Las crisis económicas son las mejores escuelas de economía. En medio siglo hemos tenido grandes aprendizajes de las crisis de 1984, 1998, 2008, 2015 y 2020. No podemos desaprovechar la de 2022, si no queremos incurrir luego en los mismos errores. Por eso expongo algunas lecciones que, a mi juicio, esta crisis nos deja hasta ahora.
1. No insultes a quien te da una transfusión de sangre
Hasta hace pocas semanas Colombia era de los pocos países emergentes que atraía capitales internacionales. Usando un símil médico, a septiembre recibíamos una “transfusión sanguínea” equivalente a 5 mil millones de dólares. Los mercados creían que Petro, Ocampo y la tradición de seriedad del país eran prenda de garantía.
El presidente se molestó con la Junta del Banco de la República porque subió las tasas de interés, a pesar de que era serio y oportuno hacerlo. El trino que proponía parar las subidas de tasas de interés y gravar la salida de capitales minó esa confianza de los extranjeros y dio la señal para iniciar una estampida. Se disparó la tasa de cambio a casi 5 mil pesos, cayó el precio de los papeles de deuda del gobierno (TES) y saltaron todos los indicadores de riesgo (EMBI, CDS, y tasas de interés). La gran ironía: esta devaluación fuerza al Emisor a aumentar aún más su tasa de interés para defender la moneda.
Lecciones: A) Los trinos no son un buen medio para anunciar políticas públicas. B) No se debe prender un fósforo en un cuarto lleno de explosivos. C) Con los mercados no se juega, pues arriesgan en Colombia cerca de 35 mil millones de dólares en títulos internacionales y 350 billones de pesos en títulos locales; es plata de gente que han confiado en Colombia y que no se debe defraudar.
2. Una petrolera se acaba mucho antes de extraer la última molécula
Algunas personas interpretan que los ocho años de reservas de petróleo y doce de gas quieren decir que las empresas se quedarían hasta el último día produciendo hidrocarburos. No es así. Las reservas de hidrocarburos dependen de niveles muy altos de inversión para “mantener la presión en el subsuelo”. Es decir, acercar continuamente el petróleo a las tuberías de extracción, para que siga fluyendo a la superficie. Sin esa inmensa inversión, habrá una producción declinante y mucho antes del fin no será rentable mantener el costo de miles de personas y el gasto en energía para un petróleo en merma. Solo empresas que mantienen vigentes todas sus actividades de exploración, desarrollo, transporte y venta de hidrocarburos justifican semejantes costos.
En suma, las empresas se van mucho antes de los doce u ocho años. Seguir explorando y explotando hace viable el andamiaje empresarial que posibilita esas reservas. Por eso es equivocado decir que no habrá nuevos contratos de exploración y exploración.
Lecciones: A) Se debe evitar entrar en temas técnicos que no se conoce a profundidad. La ciencia del subsuelo la conocen los geofísicos, geólogos e ingenieros de petróleo, a quienes se debe acudir. B) No se debe hacer cuentas alegres con la plata de otros. C) Las empresas están en un país con horizontes de tiempo de décadas. Si se les dice que estarán ocho años, en dos o tres migrarán a un sitio donde puedan realmente operar y prosperar.
3. No debilitemos nuestras fortalezas
Lecciones: A) Si se es fuerte en algo, no se debe abandonarlo para intentar otra cosa nueva. Exploremos la posibilidad de hacer ambas, diversificar fuentes de ingresos y encontrar sinergias. B) En un país con problemas de informalidad y desempleo, no debemos debilitar una de las fuentes clave de formalización y empleo.
4. No cojamos la lonchera a patadas
Todos tenemos necesidades que atender, familia que mantener, desigualdades que mitigar, parientes que auxiliar, desamparados que socorrer. No pongamos bravos a los que nos dan con qué adelantar esas labores: los empresarios, los padres de familia, los inversionistas extranjeros, los exportadores e importadores, los ahorradores de pensiones, los banqueros y comerciantes, entre otros. La economía lleva cientos de años analizando qué motiva a esos agentes económicos.
Lecciones: A) No desconfiemos de todo el mundo. No todo es ideología. B) Hay argumentos científicos, que les han costado a los técnicos muchos años, muchas matemáticas, ingeniería, estadística, economía, contabilidad y derecho aprender. Esa quemada de pestañas debe acarrear un respeto. C) Aprendamos de los errores de otros. Brexit, por ejemplo, fue una equivocación de los conservadores ingleses que en un principio les pareció acertada a los votantes británicos; hoy, cuatro primeros ministros más tarde, se demuestra que fue una opción equivocada.
La democracia no es un método infalible. El camino se construye con un buen balance entre democracia y políticas públicas diseñadas técnicamente con base en los aprendizajes del pasado y el consejo de los expertos. Las lecciones aprendidas en las crisis alimentan las ideas que desarrollaremos durante los siguientes años. No las desaprovechemos.