Hace unos días la agenda mediática giró en torno a la propuesta del presidente Uribe de convertir a los estudiantes de Medellín en informantes de las autoridades a cambio de 100 mil pesos por “sapeada”. Los uribistas aplaudieron, los opositores pusieron el grito en el cielo, los imparciales tomaron partido, los días se fueron.

Hace unos días la agenda mediática giró en torno a la propuesta del presidente Uribe de convertir a los estudiantes de Medellín en informantes de las autoridades a cambio de 100 mil pesos por “sapeada”. Los uribistas aplaudieron, los opositores pusieron el grito en el cielo, los imparciales tomaron partido, los días se fueron.

Hace unos días la agenda mediática giró en torno a la propuesta del presidente Uribe de convertir a los taxistas de Cali en informantes de las autoridades a cambio de un dinero cuyo monto variaba de acuerdo con la “sapeada”. Los uribistas aplaudieron, los opositores pusieron el grito en el cielo, los imparciales tomaron partido, los días se fueron.

Hace unos días la agenda mediática giró en torno a la propuesta del gobierno de poner un salario mínimo por regiones. Según Esteban Piedrahíta, director de Planeación Nacional, en departamentos como el Chocó el salario “mínimo es relativamente alto”. Desde su sabiduría concluyó que si éste se “baja” se “incrementa” el empleo formal. Los uribistas aplaudieron, los opositores pusieron el grito en el cielo, los imparciales tomaron partido, los días se fueron.

Hace unos días, la agenda mediática giró en torno a la propuesta del gobierno de cambiar el sistema presidencial por uno parlamentario. En palabras de Fabio Valencia, ministro del Interior y de Justicia, uno de los aspectos positivos es que en “el sistema parlamentario se reelige al Primer Ministro cada vez que se tienen las mayorías”. Los uribistas aplaudieron, los opositores pusieron el grito en el cielo, los imparciales tomaron partido y los días se fueron.