Limosna verde
La inversión en sostenibilidad ambiental asignada por la gran mayoría de empresas manufactureras se compara con las limosnas que reciben los malabaristas en los semáforos. ¿Qué tan lejos está el día que los directivos reconocen el verdadero valor de los servicios eco-sistémicos como proveedores estratégicos de sus procesos productivos?
Por Bart van Hoof
Limosna verde
La inversión en sostenibilidad ambiental asignada por la gran mayoría de empresas manufactureras se compara con las limosnas que reciben los malabaristas en los semáforos. ¿Qué tan lejos está el día que los directivos reconocen el verdadero valor de los servicios eco-sistémicos como proveedores estratégicos de sus procesos productivos?
Por Bart van Hoof
Para que una empresa sea competitiva es fundamental contar con proveedores confiables, que entreguen productos y servicios de calidad, que den un buen precio, y que sean cumplidos. Cuando las empresas son inteligentes impulsan programas de proveedores para alinear sus procesos productivos a lo largo de la cadena. Eso es lo primero que enseña cualquier libro de abastecimiento.
Algunos sectores, como el farmacéutico, tienen estrictos programas de certificación para asegurar su selecto grupo de proveedores. Estos programas buscan disminuir el riesgo de la cadena “que es tan fuerte como su eslabón más débil”.
Los servicios eco-sistémicos forman parte importante de la cadena de proveedores de productos y servicios. Por ejemplo, los ecosistemas abastecen insumos como el agua, materia vegetal, madera; adicionalmente prestan servicios de regulación como la regulación de inundaciones y de plagas; o servicios de apoyo como se muestran en el ciclo de nutrientes, la formación de suelo y la auto-recuperación. Dependiendo de la actividad productiva la importancia de estos servicios o algunos de ellos es estratégico.
La NO PROVISION de estos servicios o un bajón en su calidad generan pérdidas significativas. Ejemplos se muestran en una planta cervecera que recientemente tuvo que parar su producción por contaminación de su principal fuente de agua. Las pérdidas causadas en mermas de producto y en gestionar la calamidad, la pérdida de ventas, extra costos de mantenimiento y limpieza, suman en su conjunto casi U$D 1 millón por día. Tan sólo seis de estos días de calamidad corresponden al presupuesto anual en sostenibilidad de la misma empresa. Sobran ejemplos similares de pérdidas por fallas en la provisión de servicios eco-sistémicos en el sector de agro.
A pesar de semejantes riesgos, las asignaciones presupuestales de los programas de sostenibilidad ambiental en la mayoría de las empresas se asemejan en valor relativo a la moneda que damos de limosna a los malabaristas en los semáforos. Por ejemplo, una empresa emblemática como El Cerrejón promete invertir en sus programas de sostenibilidad menos de 1% de sus gastos operacionales.
Otra empresa reconocida por sus estrategias de sostenibilidad como Bavaria, invierte aproximadamente el 1% de sus gastos operacionales en programas relacionados con la sostenibilidad. ¿Cuánto serán los presupuestos de empresas con menor proyección?
Para cambiar esta perspectiva, los gestores ambientales tienen el gran reto de mostrar el valor agregado de su gestión para el negocio de la empresa en vez de encerrarse en su “mundo verde”. Por otro lado, los directivos deben sensibilizar su sentido de negocio frente a la importancia de los proveedores estratégicos como son los servicios eco-sistémicos.