El Ministro de Interior German Vargas Lleras ha sido enfático al afirmar que el , que se tramita con gran premura en el congreso, no se parece a la polémica Ley Lleras que intentó tramitar el gobierno en el pasado. Esa iniciativa fallida resultó tan memorable que incluso ya tiene una en Wikipedia: “El Proyecto de ley 241 de 2011 ‘Por la cual se regula la responsabilidad por las infracciones al derecho de autor y los derechos conexos en internet’ en Colombia, más conocido por el apodo de Ley Lleras es un proyecto de ley que busca regular la responsabilidad de los proveedores de servicios de Internet frente a las infracciones de derechos de autor de los usuarios.”

El del trámite se atribuyó a varios grupos de opinión que dejaron oír su voz de protesta en prensa, redes sociales y en el congreso, pero también se debe, en mayor o menor parte, a que los mismos ponentes, el Ministro de Interior y el representante Roy Barreras, este par de padres de la Patria, dejaron huérfana la propuesta una vez vieron que su nombre y futuro político iba a estar siempre asociado a una medida tan impopular. La Ley Lleras o la Ley Barreras, de ser aprobada, los iba a perseguir por siempre y para siempre, y por ello prefirieron abortarla.

Tal vez por eso el nuevo proyecto de ley se ha tramitado de forma discreta, casi en secreto, sin consultas previas, ni protagonismos. Los ministros de Interior, Lleras, el de Comercio, Sergio Díaz Granados, y el de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Diego Molano Vega, han salido muy comedidamente a los ánimos. Afirman los ministros que el acelerado proceso de aprobación al que se ha sometido el proyecto de Ley se debe a acuerdos previos del Tratado de Libre Comercio y al interés (léase urgencia) del presidente Juan Manuel Santos de entregarle el proyecto, firmado y aprobado en el congreso, al de Estados Unidos, en la próxima Cumbre de las Américas que se celebrará en Cartagena.

A pesar del bajo perfil que se le ha dado al trámite ya hay algunas señales de alerta. Basta con entrar al portal para encontrar un análisis de la ley con los puntos importantes que deberían ser sometidos a discusión en aras de darle al proyecto un trámite consensuado, propio de cualquier iniciativa legislativa que afecta el bien común. Requiere una atenta vigilancia ciudadana la vía expedita del “pupitrazo” que este martes (mañana) en el Congreso podría dar por aprobado todo el paquete de normas (con su respectiva fauna de micos).

Por lo pronto, sirve el humor, remedio infalible, y queda por apodar al Proyecto de Ley 201 de 2012 como Ley Lleritas, sin por ello subestimar la iniciativa. Este tipo de astucias muestran que el Gobierno y el poder legislativo algo aprendieron del chasco de la Ley Lleras y ya encontraron la manera de cambiar las reglas de juego para atender al lobby privado y cumplir con la agenda impuesta por Estados Unidos. Todo sin afectar el capital reputacional de los políticos que se prestan para estos tejemanejes.

Uno quisiera que estas leyes de derechos de autor, copiadas y pegadas de legislaciones extranjeras, de experimentos que no han funcionado en otros países, fueran sí sometidas a “todos los derechos de copia reservados” y que sus autores originales demandaran a los leguleyos criollos por plagio. Al parecer en este caso la copia sí se vale y todos estos piratas de la norma están dispuestos a crear un código abierto en aras de parir un Leviatán jurídico que herede hasta los defectos de sus progenitores: la politiquería y el lucro.

Por último, va una imagen asociable a la Ley Lleritas, un pequeño monumento iconográfico que recuerda que hay que tomarse en serio los problemas desde que son pequeños, impúberes y tiernamente vociferantes, de lo contrario estos tienden a crecer, a empeorar y a alcanzar un poder inusitado. Si ese enano se crece no lo para nadie.

En este enlace se puede firmar una carta dirigida al congreso colombiano para que haga un mejor estudio del proyecto de ley propuesto:

Bogotá, 1971. Profesor, Universidad de los Andes. A veces dibuja, a veces escribe.luospina@uniandes.edu.co