Los mitos de las bandas criminales

No hay una verdadera estrategia para combatir a las bandas criminales. Eso es lo único claro que hemos sacado hasta ahora de las intervenciones que han hecho el Ministro de Defensa y el alto mando militar y de Policía. El diagnóstico sobre el problema es pobre, y las soluciones, sin imaginación. Mientras tanto, aquí van algunos mitos que se han cultivado sobre este delicado problema.

Los mitos de las bandas criminales

No hay una verdadera estrategia para combatir a las bandas criminales. Eso es lo único claro que hemos sacado hasta ahora de las intervenciones que han hecho el Ministro de Defensa y el alto mando militar y de Policía. El diagnóstico sobre el problema es pobre, y las soluciones, sin imaginación. Mientras tanto, aquí van algunos mitos que se han cultivado sobre este delicado problema.

1.Cuántos son. Mientras la Policía habla de 3.500 miembros, la CNRR habla de 6.500 y Nuevo Arco Iris de 7.000. Si es difícil saber cuántos son los guerrilleros que existen, a pesar de que la insurgencia tiene una estructura vertical y la inteligencia sobre cada frente es abundante, es muy difícil establecer cuántos miembros de bandas hay, pues estos funcionan en red, son estructuras flexibles e inestables que se basan más en la corrupción y el chantaje que el crecimiento de la propia estructura. Por eso la semana pasada el General Naranjo aceptó que los números no dan. En 2006 la Policía dijo que había 4.000 miembros en estas bandas, desde entonces ha habido más de 10.000 capturados y hoy calculan que sigue siendo el mismo número.

2.Son difíciles de combatir porque están muy bien armados. Las bandas funcionan más como oficinas o redes de ajustes de cuentas que como ejércitos. Sus hombres armados cuidan laboratorios y rutas, pero no tienen capacidad de combate. Eso explica en parte que los grupos elites que ha creado la policía hayan tenido tan pocos resultados.

3.Su negocio es el narcotráfico
. Si bien el comercio de drogas es su principal ingreso, las bandas tienen diversos negocios que van desde la extorsión a pequeña y gran escala (sólo en Medellín se calcula que este produce 240.000 millones al año), los juegos de azar, la prostitución y negocios legales como la minería.

4.Las capturas han sido un éxito. El año pasado se capturaron a más de 2.000 miembros de bandas criminales. La realidad es que muchos no duran ni 24 horas en la cárcel, no sólo por la fallas del sistema judicial sino porque son capturas sin pruebas. Ninguna de estas capturas, ni la de Don Mario, ni la muerte de Cuchillo, han garantizado que se acaben ni sufran las estructuras criminales. Es una estrategia que no conduce a ningún resultado de largo plazo. Son un nuevo “body count” para la foto.

5.Se les ha combatido duramente
. Ha habido capturas muy significativas, pero en muchas regiones la corrupción de las fuerzas militares y de Policía es el problema más grave. Dos Generales de la República fueron sacados del Ejército bajo medidas discrecionales por hacerse los de la vista gorda con “Cuchillo” en el Meta. ¿Dónde pararon estas investigaciones?

6.Es un problema creado por los desmovilizados de las AUC. Los desmovilizados han catalizado el proceso de las bandas, pero sin duda quien más aporta mano de obra para las bandas es el Estado colombiano. ¿Sabe usted cuál es el nivel de oportunidades que tiene un joven que vive en Mapiripán, Tarazá o Necoclí? Este es el producto de vivir en el país más desigual del continente después de Haití.

7.Se necesita más policía para combatirlas
. Colombia no tiene los instrumentos para enfrentar una economía paralela como la que hoy tiene el crimen organizado. Si no se golpea esa economía, está garantizada la reproducción del problema. Tal como lo dijo Salud Hernández en su columna, reaccionar mandando más Policía a cada región donde se produce un crimen es una manera de tranquilizar a la opinión pública, pero no una solución estratégica.

8.No hay nada que dialogar con ellas
. Depende. La paradoja moral es que aquí ni la justicia ni el gobierno negocia nada con los narcotraficantes, pero los manda en masa para los Estados Unidos donde ellos tienen un amplio margen de negociación judicial. Eso ha llevado a que la extradición, tan temida en el pasado, hoy sea la mejor opción para muchos narcotraficantes. Aquí vemos la foto de quienes extraditan, pero no vemos las fotos de los que están allá en la calle, mientras negocian, o los que en pocos meses están de regreso.