mucho, hasta el nombre lo cambiaron. Ahora se llama Saber 11.
De 2014 a 2022 lo han tomado más de cinco millones de estudiantes. Los registros están en unas bases de datos divinas. Hace unos días estuve escudriñándolas y encontré cuatro historias —entre miles— que quiero compartir.
1. Brechas entre ricos y pobres

Esta gráfica muestra cómo se distribuyen los puntajes por cada estrato. A medida que sube el estrato, los puntajes son mejores. Tener acceso a computador, internet, libros y que los papás tengan buenos trabajos tiene una relación una relación estrecha con el puntaje.
2. La sierra y la costa

Los bachilleres de las cordilleras sacan mejores puntajes que sus pares de las costas. En rojo está la mediana del puntaje obtenido en los municipios con peor desempeño y en verde los que tienen mejores resultados. La geografía importa.

3. Venezolanos que toman la prueba

Aunque todavía son pocos, el número de bachilleres venezolanos que toma la prueba Saber 11 crece cada año. Los resultados que obtienen no son muy distintos a los de sus pares colombianos.
4. En Bogotá, entre más al norte, mejor

En Bogotá hay más de 2.000 colegios distribuidos por toda la ciudad. Hay colegios oficiales y privados; colegios suizos, británicos y criollos; colegios experimentales y tradicionales. A pesar de esta diversidad, los mejores resultados en matemáticas se concentran en los colegios del norte (verdes) y los de peores resultados (rojos) rodean la periferia del sur y occidente.

Alejandro Peláez
Abogado de la Universidad de los Andes y Magíster en Derecho, Economía y Políticas Públicas del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset adscrito a la Universidad Complutense de Madrid y Magíster en Estudios Políticos de la Pontificia Universidad Javeriana. Trabaja en temas de justicia, seguridad y gobierno.