Es indudable que la seguridad ciudadana experimenta un considerable deterioro en Bogotá. Durante varios años disminuyeron varios de los delitos que agobiaban a la ciudadanía, homicidios, hurtos, atracos, lesiones con armas blancas, asaltos a residencias, robos de vehículos y de motos, etc. Hoy muchos de estos delitos están otra vez al alza. ¿Cuáles son las causas? Les sugiero que examinemos algunos hechos para tratar de entender que está pasando y por que el gobierno polista no da pie con bola.
Para combatir la inseguridad urbana no solo se necesitan más policías,  cais, motos, más carros con lucecitas. En primer lugar es necesaria una estrategia de seguridad, que establezca que este es un servicio público esencial, cuyo ideal supremo es que los ciudadanos disfruten de sus vidas, del entorno social y cultural, ejerzan sus derechos y deberes, disfruten de su patrimonio. El derecho a la ciudad es violentado cuando hay miedo en las calles por la acción de las organizaciones criminales y por una ineficaz acción policial.
Para que las acciones policiales sean eficaces, se requiere de un sistema muy preciso de recolección objetiva de la información y de evaluación técnica, no manipulable politiqueramente, que le informe a las autoridades y a la ciudadanía sobre cómo, cuando, donde, en qué circunstancias y quienes cometen que delitos. Un sistema de información de esas características permite planear, prevenir, adelantarse a las tendencias del mundo criminal y responder con los instrumentos que brinda la ley y con total apego a los derechos humanos.
En nuestra ciudad no existe hoy una estrategia contundente de prevención y lucha contra la criminalidad urbana. Sobra discurso bien intencionado y hace falta conocimiento técnico y una solida política pública de seguridad ciudadana.
Pareciera como si los políticos polistas se hubieran engolosinado tanto en sus críticas a la política nacional de seguridad, que hubieran olvidado prepararse bien para garantizar la seguridad ciudadana en donde gobiernan, Bogotá.
Los gobiernos del Polo desmantelaron el sistema de recolección de información sobre seguridad urbana que se estaba construyendo desde los años 90. Interesados en subir en las encuestas, no encontraron mejor sistema que barrer debajo de la alfombra los hechos incómodos en seguridad. Los resultados saltan a la vista.