Uribe se ha negado a permitir la intermediación de Piedad Córdoba en la liberación del cabo Pablo Emilio Moncayo, porque, según él, el secuestro no debe servir para que otros hagan política.
El racionamiento de Uribe en esta ocasión consiste en que el mal que se produciría con la liberación es lo suficientemente grande como para evitar el bien, es decir, la liberación.
Uribe se ha negado a permitir la intermediación de Piedad Córdoba en la liberación del cabo Pablo Emilio Moncayo, porque, según él, el secuestro no debe servir para que otros hagan política.
El racionamiento de Uribe en esta ocasión consiste en que el mal que se produciría con la liberación es lo suficientemente grande como para evitar el bien, es decir, la liberación.
Sin embargo sorprende este uso discrecional de la lógica del mal menor. Sobre todo cuando otros “males menores” mil veces más graves que la pantalla política de los ilegales, no han llegado a cuestionar la legitimidad del “bien mayor”.
Ejemplo No. 1: los falsos positivos para el gobierno son un “mal menor” que ni siquiera llegan a cuestionar la relevancia de la seguridad democrática.
Ejemplo No. 2: Las recurrentes acciones ilegales del DAS son para el gobierno un “mal menor”, que no llega a manchar el ejercicio gubernamental del ejecutivo
Ejemplo No 3. Usar los votos de los investigados por la parapolítica en el congreso es un “mal menor” al lado del bien que reporta mantener la coalición uribista en el congreso.
Aun si fuera cierto que la liberación se utilizara para objetivos políticos, esto es verdaderamente un mal absolutamente menor e insignificante que no puede torpedear la liberación del hijo del profesor Moncayo y de todos los secuestrados restantes.
Por Silvia Otero Bahamón, Cinep – ODECOFI