
En Chile, en el campamento Esperanza, en los aledaños de la mina San José, situada en la región de Atacama, a unos 830 kilómetros de Santiago, hubo por estos días una ligera sensación de desconcierto. Mientras que a 700 metros bajo tierra sobreviven los 33 mineros atrapados por un derrumbe y cumplen más de 40 días de encierro en una dramática situación que tiene en vilo al mundo periodístico, el equipo de excavación y rescate informó del hallazgo de un zócalo cerrado a 150 metros que no aparece en planos y donde habitan otros 3 mineros. Se ha podido observar que se trata de tres personas mayores de edad que guardan hábitos marcados de comportamiento, entre sus actividades se cuenta deambular metódicamente de un lado al otro de la amplía bóveda a la misma hora todos los días; en la noche, antes de apagar la luz —usan una rústica lámpara eléctrica—, se turnan para leer libros en voz alta, destaca la lectura de EL Capital y una selección de poemas de Nicanor Parra; no sobra decir que día y noche son conceptos simulados regidos por las manecillas de una reloj amarillento que cuelga de una pared (está once horas atrasado). Se pudo ver que los 3 mineros toman el agua de un grifo cercano y reciben su alimentación y complementos por un estrecho tubo que sale a la superficie. Se estableció un perímetro de vigilancia alrededor de la boquilla exterior del conducto y se contactó a una anciana llamada Hortencia que cumple con la tarea de enviarles alimentos y recursos desde el 11 de septiembre de 1973, día en que los trabajadores quedaron atrapados. La mujer cuenta que a pesar de haber informado de esta situación a las autoridades de la época, la turbulencia política de ese entonces hizo que el asunto a duras penas fuera atendido y pronto, tal vez por la filiación de los mineros, todo pasó al olvido. Un rescatista mencionó que al escuchar las conversaciones entre los 3 mineros atrapados se concluye que ellos asumen que el partido de un presidente derrocado hace más de 37 años todavía gobierna Chile e imaginan una Latinoamérica donde las condiciones de los trabajadores, en especial las del pueblo minero, han mejorado sustancialmente; de vez en cuando se los escucha cantar canciones propias de la causa obrera de los años sesenta y setenta. Por un acuerdo mundial se ha decidido dejar a los 3 mineros bajo tierra y no interferir o alterar sus condiciones de vida, científicos de la NASA aseguran que el choque cultural con el exterior sería muy peligroso. Por lo pronto, las tareas de rescate del otro grupo de mineros continúan, se espera que puedan pasar navidad con sus familias.